bilbao - La oferta de Mikel Rueda, Maribel Verdú y Germán Alcarazu es un viaje de 24 horas a través de la conversación que mantienen Ana y Erik. El doble más quince es una película que explora la adolescencia y la madurez, producida por Baleuko, es uno de los trabajos más apreciados por la actriz madrileña. En esta entrevista habla también de Ana, la serie que va grabar para Televisión Española y que supone su regreso a la pequeña pantalla. Está basada en la novela del mismo nombre de Roberto Santiago.

Dos rodajes de cine seguidos en Bilbao, va a tener que comprarse una casa aquí.

-Ja, ja, ja? Debería. Sobre todo para ahorrarles costos a los productores. Ya te he dicho muchas veces que me siento muy feliz viniendo a trabajar a Bilbao.

¿Solo a trabajar?

-No, por supuesto que no. Vengo muchas veces, pero no os enteráis. Tengo amigos en Bilbao y, de repente, decidimos venirnos aquí a pasar el fin de semana. Afortunadamente, no me toca prensa.

¿Afortunadamente? Siempre le hemos tratado muy bien.

-Vengo de anónima, no lo anuncio y, sí, me tratáis muy bien eso es cierto. Pero me gusta disfrutar de Bilbao a mi aire, no es malo, ¿verdad?

Hablemos de El doble más quince

-En todo el viaje que hacen Erik y Ana. Es una película de gente valiente. De gente que está muy perdida, de quien se siente transparente para quienes les rodea: esa gente que es invisible. De repente, se encuentran un chaval adolescente y una mujer madura. Se ponen a hablar de sus miedos, de sus incertidumbres, de las cosas que les ha pasado en la vida, los proyectos que tienen. Después de esas 24 horas, van a salir los dos fortalecidos para enfrentarse con el resto de sus vidas.

¿Quién tiene más miedo, el adolescente o la mujer madura?

-Creo que los dos tienen un miedo parecido y diferente. Él porque no sabe en qué consiste esto que se llama vida y yo porque lo sé demasiado bien.

Él no sabe lo que va a querer del futuro y usted porque cambiaría el pasado si pudiera. ¿No?

-Exacto. Es algo que creo que si nos miramos, nos ocurre a todos. Esta es una película mira hacia el interior. Que tienes que buscar lo que te remueve por dentro.

¿Qué le sedujo de este proyecto?

-Empezó con el corto Caminan, lo hicimos tres años antes del rodaje de esta película. Todo fue por Bárbara Goenega. Ella había hecho la primera película de Mikel (Rueda), es muy amiga mía, me llamó y me dijo: "Mira, Bel, hay un director muy amigo que tiene un corto y te lo quiere ofrecer. Pienso que merece la pena o no te metería en este lío". Le dije que le diera mi teléfono y que me mandara el guión. Lo leí, quedé con él para desayunar y ese desayuno se convirtió en el día entero, nos enamoramos directamente, yo por lo menos. Y pensé: "De cabeza con este chico". Cuando me dijo que quería hacer un largo, ni me lo pensé, dije que sí a todos.

Pero Germán Alcarazu, que en el corto tenía 17 años, iba subiendo de edad.

-Pues sí, y en la película tenía que tener los mismos años. Yo quería que el largo fuera con Germán y lo rejuvenecimos. Un corte de pelo, un régimen para que esté más delgado, sin barba? Lo aliñamos un poco y, como has podido ver, nos sirvió.

Su nombre lleva detrás un interminable listado de películas, series y obras de teatro. Está dentro de eso que algunos medios llaman "grandes actrices".

-¡Qué exageración! ¿De verdad piensas eso?

Lo que quiero decir es que sorprende que acepto películas que muchos otros catalogarían en un nivel inferior o menos ambiciosas en el mercado.

