i hay algo que destaca de la película Dasatskisi/Beginning, presentada ayer a concurso en la Sección Oficial, es su puesta en escena y su brutal desarrollo. La georgiana Dea Kulumbegashvili ha rodado un filme en el que destaca la utilización del plano fijo. De hecho, en el transcurso de los 125 minutos que dura esta ópera prima, solo se cuentan cuatro movimientos de cámara. Algo arriesgado y no apto para todos los públicos.

La segunda cuestión a destacar es la brutalidad que Kulumbegashvili imprime al argumento, una historia sobre una comunidad de Testigos de Jehová que es atacada por un grupo de extremistas que cuenta con el respaldo de las autoridades locales. “Quería hablar de la condición humana”, aseguró la directora, sobre esta cinta que ha llegado a Donostia después de haber recibido el sello Cannes.

La cineasta toma como protagonista a la mujer del pastor de este grupo religioso a la que encarna Ia Sukhitashvili. “Quería examinar la vida de alguien a la que tradicionalmente se la tomaría como un personaje secundario”, afirmó ayer la cineasta, que confesó que cuando empezó a dibujar el personaje en el guion, la “rabia” se apoderó de ella, porque no conocía nada de esa mujer. El bien y el mal y el cielo y el infierno son conceptos dicotómicos que que tiñen toda una película cargada de violencia que contrasta con la “belleza” de lo rodado -se filmó en el pueblo de origen de la realizadora-.

“La belleza del mundo está ahí, existe, pero la violencia también. No se pueden separar los dos. Vivo el mundo de una manera mucho más holística. Decidí mostrar las escenas de violencia porque son parte de la vida de esta mujer, no podía mirar hacia otro lado”, apuntó, para luego añadir que, por norma, las sociedad suele mirar hacia otro lado.

El guion de Beginning tardó cinco años en redactarse. Como se ha citado es obra de Kulumbegashvili y también del protagonista masculino de la cinta, al que da vida Rati Oneli, un actor no profesional que se mete en la piel del líder religioso de la comunidad.

Para lograr una mayor mímesis con sus personajes, la producción alquiló un piso para que conviviesen. Aún más, cada uno compró su propia ropa. “Fue un proceso muy complejo y los actores participaron muchísimo”, afirmó la directora. El hecho de que la cinta se haya rodado con múltiples planos fijos conllevó también un gran trabajo de presentación, tal y como confirmó el director de fotografía Arseni Khachaturan. Aún así, el hecho de que se rodasen en una sola toma sin cortes no supuso un especial problema para el elenco, ni para aquellos que como Rati Oneli no tenían experiencia previa frente a la cámara. De hecho, antes de poder rodar cada escena, se hicieron muchos ensayos tanto en estudio como en la localización. Eso ayudó a Khachaturan a entender cómo se movían los personajes y a comprender qué podía mostrar en cada escena.