La cruz y la cara de la misma moneda vivieron los dos navarros que el pasado 20 de noviembre disputaron la semifinal del Campeonato de España de Caza Menor con Perro, celebrada en Puebla de Albortón (Zaragoza) y en la que tomaron parte los 56 mejores tiradores del país, 28 de la zona norte y otros 28 de la zona sur. El que mejor suerte reunió fue el corellano Ángel Pérez, ganador del torneo autonómico y que demostró un estado de forma sensacional, al obtener 2.200 puntos, la mejor puntuación de toda la prueba (y que también consiguieron dos cazadores de la zona sur). Por otro lado, la peor suerte le tocó a Alfonso Esparza, subcampeón autonómico y que, pese a su gran habilidad, sufrió una lesión a los 20 minutos de comenzar la prueba, lo que le impidió demostrar toda su habilidad.

Pérez, de 45 años y que el día antes de la final del Campeonato de España de esta prueba estrella del calendario deportivo cumplirá 46, acudió a Zaragoza con muchos nervios. La razón no era otra que, por curioso que pueda parecer, conocer demasiado el coto en el que iba a competir. Da la casualidad de que en esa zona lleva cazando los últimos cuatro años, por lo que la presión era máxima. “Es un coto muy complicado y la gente da por hecho que, como ya has cazado allí, lo tienes que hacer bien”, argumenta. Y nada más lejos de la realidad, tal y como subraya: “Hay un aragonés, que es buenísimo, que ha llegado a ser tercero de España y que lleva cazando allí 20 años y que, sin embargo, solo consiguió abatir una perdiz y un conejo. Por tanto, yo tenía muy claro que lo podía hacer muy bien, pero que podía también salir un día malo y, por culpa de la presión, fallar”.

Finalmente, pudo controlar los nervios, aunque reconoce que tuvo muchos más que en otras semifinales en las que ha participado. Su palmarés es impresionante: esta será su cuarta final, lleva acumulados cuatro campeonatos de Navarra, fue asimismo en otra ocasión campeón de Castilla y León... En las semifinales del Campeonato de España, ha ocupado las posiciones quinta, tercera y primera. Aún así, destaca que, en Navarra, el nivel es altísimo. “Ganar aquí es muy complicado, porque hay competidores muy potentes, que son, además, personas a las que aprecio mucho. De hecho, fue una auténtica pena lo que le ocurrió a Esparza; yo estaba convencido de que él iba a sacar una plaza para la final”, relata.

Antes de que en el coto palentino de Tabanera de Cerrato se decida el fin de semana del 4 y 5 de diciembre quién es el campeón español, Pérez revisa lo ocurrido en Zaragoza. “Yo salí aguantando atrás, para no ir delante sacando caza a los demás. Aunque ese era mi propósito inicial, no pude aguantar mucho rato y enseguida empecé a superarlos, lo que conllevó que aprovecharan perdices que me salieron a mí”, expone.

La competición se le puso de cara muy pronto, según afirma, ya que logró dos perdices bastante rápido. “La tercera la abatí, pero no la encontré. En total, cacé cinco y cobré cuatro. Me di cuenta, cuando llevaba tres, de que, además de la clasificación, podía luchar por ganar la semifinal. Tuve también un buen juez, que supo aguantar bien la paliza que nos metimos, ya que subimos mucho terreno”, recuerda. Los datos de su reloj lo avalan: 37 kilómetros recorridos y 1.390 metros de desnivel, con una media de 6,3 km/h.

Al mirar atrás, reconoce que no tuvo que arriesgar mucho: “Cuando logré las dos primeras perdices, ya sabía que iba a tener plaza. Pero cuando cacé la tercera, empecé a ir más tranquilo, a caer en la cuenta de que ya no tenía que ir rápido al control, sino que podía quedarme todo el tiempo tratando de hallar más piezas”. El cupo era cinco perdices y cinco conejos, aunque Pérez confiaba en que el corte iba a estar en dos perdices.

Y ya de cara a la final, confiesa que se siente más preparado, sobre todo para superar sus posiciones anteriores (puestos 13º, 6º y 5º de España). “La última experiencia que tuve en el Campeonato de España fue que lo tuve todo para ganar, porque fui el que más oportunidades tuvo. Pero fallé mucho con el tiro. Hasta el propio juez que me acompañó me dijo que podía haber ganado el torneo de sobra, si no hubiese sido porque tiré muy mal. En este tiempo, he corregido mucho la puntería y creo que, conociendo a los competidores, puedo subirme al podio”, manifiesta. Siempre que, apunta, “me salga bien el día”.

“Cuando compites -alega-, has de saber que todos tus rivales son buenos y que te ha de salir un día perfecto”. Él, al menos, juega con otro factor a su favor: que le encantan los perros. “Para mí, son como de la familia. Tengo 11, aunque hay cuatro que están ya jubilados. Para los campeonatos, empleo cuatro que están bien enseñados. Siempre llevo dos y hago la misma rutina: al llegar al cazadero, los saco, los miro, casi hasta hablo con ellos, y el que más me transmite es el que participa conmigo en la prueba”, explica. En la semifinal, compitió con Canela, una perra podenca de cuatro años. Pérez espera que, salga con ella o con otro de sus perros, la suerte le siga acompañando y regrese a Navarra con un puesto entre los mejores.