- Deborah Feldman es la autora y protagonista de Unorthodox (libro en que se basa la serie de Netflix del mismo nombre) y en el que relata cómo se crió en la comunidad de judíos ultraortodoxos de Williamsburg, en Nueva York. "No solo escribí sino que hablé en televisión y me convertí en alguien como Hitler o Goebbels porque para ellos difundí propaganda antisemita", explicó la escritora en Madrid por la publicación en castellano de la novela. Feldman creció en una familia de la comunidad jasídica Satmar surgida tras la II Guerra Mundial en un barrio de Brooklyn, bajo un estricto control y férreos códigos de normas religiosas, donde la literatura está prohibida. Los Satmar hablan en yiddish, otra manera de no asimilarse y de distinguirse de los gentiles. La autora, que vive en Berlín con su hijo, comenzó desde adolescente a leer libros "prohibidos" para su comunidad como Orgullo y prejuicio. Ella era diferente y así se lo hacían notar constantemente porque era hija de padres divorciados, "artículos defectuosos", y fue criada por sus abuelos.

Tras un matrimonio concertado y con un bebé, planificó su huida de la comunidad, algo muy difícil, según la autora, que explicó cómo empezó a ir a la Universidad en secreto y cómo se asesoró para divorciarse y salir adelante, sin que le dieran ninguna esperanza de éxito. Hasta que supo que la única estrategia era que la gente hablara de su caso "durante meses o años" y empezó a escribir estas "memorias" antes de salir de la comunidad. "Lo escribí con mucha presión porque era la única puerta a la libertad", indicó Feldman, que no tuvo tiempo para reflexionar "ni para hacerme escritora". Y lo hizo en presente para darle la inmediatez de lo que sentía al intentar romper sus ataduras. Por eso lo que relata está "en estado crudo, no digerido, es real", lo que hace que Unorthodox no sean unas memorias al uso. Cuenta las costumbres y ritos de los jasídicos, una comunidad casi imposible de abandonar para las mujeres, a las que hacen ver que no son nada fuera y que se suicidarán. Explica cómo se siente cuando se entera de que alguna ha acabado suicidándose. "Me siento abrumada por un miedo irracional" porque su caso, que haya salido adelante, es una "amenaza" para la comunidad ultraortodoxa.

El mayor reto al principio fue sobrevivir, mantenerse ella y su hijo, de forma que se sintió muchas veces "al borde del precipicio" y tuvo que vender sus óvulos. Y luego fue la falta de identidad por no formar parte de una comunidad: "En ese período, a veces tienes la sensación de que la muerte es lo único que tiene sentido". Pero tenía que luchar por su hijo. Para los hombres es más fácil, se van por crisis de fe, por un proceso intelectual y si quieren vuelven, dijo la escritora, que asegura que la comunidad no se puede permitir que las mujeres abandonen porque son las que se ocupan de las tareas prácticas mientras los hombres estudian el Talmud. Y los judíos jasídicos están convencidos de que el genocidio del Holocausto sobrevino como castigo a la integración y al sionismo, y se centran en la reproducción con el propósito de reemplazar a los millones de fallecidos.

"La supervivencia de la comunidad depende del sometimiento de las mujeres" y que puedan abandonarla "amenaza la supervivencia presente". Por eso, que una mujer escribiera cómo abandonó su lugar era "ofensivo, osado y atrevido" y que además hablara de las leyes de la pureza, de los rituales que se aplican era algo tabú, algo a lo que se enfrentaron con "rabia, furia e ira". "Intentaron desacreditarme pero nadie dijo que fuera mentira", dice Feldman, que recuerda que el hecho de que los jasídicos se sintieran ultrajados por su libro le dio mucha más publicidad. Ahora con la serie, que se estrenó en España en Netflix en pleno confinamiento por la pandemia, han sido más discretos y no han hecho críticas en público.