Fecha: 02/04/2021. Lugar: Zentral. Incidencia: Presentación de Fuerte, primer disco de Pablo Works Project, el grupo formado por Pablo Líquido (guitarra, percusión, voz) y Uxue Fabo (bajo y coros). En varias canciones les acompañaron Txema Quintanilla y José Javier Malo con sus respectivos saxos.

s una suerte que haya personas valientes que sigan arriesgando para que podamos disfrutar de una oferta cultural variada. El viernes pasado, fue Pablo Líquido (ahora con nueva aventura, Pablo Works Project, junto a Uxue Fabo), el que dio un paso al frente. Zentral no llegó a llenarse, pero tiene mucho mérito meter a varias decenas de personas en una sala, previo pago de entrada, con todo el miedo y la confusión que reina en la sociedad, con las incomodidades a las que la situación obliga (uso de mascarilla, todos sentados, barras cerradas...), y más cuando el mediodía en Pamplona se presentaba, por fin, verdaderamente primaveral y ofrecía otras alternativas en forma de paseos y excursiones. Hechas las aclaraciones sobre la cantidad de público, cabría destacar su calidad, bien demostrada con entrega, respeto, cariño y efusividad. Fue uno de esos conciertos en los que se estableció un diálogo bidireccional (del escenario hacia la pista y, también, de la pista hacia el escenario). Este mérito, por tanto, hay que repartirlo entre el buen hacer del artista y la excelente predisposición de su audiencia, que se retroalimentaron mutuamente y consiguieron que la actuación fuese mucho más que la simple ejecución musical. No es nada fácil conseguirlo, y menos en las actuales circunstancias.

En lo estrictamente musical, Pablo y Uxue desgranaron muchas de las piezas que se incluyen en su flamante nuevo lanzamiento, titulado Fuerte. Y fue precisamente la canción que da título al álbum la primera en sonar, una composición que habla sobre el proceso creativo ("fuerte aunque te duela, fuerte y nunca pierdas la pasión"). Y así fue la actuación: fuerte y pasional, como lo es también la música del autor. Pablo se ocupaba de la guitarra y las voces y Uxue del bajo y los coros. Sin embargo, con esos dos instrumentos (también marcaban las percusiones con los pies), abarcaron gran cantidad de estilos, desde el rock más contundente (Ni loco) al folk (I never know), pasando por el pop bailable (Tonight, dedicada por Pablo a Uxue), y por momentos más gamberros e histriónicos (What do you want of me). Canciones bonitas, a fin de cuentas, que es de lo que se trata. Algunas tenían un cierto deje mexicano, mientras otras insuflaban aires mediterráneos (Ahora o nunca, con una melodía arrebatada al estilo de las que cantaba Nino Bravo).

Mucha variedad, en definitiva, tanto en lo que se refiere a los estilos musicales como en lo que atañe a las letras, escritas en español y en inglés y abordando diversas temáticas (la violencia machista en The coward big man, la mirada irónica al coronavirus en Así pasamos el tiempo, los sueños infantiles que, afortunadamente, no se convierten en realidad en We are not -esta fue la favorita de quien escribe estas líneas-, la confianza en uno mismo en Que les den...). Para completar la fiesta, en varias canciones contaron con el apoyo de Txema Quintanilla y José Javier Malo en el saxo, por lo que el trabajo instrumental resultó muy bien elaborado, algo sorprendente teniendo en cuenta que, durante la mayor parte del tiempo, solo fueron dos músicos sobre las tablas.

Al día siguiente, Pablo lanzaba un mensaje de sabor agridulce en su Facebook. Ciertamente, se agradece un poco de realismo en medio de ese gran carnaval de adulación e hipocresía que son las redes sociales. Pero conviene no ser demasiado crítico con uno mismo. ¿Fue el mejor concierto de su vida? Por supuesto que no, pero fue el mejor concierto se podía ofrecer en las actuales circunstancias y plenamente disfrutable. Pelear ahora mismo ya es un triunfo. Otros se quedan quejándose en su casa hasta que amaine el temporal; el trabajo y el talento pondrán a cada cual en su lugar.