l año que ahora termina, 2021, ha sido el año del esfuerzo para la cultura. El año en que, tras el parón forzoso de 2020 a causa de la pandemia de la covid-19, el sector comenzó a reactivarse con esperanza, ingenio e inventiva, aunque sumido en una atmósfera de incertidumbre, adaptándose a todos los cambios e imprevistos que surgían -que todavía van surgiendo-, y, con todo ello, fortaleciéndose. Ha sido difícil, y también satisfactorio.

"Un año largo" con final esperanzador

Están siendo años duros para el cine. Aunque la asistencia a las salas se ha incrementado a nivel general en el Estado un 45% este año respecto a 2020, como reconoce Carlos San Julián, coordinador de exhibición de Golem, "todavía estamos muy lejos de alcanzar las cifras de 2019, año récord con 105 millones de entradas vendidas". "Creo que a todos el 2021 se nos ha hecho largo", apunta. "Durante el primer trimestre del año tuvimos que hacer un gran esfuerzo para mantener las salas de cine abiertas, gran parte de la población aún sin vacunar, el virus campando a sus anchas y los grandes estudios guardando sus películas importantes para mejores momentos. Esta situación nos obligó a tener que echarle imaginación e inventar ciclos y programaciones alternativas que hiciesen atractivo acudir a nuestras salas", cuenta. A partir de primavera y verano se empezaron a recuperar espectadores.

Otra etapa del año vino marcada por la supresión de las restricciones, la finalización del Zinemaldia y el estreno de películas de calidad presentadas en el Festival de San Sebastián. "Títulos como Maixabel, Madres paralelas o El buen patrón, se hacen irresistibles para esa parte del público adulto que antes de la pandemia tenía el hábito de ver cine en el cine y que por precaución no había vuelto a las salas", dice San Julián. "De esta manera llegamos a la foto de fin de año: salas repletas, sesiones agotadas y un movimiento de público extraordinario a nivel global que arranca con el estreno de Spiderman: No way home, con cifras semejantes a antes de la pandemia", destaca. Esperando que la incertidumbre "pase lo más rápido posible", de cara al futuro se muestra "optimista". "La previsión de estrenos con la que trabajamos nos indica que vamos a tener una buena campaña de premios, Goyas y Oscar. El reto es seguir trabajando para mantener una actividad cinematográfica atractiva para Pamplona, además en 2022 vamos a cumplir 40 años, tendremos que celebrarlo", concluye.

La ilusión es no haber caído en la derrota

La incertidumbre, las limitaciones y las suspensiones han sido constantes en el ámbito de las artes escénicas. Pero, como destaca positivamente Javier Pérez Eguaras, gerente de salas de la Escuela Navarra de Teatro (ENT), "no se ha caído en la derrota". Y esto es, para él, "lo más ilusionante de este año". "Tal vez por motivos de supervivencia laboral y personal quienes hacen y quienes reciben las acciones culturales no han bajado la guardia y han buscado los huecos precisos para hacer, ofrecer y recibir arte", valora.

El mundo de las artes escénicas, apunta, "ha estado a la vanguardia de esta reacción y la valoración solo puede ser favorable". En concreto, la ENT ha hecho "una apuesta que puede parecer loca pero que ha sido muy cuerda: hemos incrementado la oferta en todas nuestra actividades, las destinadas a favorecer la creación, la formación, la exhibición de espectáculos, las que buscan incrementar la presencia internacional de nuestros profesionales y las que potencian la inclusión social", dice Pérez Eguaras.

Y el resultado de este esfuerzo, recalca, "no puede ser más que el optimismo". "Optimismo por la juventud que acude a los espectáculos y la que los crea; por la diversidad de las personas que nos visitan, distintas edades, distintos orígenes, distintas situaciones; por la profesionalidad de quienes empiezan a trabajar fuera de nuestras fronteras y de quienes siguen ampliando su formación; por la colaboración con nuevos festivales y congresos; y por el compromiso que hemos visto a lo largo de todo el año".

