eo Pum es un artista de su tiempo. De nuestro tiempo. De esta era del consumo cada vez más tecnologizada, en la que lo virtual se vuelve muy cotidiano, y en la que la vida de los objetos que manejamos tiene fecha de caducidad.

El artista colombiano residente en Navarra se adentra en las entrañas de esta sociedad llena de residuos tecnológicos y que cambia aceleradamente en la exposición dystopia.obj. Obsolescencia desprogramada desde procesos virtuales, visitable hasta el 31 de agosto en La Fábrica de Gomas.

Una muestra en parte física y en parte virtual en la que Leo Pum plantea su propia distopía, “basada en los modos de producción, los modos de consumo y los residuos que genera una sociedad cada vez más tecnologizada y virtualizada”, explica él mismo. Con cierto ánimo de crítica -“para eso sirven las distopías”, apunta-, el artista parte de objetos que proceden de esta distopía tecnológica y que han sido programados para que tengan una obsolescencia, como teléfonos móviles, ordenadores, altavoces, reproductores de DVD, cables, etcétera, y mediante el arte les devuelve la vida, utilizando diferentes procesos para desprogramar su obsolescencia.

“El arte es así una herramienta para dar un valor incalculable, sin medida económica, a cosas que ya han sido rechazadas por el mercado de consumo”, dice el autor de esta innovadora propuesta expositiva, que pone sobre la mesa la certeza de que es necesario buscar nuevas maneras de acercar y hacer accesible el arte contemporáneo al público general. Como hace Leo Pum en este proyecto, en el que da la oportunidad de trasladar sus creaciones a cualquier espacio -no necesariamente expositivo-: a la propia casa del espectador-usuario, si éste lo desea. ¿Cómo? Mediante un proceso de realidad aumentada.

“Me sirvo de la fotogrametría, cogiendo objetos, creando con ellos esculturas y fotografiando las piezas desde distintos puntos de vista”, explica Pum. Esas imágenes pasan luego por un software en el ordenador que hace copias virtuales de las esculturas, a modo de pinturas digitales con las que el artista de alguna manera plasma en imágenes “el pensamiento del propio ordenador”. Y esas imágenes llevan asignados códigos QR cuyo escaneo traslada al usuario a la página web del creador, y desde ahí -también desde Instagram y Facebook- se pueden ver los objetos virtualizados en 3D.

“De la realidad aumentada me interesa la capacidad que otorga al espectador-usuario de acceder al arte desde cualquier lugar, no solo desde el espacio expositivo sino también desde su propia casa o cualquier otro sitio”, destaca Leo Pum, cuya intención con proyectos como dystopia.obj es “generar con la tecnología un arte versátil, accesible y adaptable a la nueva sociedad contemporánea”.

Junto a los ocho evocadores cuadros convertibles en esculturas a través de códigos QR -a los que su autor llama “fragmentos de una distopía tecnológica”-, se muestra en la exposición a través de un vídeo cómo funciona la realidad aumentada, y se pueden ver en pantalla las esculturas de Leo Pum en diferentes ubicaciones: el Centro Huarte, donde el artista produjo estas piezas gracias a una ayuda de sus laboratorios; el Palacio del Condestable o el Museo de Navarra.

También lucen fotografías virtuales realizadas muy de cerca a las piezas creadas con material tecnológico obsoleto que generan composiciones de aspecto muy pictórico, a modo de sugerentes paisajes de formas orgánicas que paradójicamente surgen de un proceso muy medido y matemático; así como atractivas esculturas realizadas con malla metálicas -también vinculadas a códigos QR interactivos- que simbolizan el rastro que deja la tecnología al ser usada.

Otra pieza central de la exposición es Human Being, consistente en una bolsa de plástico en la que cabe una persona y con la que Leo Pum alude “al propio individuo enfrentándose a esta obsolescencia, como si él mismo fuese un producto de esta sociedad de consumo” en la que la tecnología -apunta el artista digital- “por un lado nos da muchas facilidades y libertad, nos acerca y nos une, pero por otro lado nos ata y nos controla, nos etiqueta, haciéndonos pasar por ciertos parámetros y restándonos en personalidad”.

Material encontrado

Hay una parte interesante de reciclaje en el proyecto de Leo Pum, que reconoce como una ventaja el hecho de que no tiene que invertir económicamente en materia prima para sus creaciones. “Encuentro los objetos que me interesan en contenedores especializados o me los guardan amigos que ya no los usan”, cuenta el artista, “muy contento” con la apuesta arriesgada de La Fábrica de Gomas por visibilizar un tipo de arte “muy joven y que no se había visto en Navarra”.

Leo Pum espera poder repetir este verano en el transcurso de la exposición la performance que realizó in situ el día de la inauguración la comunidad artística MI-TI interactuando con parte de su obra con música en directo. “Colaborar con otros artistas siempre suma”, dice destacando en este caso la relación con los cinco artistas participantes en la performance: Eloy Almaraz, Andrea Loyola, Irati del Valle, Irantzu del Valle, Omar Alanís y Ndugo-Kromita (vestuario).

Qué. Exposición de fotografía virtual, vídeo, esculturas a partir de objetos tecnológicos obsoletos y realidad aumentada.

Dónde. La Fábrica de Gomas (Fuente de la Teja, 12, Soto de Lezkairu).

Cuándo. Hasta el 31 de agosto, de martes a sábado de 12.00 a 14.00 y de 18.30 a 20.30 horas, y domingos de 12.00 a 14.00 horas.

Leandro Gómez Mora es el nombre de este artista afincado en Navarra desde hace un año. Nacido en Colombia, ha vivido anteriormente en La Rioja y ha estudiado Bellas Artes en la Politécnica de Valencia. Artista, diseñador, músico y fotógrafo, se sirve de lenguajes como la fotografía, la pintura o la escultura para crear proyectos de arte contemporáneo directamente vinculados a una sociedad cada vez más tecnologizada.

“Me sirvo del arte para dar otra vida y un valor a lo que el mercado de consumo ha rechazado”

Artista digital