- Bilbatua lleva más de 30 años viviendo en Madrid, donde ejerce su profesión como directora de casting. En este tiempo, ha trabajado en más de 75 producciones y ha colaborado con directores como Pedro Almodóvar, Isabel Coixet o Guillermo del Toro. Recibirá el Zinemira esta tarde en el Victoria Eugenia, dentro del transcurso de la Gala del Cine Vasco, en la que se proyectará el documental Bizimina, dirigido por los realizadores navarros Migueltxo Molina y Pablo Iraburu, y por el coreógrafo y bailarín guipuzcoano Jon Maya.

¿Emocionada con el premio que recibirá hoy?

-Muy emocionada y muy contenta. Siempre me suelen invitar a ir al Zinemaldia y ya había reservado el tren para venir. De repente, cuando me llamaron para decirme que me daban el premio, fue como un giro muy grande. Soy consciente de lo que es que te den un premio en tu tierra: una ilusión enorme.

Antes de iniciarse en el sector, era usted una habitual en el Zinemaldia.

-Venía un montón. Cuando estudiaba Psicología en Donostia ya había colaborado en algunos cortos. En uno colaboré en la posproducción y en otro participé como actriz, en un papel pequeñito. Un día, viendo imágenes del Zinemaldia en la televisión, pensé si el cine está cerca de mi casa a través de un Festival Internacional tan importante como este, por qué no voy a estar yo cerca del cine. Esa frase me hizo decidirme.

Se le da el premio a una directora de casting, un oficio dentro del sector que siempre queda eclipsado por otros.

-El casting se solapa con todo. Realmente, siento que para las producciones somos muy importantes. Lo que ocurre es que también existe ese halo de las estrellas, que a través de las promociones, se llega a idealizar. Ese halo hace que no se vea lo que hay detrás; se disfraza lo que hay detrás de los actores, que es un trabajo y un talento tremendo. Detrás de todo ello también está la dirección de casting, en la que nos encargamos de dar ese soporte a la producción. Es un soporte que sí se valora, pero también se diluye. También es cierto que como ahora la gente ve tantas series y tantas películas, además de en las salas, en casa, eso está cambiando. El casting como profesión no lleva mucho tiempo en el Estado: entre 25 y 27 años. En Estados Unidos rondará los 45 años.

En este tiempo, ¿este trabajo ha cambiado mucho?

-Antes estas cuestiones las llevaban los ayudantes de dirección con los directores o productores de la película. Poco a poco eso fue cambiando, pero es cierto que hacer una prueba a un actor que ya había trabajado con anterioridad era impensable. Las pruebas que se hacían eran porque el director en cuestión quería probarlo en alguna secuencia. Lo que se ha cambiado es que la gente joven está mucho más familiarizada con los castings. Acceder a un casting es parte del proceso y los intérpretes agradecen ser parte de uno. Cuando empecé tenía que justificarme, casi hasta pedir perdón, por tener que someter a los actores a un casting, no porque fuesen orgullosos, sino porque era algo nuevo y raro.

¿Cómo se dirige un casting?

-Es una pregunta muy concreta con una respuesta muy amplia (ríe). Depende de los proyectos. Lo primero que hacen es pasarte el guion, tienes reuniones con la productora y con el director, y se habla de las ideas que se tienen para esos personajes. Hay veces que hay actores que están en el mercado, pero que aún no son lo suficientemente visibles; en esos casos también se puede hacer trabajo de presentación de esos intérpretes. Es un trabajo muy exhaustivo, muy arduo y muy elaborado.

Su primer trabajo fue en 'Justino, asesino de la tercera edad'. Precisamente, el año pasado fue Txepe Lara, productor de aquella cinta, a quien se le otorgó el premio Zinemira.

-Coincidí con él, claro, aunque quien me convocó fue Flavio Martínez de Amiano, que también ejerció de productor. Le había conocido durante mis estudios de Psicología y fue cuando vi los cortos que hacían. Y colaboré en uno de ellos.

¿Su formación en Psicología le ha ayudado en su actual profesión?

-La Psicología ayuda a todo el mundo en todas las profesiones, da igual dónde estemos. Hice también algún curso de teatro y sí que había un lenguaje similar, un lenguaje que, después de estudiar Psicología, se me hacía conocido.

Ha trabajado con grandes nombres como Pedro Almodóvar o Guillermo del Toro. ¿Los cineastas suelen estar muy encima de la dirección de casting?

-Muchísimo. Para ellos es la clave de las películas. En el momento que comienza el casting, se dan cuenta de que la película arranca. Otra cosa que puede pasar es que piensen que pueden arreglarse sin nosotros y de repente te llamen con menos tiempo porque ven que sí que hace falta. Da igual que sean Guillermo del Toro, Pedro Almodóvar o Isabel Coixet o alguien que empieza su primera película; para ellos es clave.

¿El confinamiento ha impulsado el uso de las nuevas tecnologías para los castings? ¿Es lo mismo hacer una prueba presencial que una a través de un vídeo pregrabado o por 'streaming'?

-Lo dificulta para todo, no solamente para el casting. Los protocolos contra el covid-19 hacen que todo vaya más lento. Los set-tapes que llamamos nosotros, los vídeos que se graban ellos, existen desde hace tiempo, pero, quizá, ahora nos obligan a que en pruebas finales tengamos que hacerlo por videoconferencia. Se sigue pudiendo hacer pruebas presenciales porque se toman las medidas de seguridad pertinentes, aunque es más complejo y está siendo minoritario.

Muchos de los castings que tenía previstos se habrán visto retrasados.

-Mucha gente lo está pasando muy mal. Hay trabajos que se han pasado al año que viene, películas que tenían una financiación más discreta no pueden hacer frente a todos los protocolos y necesidades que se requieren... Cosas que se iban a preparar ahora se han pasado al año que viene, nos está afectando muchísimo.

'Bizimina'. El documental producido por Arena Comunicación abrirá la Gala de Cine Vasco. El proyecto se gestó durante el confinamiento, como una necesidad de los autores de expresar, a través del cine y la danza, todas las emociones sentidas en este periodo.