En cuestión de días, la emblemática banda norteamericana Nada Surf ofrecerá su primer concierto en Pamplona. Será, eso sí, la segunda visita a la capital navarra para Daniel Lorca, el bajista de la formación: "Corrí el encierro en el 84, o quizá en el 85... Hace siglos. Llegué al ruedo y todo, pero casi me

mato varias veces". Sanfermines y bromas a un lado, el músico charló con EL CAMALEÓN acerca de Never not together, el último trabajo publicado por la banda, que completan Matthew Caws (voz y guitarra), Ira Elliot (batería y voz) y Louie Lino (teclados).

-‘Never not together’ vio la luz el pasado mes de febrero, pero ya desde meses atrás, apuntabais a que este noveno trabajo se trata del disco más arriesgado del grupo, ¿qué riesgos ha asumido Nada Surf en esta producción?

-Para mí es un disco muy raro, hemos explorado avenidas que no habíamos transitado antes. Por ejemplo, está Something I Should Do, en la que Matt, tiene una letra crítica con la tecnología moderna y con tanta red social, y le dije a Matt, que le encanta el rap, se pone a rapear... y si nos llegas a decir hace veinte años que íbamos a hacer una canción que de alguna manera se pareciera a Popular, te hubiésemos dicho que ni de coña. También hay canciones más de treinta segundos, por si nos quieren poner en la radio, pero hay un tema canción que tiene como tres movimientos, que dura ocho minutos… Y de ahí que solamente haya nueve canciones, porque en el vinilo no cabían más… Yo creo que es... Mira, cuando la gente me pregunta por mi disco favorito, tengo tendencia a decir Lucky (2008), aunque me cuesta escoger... Pero que a lo mejor ahora, dentro de poco, va a ser este.

-¿Crees que este es un compacto que explora también el lado más powerpop de la banda?

-Quizá… Sí, hay algunas canciones que sí. También ha habido bastantes cambios, por ejemplo, una canción teníamos dos maneras de tocarla, una era mucho más cañera que la otra y al final nos quedamos con la versión más pop... aunque creo que algún día grabaremos la otra versión, porque ahora la echo de menos (risas). La pop está genial, pero hay veces que echo de menos esa caña, que parecía el galope de un caballo desbocado… Hay powerpop, pero creo que tiene un poco de todo, también con Something I Should Do me da la impresión de que estoy en Hamburgo, en los años 70, en un club muy oscuro donde pasan cosas muy raras (risas).

-Son muchos también los que dicen que suena fresco, pero que de alguna manera recuerda a los primeros Nada Surf y viaja a trabajos como ‘High/Low’ (1996).

-Claro, el truco ese, cuando hicimos The Proximity Effect (1998), el segundo disco, el sello quería que lo hiciésemos lo antes posible para seguir el empuje que ya teníamos en las radios y sobre todo querían que la cara A fueran cinco canciones igual que Popular, y la cara B, otras cinco. Querían lo mismo. Y se llevaron una gran decepción (risas). Pero creo que siempre volvemos, nos preguntan por la fórmula para reconocer que somos nosotros… pero es que no lo sé, quizá estoy demasiado metido dentro de la casa para ver cómo es por fuera. También es por cómo como trabajamos: sin forzarnos y de una manera muy natural. Cuando hacemos un disco nunca nos proponemos nada, no tenemos hoja de ruta y dejamos que el disco se componga en base a las canciones que nos salen y a seleccionar las mejores. Tenemos la suerte, además, de que no nos da pena cuando no podemos incluir uno o dos temas en el disco, como tenemos la casi certeza de que vamos a sacar otro trabajo... La historia demuestra que probablemente éste no será el ultimo disco, porque los ocho anteriores no lo fueron tampoco.

-¿Se trata de ponerse a prueba y retarse, más cuando son ya más de veinte años de trayectoria y trabajo?

-Claro, también tenemos mucha suerte en ese sentido. Cuando hicimos The Proximity Effect sonaba bastante distinto que el primero. No nos metimos en una jaula y decidimos hacer cierto estilo y con el tercer disco, que precisamente se llama Let Go (2002) porque nos soltamos, no teníamos sello ni management ni agente para organizar las giras… Estábamos en un vacío solamente nosotros e hicimos un disco que no era para nadie, era para nosotros y pensando en quizá alguna persona lo querría escuchar. Y eso te da libertad.

-Es habitual que la banda trabaje sus discos fuera de Nueva York y en esta ocasión viajasteis a Gales, a los estudios Rockfield Studios (Iggy Pop, Oasis...). ¿Qué sonidos buscabais con esa elección?

