- “Carmen Mola no tiene límites, cualquier barbaridad que se te ocurra, la va a hacer”, aseguró Jorge Díaz, uno de los tres guionistas y escritores que se escondían bajo esa identidad y con la que han ganado el Planeta con una novela, La bestia, que acaba de llegar a las librerías.

La bestia y Últimos días en Berlín de Paloma Sánchez-Garnica, finalista del Premio Planeta 2021 y en la que se observan los peligros de los totalitarismos, se presentaron ayer en el Instituto Cervantes de Madrid.

Jorge Díaz (Alicante, 1962), Agustín Martínez (Lorca, 1975) y Antonio Mercero (Madrid, 1969) decidieron en 2017 lanzarse a una aventura literaria colectiva y escribir, ocultando su identidad bajo el pseudónimo Carmen Mola, una novela, La novia gitana, a la que siguieron otras dos.

Con La bestia se hicieron el pasado 15 de octubre con el Premio Planeta 2021, el galardón literario con mejor dotación económica del mundo, un millón de euros. Y como guionistas que son, explicó Antonio Mercero, se propusieron hacer “la machada de que la novela tuviera cien capítulos y cada uno acabara en alto”, con el objetivo de generar sorpresa en el lector continuamente. Explicaron que su estilo, el de Carmen Mola, se ha ido creando y ahora está por encima del particular de cada uno de ellos, de tal forma que no son conscientes de lo que ha escrito cada uno y no saben cómo ha surgido.

La bestia se ambienta en el Madrid de 1834, en medio de una epidemia de cólera. Pero la peste no es lo único que aterroriza a sus habitantes ya que en sus arrabales aparecen cadáveres desmembrados de niñas que nadie reclama. Todos los rumores apuntan a “la bestia”, un ser al que nadie ha visto pero todos temen. Cuando la pequeña Clara desaparece, su hermana Lucía, junto con un policía tuerto, un periodista buscavidas y un monje guerrillero iniciarán su búsqueda. En la novela, dicen sus autores, hay mucha realidad y están las diferencias que había en la sociedad de la época: había gente cuya vida tenía valor y otra que no tenía nada y estaba a la altura de los animales: “ser una niña pobre en Madrid tenía menos valor que ser una gallina”.