pamplona - El 2021 comenzará para María José Llergo (Pozoblanco, 1997) con un doblete de directos en los que presentará su primer disco, Sanación: siete temas en los que su cante coquetea con la música electrónica e influidos por la meditación, según desvela vía telefónica.Su primer disco, Sanación, vio la luz en enero del pasado año. ¿Cómo ha afectado este pandémico 2020 a la evolución y desarrollo de su debut?

-No hemos podido girar, pero no me puedo quejar. Soy afortunada de hacer lo que estoy haciendo, aprovecho cada oportunidad y si me pongo a pensar en lo que de verdad importa, tengo a mi familia sana. También yo estoy sana y no he podido girar, pero mi música ha girado por sí misma. También el que haya sacado un disco llamado Sanación justamente un mes antes de que hubiera una pandemia mundial… Creo que el mundo tiene algo que necesita: una música que le alimente el alma durante un ratito.

¿Y de qué se ha sanado María José Llergo con este EP de siete temas?

-Para mí fue una sanación personal porque yo no podía enfrentarme a la exposición sin curarme a mí antes.

¿A la exposición pública?

-Sí, a exponerme al público, no solamente en el escenario, que el escenario lo he disfrutado siempre, si no por el tema de redes... El disco está influido por la meditación, por eso son siete temas. Tenemos siete chakras -centros de energía inmesurables- y cada tema saca un aspecto de nuestra vida. Y he ido uno por uno repasando qué me pasa. Intento ser lo más sincera que puedo en todo y plasmar la realidad de lo que he vivido y vivo y también intento invitar a la reflexión.

Sus inicios en el cante están ligados a su abuelo y precisamente la voz de éste es protagonista en el tema ¿De qué me sirve llorar?, que abre el compacto. ¿Sanación es una apertura a su universo más íntimo?

-Exactamente, ¡sí! Es que toda mi propuesta está marcada por mis orígenes, por mi familia, por los valores que he aprendido y aprendo de ellos, por la admiración y el amor que les tengo y por la capacidad que me dan de ir por donde quiera que quiera ir, sin perder de dónde vengo y siempre volviendo a mi casa. Así que es precioso, es como tener una brújula perfecta que me guía a donde quiero llegar, sin perder de vista mi origen.

A nivel del raíces, el flamenco cuenta con un poso importante en su propuesta. Caigamos en una pregunta quizá algo manida: ¿qué es el flamenco para usted?

-Es la música clásica de Andalucía y el canto de mi gente. El flamenco es el canto del pueblo andaluz, de toda su diversidad y de toda su expresión. Y es purista, es amor, es raíz, es memoria, es lucha, es evolución, es libertad, es respeto…

Musicalmente, en Sanación hay lugar para un lado orgánico, como es el tema acústico de Niña de las dunas, pero también se hace hueco a la electrónica, con cortes como El hombre de las mil lunas. ¿Siempre tuvo en mente jugar con estos elementos a la hora de componer?

-Niña de las dunas fue el tema que más desnudo se quedó porque gracias a esa canción he conseguido llegar al público. Fue el primer tema que colgué en YouTube en 2017 y el proceso que yo viví desde que lo subí, hasta que profesionalicé mi camino... Tuve que tomar muchísimas decisiones, no solamente artísticas, sino personales, y tienes que discernir entre lo que quieres conservar y lo que quieres dejar atrás, y cómo quieres andar este camino, que hay muchas maneras de hacerlo y todas son igual de válidas. Mis canciones también se han ido impregnando de todas estas decisiones: iban a ser acústicas porque no tenía más recursos y al final pude dotarlas de otro tipo de traje, por así decirlo. Yo quería tener desde un primer momento tener un sonido electrónico, pero no podía acceder a él.

Son muchos los que la comparan con Rosalía, ¿pesa ese sambenito?

-Lo que me pesa no es que me comparen con una mujer y menos con Rosalía, que es una mujer de éxito... Me pesa que lo hagan con maldad. Es normal que nos comparen: hemos nacido en el mismo siglo, ella tiene 27 años y yo 26, hemos coincidido un año en el mismo centro educativo, estamos intentando desarrollar nuestros talentos lidiando con las mismas normas del mercado... Lo único que nos diferencia es cómo la una y la otra lo hacemos, que es a nuestra manera. Entiendo que la comparación es inevitable, pero a mí lo que me molesta es la maldad. Con los chicos no pasa, tenemos el reguetón plagado de referentes masculinos parecidos entre sí y no son rivales, sin embargo, con las chicas... Por otro lado, me alegra que me comparen con otra mujer: si hay una cosa que sienta peor que una mujer triunfe, es que dos mujeres triunfen. Y si molesta es porque tenemos cosas que mejorar.