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Mi querida Olivetti

Dickens y la marginación social

harles Dickens, nacido en Porsmouth en 1812, terminaría siendo un escritor imprescindible, un autor recordado, en todo momento y lugar, como impulsor de una nueva forma de sopesar la importancia y las consecuencias de la delincuencia generalizada en la sociedad inglesa en la que le tocó vivir y en la que le tocó morir el 9 de junio de 1870, hace ahora siglo y medio. Después de superar una infancia difícil (algo nada raro, al parecer, por aquel entonces), Dickens llegó a trabajar de reportero en el Parlamento estatal, donde comenzó a documentarse sobre dicha realidad y a escribir sus primeras obras, entre las cuales se encuentran algunas tan influyentes como Los papeles de Pickwick.

Esta novela de 1838, sería, además, la primera de una serie de narraciones que sacudirían las conciencias de las buenas gentes de aquellas tierras, novelas tan conocidas como Nicholas Nickleby (1839), David Copperfield (1850) o Tiempos difíciles, de 1854. Las limitaciones de su prosa a la que tantas veces han hecho referencia no pocos especialistas (culpa, quizá, de una industria editorial acostumbrada a la aparición en diferentes entregas de lo que luego serían libros tal y como se conocen desde hace no tanto tiempo) no empalidecen su valor: la capacidad de sugestión de unas historias protagonizadas por personajes terribles e inolvidables, más complejos en libros posteriores y en sus últimas obras.

¿Qué más puede esperarse, hoy en día, de Charles Dickens? Pues sí: su enorme actualidad. A finales del pasado año, Alianza Editorial ya aportó nuevos libros de Dickens a lomos de la colección 13/20, conjunto de textos de la que, entre otros, ya forman parte David Copperfiled, Oliver Twist, Grandes esperanzas, Cuentos de Navidad, Cuentos de miedo y Tiempos difíciles. Por su parte, la colección Penguin Clásicos ha reeditado este 2020 algunos de estos relatos inmortales y Alba Editorial acaba de presentar El pequeño Dombly (y otras adaptaciones de novelas para leer en público), libro de funciones como lector elaborado alrededor de 1958 que descubre un Dickens laborioso e infatigable.

Finalmente, Edward Morgan Forster es recordado este mes de junio, pues desapareció exactamente el día 7 de 1970, hace ahora medio siglo, en Coventry. Novelista y ensayista, cedió espacio suficiente al estudio de los enfrentamientos entre las distintas clases sociales en obras como Donde los ángeles no se aventuran (Where Angels Fear to Tread), 1905; Una habitación con vistas (A Room with a View), 1908; Pasaje a la India (A Passage to India), 1924; y Maurice, obra póstuma escrita entre 1913 y 1914 y publicada en 1971, una de las novelas más populares de quien también escribió cuentos como los reunidos en The Celestial Omnibus and other stories (El ómnibus celestial) en 1911.