La nueva normalidad llegó a Arco. Se trata de una de las citas más importantes a nivel mundial que cumple su 40º aniversario y que se ha celebrado del miércoles 7 de julio al domingo 11 de julio en el recinto de IFEMA.

Desde el año 1982, este acontecimiento constituye una de las principales plataformas del mercado del arte y se alza como una pieza imprescindible en el circuito internacional de promoción y difusión de la creación artística.

La irrupción de la pandemia a raíz del Covid-19 propició que la feria celebrase su edición más atípica, la de la pandemia. No solo obligó a que la programación se transladase de febrero a julio, sino que también esta ha dedicado un día más al público profesional.

A lo largo del día de ayer, sábado 10 de julio, Arco recibió por primera vez en esta edición a niños, jóvenes y adultos. El público pudo disfrutar de las últimas propuestas del mercado del arte y también, como no, de los selfies junto a las obras más favorecedoras. En una sesión marcada por el aforo reducido a la mitad, los galeristas y los espectadores tuvieron la oportunidad de apreciar una feria bastante más pequeña, pero para algunos, mejor.

FUERA AGOBIOS El Arco de la pandemia no tenido colas, ni aglomeraciones, ni pasillos atascados. Esta edición un aforo reducido a la mitad: solo 8.000 personas podían estar en los pabellones de la feria, la cual ha contado con la mitad de expositores.

Los pasillos han sido más amplios -de entre 5 y 7 metros-, se han eliminado los recovecos del recorrido y se han impuesto otra serie de protocolos por la crisis sanitaria. Por ejemplo, el aire de los pabellones se renovaba tres veces a la hora, había controles de temperatura a entrada y salida y se pusieron a disposición dispensadores de gel hidroalcohólico por toda la feria.

Ana Sigler, una joven estudiante madrileña, que suele venir todos los años a Arco, agradeció el formato pequeño y que no hubiera tanta gente: "Mejor así, se ve todo mejor, se disfruta más".

Los galeristas agradecieron también los cambios. Acostumbrados a ediciones en que tenían que guardar las obras más delicadas con la llegada de las aglomeraciones, las jornadas de público de ayer y hoy se han presentado más sosegadas.

Luis Valverde y José Martínez, dueños de la galería Espacio Mínimo, una de las más veteranas de la feria se mostraron ayer contentos con el ritmo pausado que ha adquirido la cita: "Estamos muy contentos, hemos tenido tiempo para hablar con los coleccionistas y eso se agradece".

ACTIVOS EN INSTAGRAM Lo que no faltó en esta primera jornada de público general fueron los selfies y las fotos para redes sociales. A falta de obra polémica con la que hacerse la foto de rigor, los curiosos optaron por algunas de las obras más llamativas.

Muestra de ello fue el caso de la losa de mármol con el lema Yo perreo sola, de Dagoberto Rodríguez, ex del dúo Los Carpinteros, que parafraseaba la conocida canción de Bad Bunny en la galería Sabrina Amrani, o las numerosos bustos de Jaume Plensa desperdigados por la feria.

También estuvieron muy concurridos espacios que algunas galerías pusieron con precios populares de cara al público. También, destacaron los catálogos a partir de 5 euros y algunas láminas a partir de cien de Gordillo, Manolo Millares y otros autores consagrados. Ya lo dijo su hija, Concha Aizpuru, "el que no se lleva algo de Arco es porque no quiere".