Era 1939 cuando el proyecto La noche de San Juan (Soirées de Barcelone) de Los Ballets Rusos de Montecarlo La noche de San Juan (Soirées de Barcelone) quedó inédito y pendiente de estreno, apagado por una Guerra Civil que empujó al exilio a muchos miembros de la compañía. Pero ahora, más de 80 años después, este ballet de vanguardias inspirado en las celebraciones del fuego del Pirineo catalán arde de nuevo: el coreógrafo y bailarín Antonio Ruz y su compañía recuperan este espectáculo, al que han impregnado eso sí de perfume y estética contemporánea. El teatro del Museo Universidad de Navarra acoge este sábado la puesta en escena de la producción, impulsada por la Fundación Juan March y el Gran Teatro del Liceu.

Según cuenta el propio Ruz, el trabajo que se verá este sábado a las 19.30 horas en el museo pamplonés es el culmen de un proceso que se inició hace tres años, cuando Miguel Ángel Martín, director musical de la fundación, le propuso coreografíar este ballet inédito. Y Ruz dijo sí: "Hacía tiempo que tenía muchísimas ganas de tocar el repertorio de las vanguardias españolas", explica el bailarín cordobés, quien define como "un reto" aquella propuesta. Y por varios motivos. Por un lado está la música, ya que la partitura original de Roberto Gerhard, una versión a piano, era "muy compleja y difícil de bailar, contar y estructurar" y marcaba a su vez pinceladas de historia y de una época: Albéniz, Falla... y otros compositores como Bartok, dando lugar a "ese aire modernista". Por ello resume como clave el estudio realizado junto a Miguel Baselga, encargado de interpretar la música en la producción y junto a quien trabajó durante "año y medio" antes de meterse a la sala de ensayo.

El bailarín y coreógrafo Antonio Ruz. Foto: Unai Beroiz

Y ahí comenzó otro reto: pese al frustrado estreno y al paso de los años, del proyecto original se recuperó la historia escrita por Ventura Gassol, los bocetos de la escenografía de Joan Junyer... Pero no se encontró una sola nota de la coreografía que había creado Léonide Massine, coreógrafo principal de los Ballets Rusos y que venía del exitoso Le Tricorne (El sombrero de Tres Picos). Le tocó entonces a Ruz imaginar el ballet que Massine nunca estrenó: "Me he dejado llevar, no he intentado intentar hacer lo que no se hizo... Pero de alguna manera, ese universo está ahí", explica Ruz, que se documentó gracias a todo el material coreomusical y artístico que la Fundación Juan March había recopilado: fotografías, vídeos, información, textos... Y ahí dejó "volar la intuición".

Una fiesta del amor

En un argumento inspirado en la noche de San Juan, pronto encontró el epicentro: el fuego. "La coreografía está basada en ese elemento. Con los bailarines hemos investigado mucho la idea de las llamas, de las chispas, del calor y la explosión, de las brasas...", explica Ruz. Porque para el Premio Nacional de Danza 2018, en La noche de San Juan "al final estamos hablando del fuego del amor, no sólo del fuego en sí".

El espectáculo se desarrolla así entre un aura de sueño y vigilia y sigue danzas de antorchas y un desfile de figuras mágicas y movimientos eróticos de parejas alrededor del personaje de Cupido, que acaban en una boda al amanecer: "La obra es una fiesta del amor", concluye el coreógrafo andaluz, para quien en la obra late cierta universalidad: "Tenemos el folclore pirenaico, pero al final es danza y es algo popular", cuenta sobre ese equilibrio entre lo tradicional y contemporáneo que, reconoce, está presente en el 90% de sus proyectos: "Siempre estoy bailando -y nunca mejor dicho- entre esos dos mundos. Creo que desde la tradición se puede buscar la vanguardia".

Sobre la puesta en escena en el MUN, dentro del ciclo Museo en Danza, reconoce estar ilusionado por regresar a la considera casi su casa, porque además, por dimensiones y espacio, ve en el teatro navarro el escenario idóneo dónde llevar a cabo La noche de San Juan. Así, esta noche los siete bailarines que interpretan la obra, acompañados por la música en directo de Miguel Baselga al piano de cola, prenderán fuego a ese ballet que en su momento apagó la Guerra Civil. Y que ahora, al fin, arde de nuevo.