-Hago todo tipo de cine. Puedo estar en Superlópez o en Sin rodeos, pero también puedo hacer este tipo de cine pequeño. Este es un cine que me toca muy dentro, que me aporta. Lo bueno no es solo estar a las órdenes de director consagrados, también con directores jóvenes que han hecho su primera o segunda película. Es bueno poder hacer película más taquilleras y otras que lo son menos. Creo que soy una privilegiada al estar en estas dos franjas.

¿En qué franja está situado su trabajo ahora?

-En dos semanas, empiezo a rodar la serie Ana para Televisión Española. Está basada en la novela de Roberto Santiago. El personaje de Ana, la historia entera, es decir: "¡Hola, qué suerte!" Lo hemos hablado varias veces cuando me has dicho eso de: "Con todos los años que llevas?" Pues no, aún me quedan papeles por hacer. Con Gerardo Herrero en El asesino de los caprichos hago de policía, nunca había hecho ese personaje; Nunca había hecho de abogada, voy a serlo con Ana. Coño, ahora me ofrecen profesiones que van con mi edad.

¿No hubiera podido interpretar estas profesiones siendo joven?

-Con veintitantos no puedes hacer a una abogada criminalista o a una inspectora de policía. Con mi edad, vas teniendo personajes muy interesantes, te metes en otras pieles que son difíciles cuando eres joven.

Este proyecto, Ana

-...Después de muchísimos años. Lo último que hice fue Código fuego (2003) y han pasado muchos años. Me apetecía, pero no quería ir con cualquier oferta.

¿Dejó usted a la televisión o fue la televisión quien le dejó?

-Siempre he tenido más proyectos de tele que de cine. Siempre de tele, pero eran proyectos que no, no? Muy familiares, me atraían poco. Quería algo diferente, y como no me falta trabajo, yo he seguido haciendo mis cosas. De repente, ha llegado Ana. Es otra cosa, esto sí.

Es raro que ninguna plataforma se haya interesado por dar trabajo a Maribel Verdú.

-He hecho una pequeña colaboración en Netflix, No te puedes esconder. Conoces mi relación con México, es muy cercana. La gente de Telemundo me pidió que hiciera este personaje. Me iba a quedar unos meses sin hacer nada porque estrenaba Invencibles en Bilbao y quería dedicarme al teatro. Pero me llegó un papel que me molaba, el reparto me gustaba, estaba México por medio, y dije: "Venga, lo hago".

¿Por qué no le gustan las series familiares?

Me aburren.

¿Más salvajes?

-Muy salvajes, comprometidas, de esas historias que te incomodan , que te llevan a otros mundos. Estoy viendo la de Al Pacino, Hunter. Pero me encanta Breaking bad; por supuesto, The wire; Los soprano?.

Las plataformas han irrumpido con fuerza.

-Me parece estupendo, están dando mucho trabajo a mucha gente. Creo que el cine se está acabando?

¿No es un tanto apocalíptica?

-No, te aseguro que no. Es que la gente no va al cine. A la gente le cuesta mucho ir al cine, por lo menos que se vea cine en plataformas. Es que el cine está en casa. Perdemos las salas, pero al menos que se quede ese trabajo en las plataformas.

¿Va a ver películas a las salas?

-Cómo puedes dudarlo. Voy, mínimo dos días a la semana a la cuatro de la tarde. Y los domingos no perdono por la noche la última sesión.

Le queda por ir a la matinales.

-Y voy a ver matinales. Cuando estoy rodando por ahí fuera y tengo un día libre, no sabes qué bien me sabe la sesión de las once de la mañana.

Lo suyo es puro vicio.

-¿Verdad? Estoy encantada de tener este tipo de vicios.

Hemos hablado de cine y televisión, pero lo suyo es puro teatro.

-Es lo que más me gusta. Estoy viendo ya una función, será la siguiente que haga.

¿No puede adelantar nada?

-Ja, ja, ja? Claro que no. Sobre todo porque no está ni aliñada.