Cuando el pasado año la pandemia y el confinamiento detuvo el mundo, el grupo Haizeberri Dultzaineroak decidió aprovechar ese parón para marcarse un objetivo: grabar un disco. Y durante estos últimos meses han dado forma a Auzolan, un compacto de 15 canciones en el que ha colaborado un abanico de músicos y con el que, además, celebran el décimo aniversario como agrupación gaitera. El disco se publicó el pasado viernes 27 de agosto y en el horizonte, si la situación lo permite, está presentarlo en directo como se merece. Porque diez años de gaita y de vientos nuevos no se cumplen todos los días.

"Este disco es un auzolan por la forma en la que hemos trabajado y también por el lado musical", explica Aitor Perez, director de Haizeberri Dultzaineroak. Él fue también quien puso en marcha este grupo hace diez años, con el objetivo de ofrecer un soplo de aire fresco al mundo gaitero: además de defender el repertorio clásico, "adaptamos también otras músicas que habitualmente no se tocan con la gaita". Y el disco es buena prueba de ello: por un lado hay piezas gaiteras habituales, pero también se ha hecho hueco temas-popurrí: "hay una que incluye los himnos de las peñas de Pamplona, otra con danzas locales que tocan con gaita, mix de canciones en euskera, pasacalles, algunos ritmos de habanera, una ranchera...".

Un abanico musical en el que han acompañado a la gaita y el tambor con otros instrumentos como batería, trombón, guitarra, acordeón... para darle a las canciones "otro tipo de sonido y encaje". De ahí que la propia producción de las canciones haya sido un trabajo en auzolan, ya que los miembros de Haizeberri han contado con la colaboración de numerosos músicos. Por ello quieren agradecer a la Comparsa de la Rotxapea, que les cedieron el local para poder realizar los ensayos ahí, mascarilla y distancia de seguridad de por medio, cuenta Iñaki Uria, otro de los miembros de la agrupación. Y explica que sin pandemia, hubiese sido inviable llevar a cabo un proyecto de esta envergadura y compaginarlo también con la actividad musical habitual del grupo: "Ha sido duro, pero estaba la ilusión de poder seguir tocando y de sacar adelante este proyecto". En cuanto a la grabación, se desarrolló durante el pasado mes de junio en los estudios Sonido XXI, con el productor Javi San Martín a los mandos.

El 8 de octubre, una fecha especial

Con el disco ya publicado, la incógnita ahora es cuándo se podrá presentar en directo. "Nuestro mayor objetivo ahora mismo es tocar en la calle", reivindica Aitor, para señalar que si la pandemia y la situación sanitaria lo permite, en torno al 8 de octubre se podría organizar una presentación en condiciones, en la calle y con la participación de gigantes.

Un 8 de octubre que es una fecha especial para Haizeberri, ya que fue cuando el grupo nació oficialmente, después de que se juntase una cuadrilla de amigos para, desinteresadamente, trabajar e investigar con el fin de fomentar los instrumentos de la gaita-dulzaina navarra y su percusión. Tras aquellos primeros ensayos, ofrecieron ya en 2012 su primer concierto en la Ikastola San Fermín, ya que dos músicos estudiaban allí.

Desde entonces, Haizeberri ha ofrecido un buen puñado de conciertos en más de 50 localidades, recorriendo principalmente Navarra, pero también otras comunidades como Gipuzkoa, La Rioja o Catalunya. Todo ello persiguiendo varios objetivos: que su música esté presente más allá de las fiestas populares, ofrecer un soplo de aire fresco al repertorio gaitero y "democratizar el mundo de la gaita, como un grupo abierto en el que entre gente y se enseñe".

¿Hay relevo generacional?

Como muchas bandas, desde que Haizeberri se fundó en 2011 ha ido cambiando de miembros hasta día de hoy. Actualmente, entre alumando y gaiteros rondan la veintena de integrantes, con edades muy variadas. Sin embargo, apunta Aitor, "hay menos chicas de las que puede haber, se ven pocas gaiteras".

En cuanto a si hay escuela y cantera, lamenta que la gaita es un instrumento que no figura en los estudios formales y no existen academias oficiales como tal: "Es un problema con el que hemos estado peleando siempre; así como el txistu, el instrumento primo-hermano de la gaita, sí está en los niveles superiores, la gaita no está porque no se ha hecho nunca una implantación".

Eso sí, muchos grupos tienen su propia escuela, como es el caso de Haizeberri y de hecho parte de su alumnado ha participado en la grabación de Auzolan. Porque, dicen, el propio título de este disco bien resume la filosofía que ha seguido el grupo desde sus inicios, allá por 2011: "un trabajo de barrio y en equipo, por y para la cultura". Y con vientos nuevos.