Arco levantó ayer el telón de su edición más atípica, la primera en la pandemia que ha trastocado el mundo y también el mercado del arte. En un formato más pequeño aunque con pasillos más amplios para facilitar el tránsito más seguro por los pabellones 7 y 9 de Ifema, la feria ha arrancado con la participación de solo 130 galerías en unas fechas inusuales -siempre se había celebrado en febrero- que hacen que la expectación y la incertidumbre ante el éxito de la feria sean máximas.Este año se apuesta por los precios contenidos, accesibles a más bolsillos, y se prescinde de obras polémicas para poner el foco más que nunca en la calidad del arte y reivindicar su necesidad para que esta sociedad, en un tiempo en el que se ha perdido el rumbo, sea más reflexiva.

Pero ante todo, este año Arco quiere ser una palanca de impulso y refuerzo para las galerías comprometidas con el arte contemporáneo y su difusión. Así lo ha asegurado una y otra vez la directora de la feria, Maribel López, quien define esta edición como una “oportunidad” para las galerías de “generar negocios, encuentros y visibilidad”, que ha salido adelante para “ayudarlas”.

En su primera jornada -primera también de las tres dedicadas al público profesional-, la feria respiraba ayer un clima de gran expectación, mezclada con las ganas y la ilusión por retomar la vida y las relaciones en el sector del arte contemporáneo. Aunque habrá que esperar hasta el domingo 11 de julio, último día de feria, para tener un análisis certero, ayer ya se palpaban las primeras impresiones de las galerías presentes. Algunas se quejaban de las malas fechas, y otras estaban entusiasmadas. Como Helga de Alvear, una de las más veteranas, que se mostraba encantada con el nivel de la feria. “Pongo un diez a la directora, hacer una feria ahora mismo con las mejores galerías es increíble, espero que los españoles se den cuenta”, dijo en declaraciones a Efe. La galerista ya había comprado a primera hora de la mañana cinco piezas para su recién inaugurado museo en Extremadura, dos de ellas de Bruno Munari. Guillermo de Osma, otro veterano, acogía también el arranque de Arco “con mucha ilusión” y se apuntaba ventas a primeras horas, dos cuadros de Oscar Domínguez. “Hay ganas de comprar, no te digo ganas locas, pero sí ganas razonables”, reconocía. Según Guillermo de Osma, “el mundo del arte le debe mucho a Arco, para nosotros era importante estar, hay que mostrar solidaridad con la feria este año”.

El galerista navarro afincado en Madrid Moisés Pérez de Albéniz destacaba “el movimiento” que había ayer en la feria, cuatro horas después de abrir sus puertas. “Hay bastante gente. Todavía falta mucha presencia institucional -decía en referencia a museos y colecciones públicas-, y de público extranjero, pero irán pasando a lo largo de la feria”, confiaba Pérez de Albéniz, contento por haberse reencontrado en esta edición de Arco con “dos clientes de hace muchos años que han venido desde Bogotá después de hacerse las correspondientes PCR”, contaba. El público en general, decía, “está encantado con el montaje de la feria, con pasillos más amplios que dan la posibilidad de recorrerla sin cruzarte con la gente. Y no olvidemos que estos pabellones fueron hospital de campaña en esta pandemia, así que también tienen una historia oscura”, recordaba el galerista pamplonés, que ha acudido a la feria con obra de 16 de sus artistas, entre ellos los navarros Miren Doiz, Carlos Irijalba y Fermín Jiménez-Landa.

un 7 de julio abriendo arco Para Pérez de Albéniz, está siendo “raro” vivir estas fechas habitualmente sanfermineras en la feria de Madrid. “Todos los años que hay fiestas estoy en Pamplona”, aseguraba ayer, resaltando que, desde la distancia y con la prudencia que requiere el momento, celebró el pasado martes el 6 de julio atípico que se vivió: “Hay que celebrarlo todo, y ayer (por el martes) tuvimos chupinazo con champán aquí en Madrid”, comentó.

En cuanto a lo que cree que va a suponer este año la feria para el sector, opina que “va a ser un nuevo punto de partida hacia el crecimiento”. “Lo peor ha pasado, y ahora solo podemos crecer. Porque cuando estás en el sótano, ya no hay nada más abajo. En abril ya participamos en la feria Estampa, y a muchas galerías nos fue muy bien. Y creo que Arco en ese sentido va a ser un refuerzo de ese crecimiento”. Lo que tiene claro es que la salida pasa por el empuje desde la colectividad: “Si no nos echamos una mano unos a otros, no salimos adelante. El arte es una cuestión de todos los agentes culturales”, defiende el galerista navarro, que a finales de este mes estará presente en otra feria: Arte Santander. Dubitativos, expectantes u optimistas, lo que sí tienen claro los y las galeristas participantes en esta edición de Arco es que, aunque se prevea “dura” en lo económico, “hay que estar, hay que intentarlo”.

“Es un tiempo extraño sí, pero la feria es necesaria; la relación con Arco ha sido siempre muy buena”, explica Thomas Krinzinger, de la galería austríaca homónima y quien no se ha perdido ni una de las 40 ediciones que ha celebrado Arco.

Las mujeres parece que ganan peso este año. Además de Proyectos de Artista, 25 espacios distribuidos por la feria que esta vez son solo para obras de creadoras, se suma una presencia de mujeres en los estands, entre ellas Marina Abramovich, Vivian Sutter o Carmen Laffón. En Guillermo de Osma, por ejemplo, hay dos excepcionales obras de mujeres: un Maruja Mallo (48.000 euros) y un María Blanchard por 80.000 euros.

en corto

Obras de más de un millón o de 400 euros. Desde obras como la de Jesús R. Soto por 1,3 millones de euros hasta precios populares como los 400 euros de la obra gráfica de la navarra Elena Asins conforman la horquilla de precios de esta edición de Arco, en la que hay “obras importantes pero quizás más contenidas en los precios”, según su directora, Maribel López.

Premio a Esther Gatón. Lo crudo y lo cocido, de la vallisoletana Esther Gatón, es el nombre de la obra ganadora del Premio Veepee a la Creatividad que se entregó ayer en la primera jornada de Arco. Esther Gatón está representada por la galería de arte contemporáneo donostiarra Cibrián, que trabaja sobre la idea de lo local.

“Hay bastante movimiento, se nota que la feria va a suponer un crecimiento del sector”

Galerista de arte participante en Arco