ace dos siglos, llegaría a este mundo un hombre famoso por experimentar una infancia y una adolescencia problemáticas, al igual que otras aventuras en mil y un escenarios de la vida bohemia de su tiempo pero el paso del tiempo haría de él, de Charles Baudelaire, uno de los artífices de la prosa y la poesía modernas.

Tampoco es ajena a dicha etiqueta, su conflictiva llegada al mundo adulto, de tal forma que, desde el noveno día de abril de 1821, el mundo de las letras universales cuenta con un autor que, antes de todo ello, fue soporte de un personaje construido en base a un interés real y también intelectual por el mundo de las drogas y el alcohol y por todo lo referente al lado oscuro de la existencia.

Son, todas ellas, decisiones propias de quien terminaría siendo todo un fenómeno literario: el autor de Las flores del mal. El 4 de febrero de 1857 entregaría el manuscrito de una narración que vería la luz como libro el 25 de junio de ese año pero no es menos significativo que, dos meses después, llegara a celebrarse un sonado proceso penal contra él y contra su editor, Auguste Poulet-Malassis, condenados (al menos) por obscenidad.

En 1861, no obstante, se publicaría la segunda edición de Las flores del mal, pieza maestra del autor que también diseñara Los paraísos artificiales (1860) y El spleen de París (1869), obras igualmente aclamadas. La lectura de Les fleurs du mal no parece, en cualquier caso, haber dejado indiferente a nadie a lo largo de estos años y estas décadas y nadie parece haber negado a este conjunto de poemas su enorme capacidad transgresora, algo lógico en la obra de quien siempre se consideró, probablemente con razón, poco menos que un marginado.

¿Cuál fue la influencia de Baudelaire en los poetas de generaciones posteriores?, puede preguntarse el joven lector. En este sentido, debe destacarse que, entre otros, el autor y crítico literario Barbey d'Aurevilly siempre defendería su obra y también se sabe que, desde el primer momento y en todo momento, Baudelaire sería considerado como precursor (o, cuando menos, como uno de los primeros autores destacados) del Romanticismo y el Decadentismo.

Pues bien: ya el pasado año, El gallo de oro presentó Mi bella tenebrosa, curiosa antología de Baudelaire coordinada y traducida para la ocasión por el poeta argentino Rodolfo Alonso; y ahora mismo, Nórdica hace lo propio con los casi 60 poemas de una nueva edición de Las flores del mal ilustrada por el belga Louis Joos.

Baudelaire; Charles Baudelaire€