A Alfonso Esparza, nacido en Tajonar, pero vecino de Mutilva Alta, la semifinal del Campeonato de España de Caza Menor con Perro se le presentaba con buenas perspectivas. Pero estas duraron ni más ni menos que 20 minutos. Sin tiempo todavía para entrar en calor, y mientras subía una pendiente, metió la puntera del pie derecho en un hueco del terreno y, al bajar el talón, introdujo el pie y se rompió el gemelo. “Tengo una rotura de fibras muy fuerte. En ese momento, no podía ni andar y enseguida vi que era muy grave. Le dije al juez que llamase al control para preguntar si me podían subir algo. Me trajeron un bote de Reflex y me estuve dando un masaje. Pude continuar, aunque estuve cojeando toda la mañana”, rememora.

En ese instante, aún quedaban seis horas para el final de la prueba. Y Esparza aguantó hasta que terminó, aunque en malas condiciones. No obstante, acabó recorriendo un total de 27 kilómetros. “El problema era, sobre todo, andar en llano. De entrada, descarté subir a unos altos donde sabía que había algunas perdices, pero, conforme pasaba la mañana, me di cuenta de que, cuando subía, me molestaba menos la lesión. Al final, estuve subiendo y bajando varias veces y terminé la prueba con una perdiz”, aclara, al tiempo que añade que no fue suficiente para clasificarse. “Contaba con que serían necesarias dos perdices, por lo que apuré hasta el final, tratando de encontrar otra, pero no hubo forma. La pena fue enterarme después de que tres cazadores, con la misma caza que yo, lograron plaza. Es posible que, si hubiera ido al control en cuanto cobré la primera perdiz, me hubiera clasificado. Son decisiones que tomas en el momento”, se lamenta.

Este tirador navarro posee un palmarés increíble. Ha sido cinco veces campeón navarro, además de acumular media docena de subcampeonatos. Se ha clasificado diez veces para las semifinales del torneo nacional y ha ganado dos de ellas, si bien en otra se quedó segundo con los mismos puntos que el primero. En finales del Campeonato de España, con cinco participaciones en su haber, sus dos mejores puestos los consiguió en La Rioja: en una, quinto; y en la otra, sexto. “Solamente el hecho de llegar a una final ya es un logro. La pena es que este año tenía a tiro la sexta final”, dice.

Además, a Esparza, de 57 años, le hacía mucha ilusión colarse en este Campeonato de España. “Yo ya tengo mis años y cuesta mucho ponerse en la forma física necesaria para llegar a una semifinal. Y cuando llegué a esta semifinal, pensé que, a poco que me acompañara la suerte, podía meterme en la final. Pero lo que no esperas nunca es lesionarte. Llevo más de 40 años cazando y me he lesionado dos veces. Que una de ellas haya sido en la semifinal de un campeonato de España da muchísima rabia”, remarca.

Ahora mismo, le quedan por delante dos semanas de recuperación. “Tengo el seguro de Mutuasport de la federación y me han dicho que me lo tengo que tomar con calma. De todas formas, me había hecho a la idea de que sería más tiempo. Veremos cómo evoluciona, pero tendré que ir poco a poco, con tranquilidad”, reflexiona.

En su cabeza, no obstante, queda la espina de haberse quedado fuera a consecuencia de una lesión ocurrida en un momento tan inoportuno. “Cada vez cuesta más superar estas pruebas y hay que estar muy bien físicamente. Cuando vas cumpliendo año, ves que las oportunidades se reducen, porque siempre viene gente joven por detrás, que es muy buena, lo que hace que entrar en una final sea complicadísimo. Yo pensaba que quizá esta iba a ser mi última oportunidad. Y que se haya truncado por culpa de una lesión es muy decepcionante”, sostiene.

Pero para este cazador navarro, hay algo que no admite discusión: “Mientras el cuerpo aguante, yo lo seguiré intentado”. Sabe que cada año que pase, la dificultad será mayor, pero no se da por vencido, sobre todo siendo consciente del estado de forma en el que había llegado a la semifinal de Zaragoza. “Físicamente, estaba muy bien. De hecho, en el campeonato autonómico estuve muy a gusto y, después, cuando revisé el cazadero de la semifinal, anduve 60 kilómetros en dos días y no tuve problemas. Por otro lado, de tiro también estaba muy acertado. Y, por último, el perro me estaba cazando genial. Al final, estos son los condicionantes importantes que te hacen estar arriba en una clasificación: estar físicamente bien, saber aprovechar las oportunidades y que el perro te cace”, precisa.

En su caso, refuerza la idea de que, si el perro funciona muy bien, la diferencia será grande. “Este perro mío ya se está haciendo mayor, porque estas Navidades cumplirá diez años. Pero aún le quedan dos o tres más cazando conmigo, espero. Lo que también espero es que, por lo menos, a mí también me queden esos años o más”, concluye.