- "Lo importante es acabarla y acabarla bien". Así de claro lo tiene Igor Legarreta. Luego ya habrá tiempo de pensar en festivales y en la nueva normalidad que "también tendrá que alcanzar al sector".

Seguro que está ansioso ante la idea de poder, al fin, retomar el rodaje de 'Ilargi guztiak'.

-Tengo una mezcla de sentimientos. Por un lado es un poco raro porque es muy extraño que se interrumpa un rodaje, que estemos casi tres meses parados y que ahora haya que reanudar lo que habíamos dejado a medias. Hay que recuperarse del parón y ponerse al día y eso para mucha gente del equipo supone acordarse de qué estábamos haciendo. Esto, claro, sumado a todas las medidas de seguridad que hay que tenemos que respetar. Así que, como decía antes, la sensación es extraña.

Esta película tiene su complejidad, ya que, de entrada, es una historia de época. Recuperar la concentración y la energía de todos los participantes será, sin duda, uno de los mayores retos en estas circunstancias.

-Sí, pero creo que es algo que tendrá que conseguirse poco a poco. Un rodaje es una maquinaria que hay que ir engrasando, pero creo que en un par de días estaremos ya compenetrados y con el tono apropiado, que es el que teníamos cuando tuvimos que interrumpir el trabajo. Hoy (por el lunes) empezamos y habrá que tener paciencia e ir despacio, también teniendo en cuenta las nuevas medidas y el protocolo de seguridad que tiene que seguir todo el equipo. Así que la clave estará en tener paciencia, concentración y energía.

¿En qué punto dejaron el proyecto el pasado 13 de marzo?

-Habíamos rodado algo más de la mitad, en concreto cuatro semanas de siete. Nos quedan otras tres. Intentamos rodar de manera cronológica, aunque no siempre es posible, así que salvo algún momento puntual tenemos hecha la primera parte de la peli y ahora hay que embocar la segunda y el final.

¿Dónde van a grabar?

-Pues vamos a reanudar el rodaje en Zizurkil (Gipuzkoa), luego iremos a Navarra dos o tres días -a Leurtza y a la cascada de Xorroxin, entre otros espacios- y otros tantos en Bizkaia. En Navarra ya estuvimos rodando en Urbasa y cerca de Xorroxin.

La protagonista, Haizea Carneros, es joven y apenas tiene experiencia en el mundo audiovisual. ¿Cómo le ha sentado este parón y qué han hecho para mantenerla conectada a la película?

-Ay, la pobre lo tiene que haber pasado... Para mí uno de los mayores problemas del parón es que tenemos una protagonista de 12 años, que es una edad un tanto crítica. Cuando paramos no sabíamos cuándo íbamos a poder reanudar el rodaje, y eso me provocaba mucha incertidumbre porque cuanto más tarde era peor, ya que la niña podía ir cambiando. A esas edades se nota mucho. Y creo que hemos retomado justo a tiempo, tres meses no son tantos y por eso estoy contento. Durante este tiempo, además, ha habido un contacto permanente con ella. Laia Ricart es la coach de Haizea y se ha ocupado de que que no perdiera la conexión y de que no desconectara del personaje. Yo también la he llamado para animarla y ella ha estado muy tranquila y con muchas ganas de volver a rodar.

¿Cómo definiría la película?

-Podríamos decir que la película es un drama con elementos fantásticos que tratamos de forma naturalista. El alma de la película es el drama. Toda la historia se apoya en el viaje de la niña desde que la mujer que la rescata le ofrece superar sus heridas para no morir. Creo que drama fantástico sería la mejor definición.