De cara a 2022, pide "que la importancia que se ha visto que tiene la cultura se plasme en decisiones". En este sentido, añade, "ojalá que las personas que tomen las decisiones se esfuercen por conocer la realidad que gestionan y ojalá el trabajo de base, el que hace la gente día a día, se valore como el más necesario", desea, cerrando su balance con una frase de Oteiza especialmente adecuada para estos días: "La aventura puede ser loca, pero el aventurero debe ser cuerdo".

Un año "agotador" y un gran público

La presidenta de la Asociación Navarra de la Industria Musical ANAIM, Ana Zamarbide, define 2021 como un año "agotador". "Tras la debacle de 2020, teníamos las esperanzas puestas en este año, pero la situación pandémica apenas nos ha dejado sobrevivir. La música en vivo necesita planificación, tiempo y las restricciones cambiantes no ayudan", asegura. Pero se lleva algo "positivo" de este año que termina: la respuesta del público. "La comprensión, las ganas y el respeto que han mostrado por la música en vivo es admirable. Y también la gran capacidad y profesionalización de nuestro sector. Hemos demostrado que somos uno de los sectores mejor preparados para la implantación de medidas, protocolos y capaces de crear una #CulturaSegura", reconoce.

Su deseo para 2022 es "normalidad". "Poder trabajar con la normalidad que todos conocemos y que nos permita sacar adelante nuestras empresas y proyectos. Mientras esta normalidad no sea posible, que lleguen las ayudas. Criticamos duramente la tardanza en la puesta en marcha de ayudas directas específicas para nuestro sector y que llevamos reclamando desde el comienzo de la pandemia", reivindica.

La llama del espíritu crítico en la precariedad

Si las artes plásticas ya estaban carentes de recursos y de apoyo en el camino hacia la profesionalización de los creadores, la pandemia no ha hecho más que "seguir añadiendo dificultades". Así lo ve Fermín Díez de Ulzurrun, artista, comisario y diseñador industrial, para quien este 2021 de restricciones "no ha sido muy relevante a nivel artístico en Navarra, con contadas excepciones". Cree, sin embargo, que "este año va a ser decisivo en la definición de cómo va a ser la cultura de aquí en adelante; la masiva captación de datos unido al desarrollo de la IA (Inteligencia Artificial) junto a la crisis del Sars-cov-2 van a cambiarlo todo", augura.

Como punto positivo de este año que acaba, destaca "el trabajo de algunos colectivos artísticos que están articulando en la comunidad proyectos de carácter crítico, lo que abre un pequeño halo de esperanza a la autoorganización de los/las artistas. Por citar algunos ejemplos, el recientemente creado Pr0t0c0lectiv0 con su exposición Relatovismo, proyecto becado en las Ayudas a la Creación del Centro Huarte en el que se ponen en jaque algunos mecanismos económicos imbricándose en ellos de manera sutil pero eficaz; Cabeza de Artista por su parte expuso en el espacio Apaindu Acéphale, una exposición con un ojo en la memoria y otro en los nuevos fascismos y coordinó la exposición colectica La comuna vive en Katakrak". Y Díez de Ulzurrun destaca también el Informe Maslow, un estudio realizado por el colectivo Maslow Industries del que forma parte, centrado en los recursos de pervivencia del colectivo de artistas en Navarra.

Mirando a 2022, el artista y comisario pide como deseo realista "una sala de exposiciones en el centro de Pamplona con programación a medio/largo plazo alineada con las directrices definidas en los programas de formación, investigación y producción impulsados por el centro de producción de Huarte".

Sin salir del terreno de las artes plásticas, Alberto García Vega, al frente de La Fábrica de Gomas, se suma al balance con luces y sombras. "El sector cultural ha conseguido remontar un poco este año, aunque el mercado del arte en Navarra arrastra una situación precaria desde hace años que la pandemia ha acrecentado", dice el creador, impulsor y director de proyectos de este espacio ubicado en el Soto de Lezkairu. Particularmente para La Fábrica de Gomas, 2021 ha sido un año "positivo", ya que "se ha conseguido el reto que nos planteamos a final de 2020: cambiar la línea de la galería, enfocando los proyectos como algo más que una exposición artística, con un planteamiento nuevo y diferenciador que aglutina en torno a cada tema concreto diversas actividades culturales que hacen atractiva la visita a nuestro espacio", dice, satisfecho con el resultado.

