- Tal como comentamos la semana pasada donde se trató la comparecencia de Adecana el 30 de abril ante la Comisión de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Parlamento de Navarra, la cual está trabajando en la actualización de la Ley foral de Caza y Pesca, ante la cual la representante de la caza social trasladó sus peticiones, pasando a desarrollar otros aspectos que fueron tratados en la misma.

Si bien la responsabilidad por daños ocasionados por los accidentes de circulación por atropello de especies cinegéticas ha pasado de ser una responsabilidad objetiva a otra por culpa más acorde con las actuales líneas jurisprudenciales, la ocasionada por daños a la agricultura sigue siendo objetiva, con el grave perjuicio que ello está ocasionando a las sociedades locales de cazadores. Por, lo que esto es algo que imperativamente hay que modificar.

Las especies cinegéticas forman parte del patrimonio natural y de la pirámide trófica, teniendo que asumir la sociedad, por inevitables, un cierto nivel de daños agrícolas, y son en esencia incontrolable, por lo que no deben recaer de forma automática y exclusiva sobre los cazadores, que lejos de ser el problema son parte de la solución al colaborar en su control, debiendo ser su responsabilidad compartida por todos los colectivos implicados, administracion local y autonómica, agricultores, concesionarias de autopistas y autovías, etc, debiendo ser atribuida a los cazadores solo si existe negligencia en su gestión.

La caza en las zonas de montaña que habitualmente tienen nevados sus territorios gran parte del invierno debe ser autorizada eliminando la prohibición en la que está actualmente sometida, entre otros los valles de Roncal, Aezkoa, Salazar, Goñi y Guesalaz, o los aledaños del Adi y Saioa. Se ha solicitado que se regule como está dispuesto en la Ley de Caza de Aragon, donde una serie de municipios establecidos en un anexo se les permite realizar las batidas de caza mayor hasta un máximo de medio metro de espesor. Se trata de regular la caza con nieve como una medida para reducir población y daños de forma global, y no como una herramienta puntual.

Gracias a la labor que a nivel estatal ha llevado a cabo la UNAC, las asociaciones locales de cazadores pueden tener incluidos en sus estatutos como objeto social la ley del patrimonio natural, y como fines la custodia del territorio. ¿Qué es la Custodia del Territorio? Es el conjunto de estrategias o técnicas jurídicas a través de las cuales se implican a los propietarios y usuarios del territorio en la conservación y uso de los valores y los recursos naturales, culturales y paisajísticos.

La UNAC, Adecana y las asociaciones locales de cazadores locales de navarra que la han incluido en sus estatutos constituyen, a diferentes niveles y representación, la Red de Custodia del Patrimonio Natural Cinegético en Navarra. Con ello lo que se quiere conseguir es la aceptación administrativa y social del papel de las sociedades en la conservación del medio natural.

Como por ejemplo, la búsqueda de jabalíes antes de llevar a cabo las batidas de caza con los perros de traílla, la búsqueda de piezas heridas mediante perros de "sangre", o la caza en maizales o enclaves protegidos de las riberas de los ríos Arga, Aragón y Ebro con perros específicos para ello, etc.

Adecana, como defensora que siempre ha sido de la caza natural y de las especies cinegéticas salvajes, está en contra de que en los cotos de Navarra, a excepccion de los cotos industriales, se autoricen las repoblaciones con perdiz de granja para seguidamente cazarlas, ya que además de que genéticamente son diferentes a las salvajes, si se sueltan este tipo de perdices duran muy poco por la predación, contaminando a las poblaciones salvajes con todo tipo de enfermedades acabando por estas.

A entender de esta Asociación, lo que realmente funciona es el trabajar en la recuperación del hábitat degradado, como por ejemplo, desbroces y siembras ecológicas de cereal donde puedan cobijarse y alimentarse, diversificación del hábitat, etc y solo una vez corregido trabajar en la recuperación de los ejemplares salvajes que hayan sobrevivido, y si en una zona han desparecido hay que reforzar sus poblaciones con ejemplares naturales con un proyecto controlado y aprobado por el Departamento, proceder a la suelta de ejemplares puros del campo siguiendo un protocolo mediante jaulas de adaptación, control exhaustivo de predadores, bebederos, aportación de refugio, comida y agua para ayudar a su supervivencia, etc, todo ello supervisado por técnicos en la materia y ubicando en la zona una reserva durante unos años hasta ver los resultados. Esto es también muy interesante para incrementar su variabilidad genética en las zonas de baja densidad donde se dan problemas de endogamia.

No obstante lo más económico y donde mejores resultados se obtienen es reordenando el hábitat y trabajar con las poblaciones salvajes de la zona, ya que este tipo de perdices totalmente puras y naturales obviamente cuestan bastante más que las de granja, y para ello se necesitará que su producción esté subvencionada por el Departamento de Medio Ambiente mediante la oportuna partida presupuestaria.