En el momento de la entrevista con este medio, la actriz navarra Arantxa Aranguren se encuentra en el Centro Dramático Nacional (CDN), ensayando el montaje Rif (de piojos y gas mostaza) dirigido por Laila Ripoll y con el que esta directora de escena y dramaturga cierra su trilogía sobre los conflictos bélicos europeos.

Se trata de una aproximación a los efectos del colonialismo a través de un hecho histórico concreto, el Desastre de Annual de 1921, que se estrenará el próximo 10 de diciembre en el CDN, donde permanecerá en cartel también todo enero. “Nos metemos en la Guerra del Rif, en la batalla de Annual y todo ese lío de ahí. Es teatro político-social con el que Laila vuelve a la carga. Lleva ya una trayectoria en esto, estuvimos además en Pamplona con la función anterior que se llamaba Donde el bosque se espesa, e hizo un proyeceto anterior, El triángulo azul, y ahora con esta función cierra la trilogía que ella tenía planteada sobre la conexión entre todos los conflictos bélicos europeos”, cuenta Arantxa Aranguren de este montaje “ambicioso que está en un código muy farsesco, con muchos colores” y que, apunta, “es la raíz de lo que luego se gestó en la Guerra Civil española, porque el modelo del Rif se copió para lo que luego se hizo aquí, y ahí ya aparece Franco, aparecen los legionarios”.

Para la actriz navarra fue “una alegría” volver a la actividad tras el parón del confinamiento. “Después de esa experiencia se disfruta todo más”.

“Yo estaba haciendo una diaria, El secreto de Puente Viejo, y justo una semana antes de que se declarara el estado de alarma nos fuimos a nuestra casa y ahí se quedó, montaron el final de esa serie como pudieron, y luego fue como volver a casa. Nuestro oficio necesita del público, de la comunión, del ritual. En mi casa puedo hacer otras cosas, pero de actriz, poco (ríe). Fue volver a la vida, recuperar el pulso de la vida, una alegría enorme. Necesitamos hacer cosas y que se vean, y volver al teatro ahora es un auténtico placer”, asegura ante su próximo estreno en el CDN.

En cuanto al valor que tiene actualmente para los actores y las actrices la televisión, Arantxa Aranguren tiene claro que es “una plataforma muy importante”. “Tiene algo de popular, te permite meterte en las casas de las personas, formar parte de la cotidianeidad de la gente, y te da un reconocimiento en cuanto a la popularidad del público general que en el cine no pasa tanto. Hay actores que no paran de hacer cine y van por la calle tan tranquilamente, y gente que hace televisión y no puede ni caminar por la vía pública”.

Para Aranguren, es “estupendo que en la televisión se esté haciendo hoy tanta ficción”. “Esto es una industria, y cuanto más rentable sea, más mercado crea. Y ahora, con el daño terrorífico que ha hecho la pandemia, crear industria es más necesario que nunca”, concluye.