Mirando a 2022, su principal deseo es "seguir adelante con este cambio de rumbo que hemos iniciado en compañía de los artistas, y seguir enriqueciendo así el panorama cultural de nuestra comunidad desde una iniciativa privada". Recalca en este sentido que La Fábrica de Gomas ha llevado adelante su proyecto "en tiempos difíciles y sin ninguna ayuda de los departamentos de cultura de nuestra Administración", y que si tuvieran "un mínimo apoyo institucional", podrían desarrollar sus propuestas "de una manera aún más ambiciosa".

El reto, la regularidad en la programación

La danza, ese arte que nos conecta con nuestro cuerpo y, desde ahí, con las emociones más esenciales, va creciendo en presencia y calidad en Navarra. Aunque, como reconoce Carmen Larraz, directora de Dinamo Danza y codirectora de La Faktoria Choreographic Center, "queda mucho por hacer para que pueda gozar de una programación más regular que familiarice a la ciudadanía con esta disciplina".

La mayor dificultad que la coreógrafa y bailarina navarra se ha encontrado en este 2021 que ya termina ha sido "la incertidumbre". "Desgasta mucho y quita vitalidad y energía tener que ser continuamente flexible y capaz de adaptarse con rapidez a los cambios que se han planteado, que en ocasiones eran de un día para otro o en el mismo día", afirma. Lo positivo, es "que en el sector de la danza comienza a verse cada vez con más claridad un crecimiento, tanto en número y diversidad de líneas artísticas, como en la calidad de las propuestas. Y que se han implantado medidas de apoyo a la comunidad artística de Navarra que han tenido buena respuesta y podrían quedarse de cara a un futuro, como el festival Con los Pies en las Nubes". El reto sigue siendo "trabajar por una profesionalización digna del sector cultural; que ocupe el lugar que merece en cuanto a condiciones laborales se refiere, porque se ha visto que es vital para la sociedad".

Poniendo la mirada en el nuevo año que ya llega, Larraz pide un deseo global imprescindible: "Que nos preocupemos un poco más por nuestro planeta". Y en lo cultural, dos peticiones: "Más arte en el sistema educativo, porque necesitamos mentes creativas, despiertas..., y está más que demostrado que la actividad artística enriquece el conocimiento; y más programación de danza, la danza está en auge, y requiere de una apuesta para que tenga una presencia más estable en el panorama cultural", defiende.

La oportunidad de llegar más lejos

Las bibliotecas públicas navarras, afectadas en esta crisis por cierres y reducción de aforos, han mostrado "su poder de adaptación, su capacidad de aprendizaje, su prestación de servicios en cualquier circunstancia y su compromiso con la ciudadanía". Así lo valora Asun Maestro, directora del Servicio de Bibliotecas de Navarra, quien apunta que "se ha incrementado en 2021 el dinamismo que caracteriza a las bibliotecas, incorporando novedades, en particular en lo relacionado con el ámbito digital. Y esto es mucho más que positivo".

Maestro destaca especialmente y por encima de todo "el recurso humano que ha sido la fuerza motriz del sector: las bibliotecarias y los bibliotecarios, su convencimiento y compromiso". Diversos galardones más allá de nuestras mugas han reconocido este trabajo humano, como el Premio Liber a la Biblioteca de Navarra, los Premios María Moliner a las bibliotecas de Artajona, Mendavia, San Adrián y Viana y un premio a la Biblioteca de Mélida en un Congreso Nacional.

La obligada y continua adaptación a los cambios y medidas de seguridad dados por la situación sanitaria ha sido la mayor dificultad para las bibliotecas y su personal en este tiempo. "Y aquí también hemos salido reforzadas, porque hemos aprendido a entender nuestros edificios de otra manera y hacerlos más seguros y saludables", dice Asun Maestro.

