l artista oscense Javier Sáez Castán, Premio Nacional de Ilustración 2016, muestra en el Polvorín de la Ciudadela de Pamplona, hasta el próximo 27 de junio, su particular visión de la memoria humana en una exposición titulada Imágenes para una memoria del mundo.

El autor, ilustrador de álbumes, cómics y novelas, estudió Bellas Artes, especialidad de Dibujo, por la Universidad Politécnica de Valencia y actualmente conjuga su tarea creativa con sus facetas como profesor y conferenciante.

La exposición va más allá de los clásicos dibujos con trabazón secuencial, aunque los diseños u objetos expuestos sí se presentan en tres grandes conjuntos, explicó la semana pasada el artista en conferencia de prensa.

Por un lado, está el trabajo denominado La mosca y las cosas, una especie de cuento silencioso o “evocación” en dibujos en blanco y negro que refleja objetos domésticos en los que se ha posado una mosca, que “es una mosca amable, no es la mosca que nos molesta”, precisa el artista.

Esta serie es parte de La vida de mosca, un proyecto realizado en el marco de las Becas MAEC-AECID de Arte, Educación y Cultura para el curso académico 2017-2018 en el marco del programa de becas para la Real Academia de España en Roma.

Por otro lado, la muestra que acoge el Polvorín presenta Cartas encontradas, una colección heterogénea de naipes de distintos tipos de barajas recogidos por el creador en diferentes lugares a lo largo de ocho años.

Se trata, señala el autor, de cartas encontradas en el suelo y que son como “un documento de un encuentro, es como un mapa extraño”, que “tiene que ver con nuestro paso por la tierra”.

El trabajo con mayor peso en la exposición luce en la sala de la Ciudadela bajo el título Imágenes para una memoria del mundo (IMM), y está constituido por un total de cuarenta dibujos realizados a partir de fotografías y que se presentan aquí en forma de una única composición de gran tamaño.

No son copias en el sentido digital, sino dibujos realizados a mano sobre imágenes de orígenes diversos y en los que rara vez queda clara la autoría, bien por formar parte de viejas publicaciones, bien por tratarse de fotógrafos anónimos. Son fotografías de los años 50 a 70, sin contexto, que el espectador tiene que “leer” para encontrar su interpretación personal.

“No hay un discurso, una teoría, una tesis”, ha dicho el artista, quien apunta en este sentido que, de esta forma, intenta “convertir al espectador en coautor”.

Esta serie, con la que su autor aspira a llegar a los 100 dibujos, cuenta con un precedente compuesto por ocho dibujos que, a diferencia de los anteriores, proponen alteraciones en las imágenes de las que proceden.

El tramo inicial de la serie IMM ha sido financiado por el Fondo Asistencial y Cultural de VEGAP (Visual Entidad de Gestión de Artistas Plásticos), una organización sin ánimo de lucro que representa en España a más de 120.000 autores de todo el mundo.

En conjunto, indica Sáez Castán el autor, la exposición que comparte con el público navarro es una gran reflexión sobre la memoria, que “de alguna manera funciona como el sueño”, que es “esa cámara secreta que todos tenemos”.