-Casi nunca hemos hecho un disco en Nueva York porque si estás en casa, tu vida cotidiana te estorba. Obviamente no es que no te apetezca hacer esos planes, pero te interrumpe el proceso de estar metido sólo en el disco. Y ahora la mayor restricción que tenemos es que Matt, que vive en Cambridge, tiene un crío de dos años así que nos acercamos nosotros a él para que no tuviese que estar tanto tiempo fuera de casa. Estuvimos allí en un local de ensayo durante ocho o nueve días, al mes siguiente durante una semana, una tercera vez al tiempo… Y uno de nuestros tour managers, que lleva bastante tiempo y es un ingeniero de sonido que te mueres, había hecho varios discos en ese estudio y es muy amigo de los dueños del estudio y del productor con Ian Laugton (Supergrass, Ash). No tenemos sello, así que normalmente podemos grabar en sitios que flipas porque nos hacen precio por amigos, o porque son seguidores del grupo y nos hacen un favor.

-Vayamos al título del álbum, ese ‘Never not together’ que alude al concepto de esas ‘matemáticas sagradas’ que dicen que nunca estamos no unidos -declaraciones de Justin Vernon, líder de Bon Iver, acerca de la relación entre los seres humanos-. Pero, ¿cómo ve Nada Surf al mundo hoy día?

-Somos grandes creedores de la ciencia, las matemáticas son una ciencia y no hay que creer en ellas, ya que son de por sí... Hace falta creer en dios, porque no existe ninguna evidencia de que exista y tiene que ser una cosa personal de creencia... Pero las matemáticas no son ninguna creencia, son sagradas. Entonces la realidad es que por mucho que haya momentos de crispación generalizada por todas partes, que estén volviendo los populismos y conceptos de derechas, racistas, homófobos... Nosotros intentamos tener un lado positivo y pensamos que si vamos a decir algo, mejor que sea positivo. Lo tenemos todos dentro y con unos pocos conceptos, como por ejemplo la empatía con el otro, ya será más difícil cabrearte o hacerle daño a otra persona.

-Quizá el mejor ejemplo de todo esto sea ‘So much love’, en el que cantáis al lado bonito del mundo.

-Sí y a un amor arrollador, que te puede llevar por delante... y a ver si es verdad. Porque yo ahora mismo estoy... Pasado mañana viajo a Estados Unidos -la entrevista se hizo en vísperas a la gira estadounidene de Nada Surf- y es tan surrealista la situación de este imbécil -Trump-... No hay manera de a ver cómo se reajusta esto, estamos viviendo en una realidad en la que parece que se ha descarrilado algo y veremos si conseguimos poner las cosas bien… ¡Pero es que es un tío que presume de no leer! Un tío que llama a Obama "maricón" porque dice que a él si le gusta leer. Es una cosa... que ya veremos, a ver si se escucha So much Love (risas).

-Han pasado veintiocho años desde que publicasteis ‘High/Love’, vuestro álbum debut. ¿Qué le diría Nada Surf a aquellos Nada Surf que en 1992 estaban dando sus primeros pasos en la industria de la música?

-Jolín, creo que no habría que decir nada, porque se puede joder la relación de espacio-tiempo (risas). No, lo digo porque creo que hemos tenido una suerte de la hostia y nos han salido las cosas bastante bien… A través de un millón de cosas distintas, pero las bases ya estaban establecidas en aquel momento. En la constitución de Nada Surf había una serie de conceptos que nos han ayudado muchísimo a tomar las decisiones que hemos tomado. Obviamente, algunas veces nos hemos equivocado pero creo que en general, hemos tenido mucha suerte. Por ejemplo, nunca vendimos nuestros derechos de autor y nos costó, porque había momentos no podíamos sacar disco, no podíamos ir de gira y no teníamos un duro... O el hecho de que yo soy español y Matt es medio inglés, ha vivido en Francia y habla francés como yo… Tenemos un enfoque

hacia el resto del mundo muy distinto al del grupo normal americano.

-¿Hacia qué?

-Los yankees son super insulares, incluso ahora quizá más, pero hace veinte años tampoco se planteaban dar en Europa el mismo número de conciertos que en Estados Unidos. Pero nosotros fuimos al grano y en el contrato pedíamos que si desde que si un disco salía en Estados Unidos y a los meses no lo sacaban internacionalmente, teníamos derecho a hacer negocio con otro sello y sacarlo. Y nos dijeron que ni de coña, que tenían los derechos para todo el mundo, nos daban dinero de avance... Pero nosotros queríamos nuestros derechos y poder sacar el disco, ¡yo quería que mi familia pudiese comprar el disco en mi país natal, cojones!

-Y años después, Nada Surf Setenta cuenta ya en decenas sus conciertos en la península...

-Eso también fue porque despedimos a nuestro agente, porque teníamos una agencia que era de las más grandes de España y claro estaban que llevan a Franz Ferdinand y un millón de pavos por bolo, llevaban a Nada Surf y pasaban totalmente de nosotros... Nos decían que Barcelona y Madrid, y ya está. Y yo como soy súper amigo de Fino, el bajista de Los Enemigos, le llamé y le pregunté: ¿oye, cuántos bolos haces en una gira española? ¿Crees que nosotros podríamos tocar igual? Y lo que hicimos fue despedir a la agencia, a los que les queríamos mucho y le dimos la oportunidad a nuestro amigo Carlos Hernández Ruiz, de Cosmic. Y ya entonces, con el siguiente disco hicimos 18 conciertos en España.