La pandemia ha supuesto además una oportunidad para llegar al máximo de población posible, haciendo extensiva y accesible la actividad de las bibliotecas en el espacio virtual, así como "apostando de manera más decidida por la adquisición de recursos electrónicos de libros, revistas y películas". En este sentido, para Asun Maestro uno de los puntos positivos ha sido "la generación de contenidos culturales con la emisión en streaming de casi toda la programación, en especial de la Biblioteca de Navarra, y su disposición a través de nuestro canal de YouTube para su posterior disfrute a la carta. A través de estos medios digitales, la accesibilidad a la cultura adquiere una nueva dimensión que nos permite llegar a cualquier lugar del territorio".

Ha sido también un año de cooperación y de alianzas muy positivas para las bibliotecas, entre sí, con otros sectores de la comunidad del libro y de diferentes ámbitos culturales y sociales.

De 2022, la directora del Servicio de Bibliotecas de Navarra espera que sea el año en que arranquen tres proyectos: el bibliobús, biblioteca móvil con 8.000 documentos que dibuja su ruta en más de 20 localidades de Tierra Estella y "aspira a contribuir al desarrollo cultural y social de una zona en la que la despoblación resta oportunidades"; un nuevo proyecto que hará llegar información y lectura a la población reclusa -"en las próximas semanas se firmará un Convenio con el Centro Penitenciario de Pamplona para articular, entre otros puntos, el envío regular de libros", avanza Asun Maestro-; y otro para frenar la brecha digital y contribuir desde las bibliotecas a "la alfabetización informacional y la capacitación digital de una ciudadanía sobrepasada por el exceso y la fiabilidad de la información y por la complejidad en su acceso".

Feminismo y cultura, un 'maridaje' necesario

Para una emprendedora cultural como Nerea Madariaga, impulsora de ciclos como Letraheridas, Oh, diosas amadas, el festival musical MAF (Mujeres Al Frente) o el de mujeres cómicas La risa lista, además de librera en Katrakak, 2021 ha sido un año "agridulce". "Por una parte, arrastramos un agotamiento y frustración que hace que cueste trabajar desde la incertidumbre, porque la situación cambia constantemente. Este 2021 empezó con restricciones, y a finales de verano parecía haber una luz de esperanza que ha durado poco", dice. En concreto, en lo relativo a su trabajo como gestora cultural feminista, los diferentes proyectos han tenido marcos distintos, algunos con restricciones y control de aforo, "pero pudieron realizarse, lo que no es poco dadas las circunstancias", valora.

"Hemos trabajado en todos los marcos. Pero una de las cosas que hemos implementado desde 2020, siempre que el presupuesto lo permita, es la emisión en streaming, que en inicio -tercera edición de Letraheridas en octubre de 2020- llegó para paliar las tremendas dificultades de producción con aforos muy limitados y que ha tenido una parte positiva de extender nuestros proyectos más allá de Pamplona, y ha permitido crear una comunidad on line muy potente a nivel afectivo y de seguimiento de nuestras programaciones", destaca.

Eso sí, considera que "la presencialidad es importantísima y es por lo que trabajamos, para que haya vida cultural real y encuentro entre artistas y público".

Trabajar y programar desde la incertidumbre asegura que "a veces es difícil, pero de alguna manera creo que nos hemos acostumbrado en el sector cultural, igual que el resto de la sociedad, a lidiar con este panorama de luces y sombras y hay que seguir poniendo el foco en el contenido, que es lo que está en nuestra mano, más allá de las circunstancias externas, porque si no, no podríamos seguir adelante".

Nerea Madariaga tiene claro que "la cultura respira al mismo ritmo y tiempo que la sociedad y hay que tirar para adelante, no queda otra. La actividad cultural es fundamental y esencial para la salud de una sociedad y no se puede renunciar a esta salud".

En cuanto a los deseos que le gustaría que se hiciesen realidad en 2022, el fundamental es "que las cosas no vayan a peor, al menos". "Que podamos trabajar, que se puedan hacer propuestas y actividades. Desde mi experiencia reciente como programadora de conciertos, creo que el sector musical ha sido uno de los grandes perjudicados y deseo fervientemente que no vuelva la restricción de festivales o conciertos con personas de pie, porque limita muchísimo la posibilidad de realización para muchos de ellos y su viabilidad económica".