La conexión del artista con la naturaleza, y en concreto con el mundo animal, es el eje de la nueva exposición colectiva que acoge en estas fechas la Galería ArteA 2 de Zizur Mayor. Animalario, visitable hasta el próximo día 29, reúne obras de diez creadores, nueve de ellos navarros y una bilbaína, que a partir de diversas técnicas artísticas proponen distintas miradas sobre una temática que, para todos ellos, es fuente de inspiración y motor de búsqueda en ese misterio insondable que es el arte.

Ainhoa Sánchez, Ullate, Mikel Muruzabal, Celia Eslava, María Azcona, Cristina Cidriain, Cova Orgaz, Iker Serrano, Leire Urbeltz y Alexandra Gapihan participan en esta sugerente muestra colectiva que reúne pintura, fotografía, escultura y técnicas mixtas y con la que la Galería ArteA 2 se ha propuesto abordar la presencia del mundo animal en el arte contemporáneo de una manera abierta y desprejuiciada. "Porque muchas veces cuando se habla del mundo animal se cae en la polémica, en la defensa o el ataque, y hemos querido evitar esa polaridad para mostrar que en el arte contemporáneo el mundo animal se aborda desde muy diversos registros; hay muchas maneras de verlo", cuenta la galerista Ana Álvarez.

ArteA 2, que dedicó recientemente una retrospectiva al pintor navarro Guillermo Pérez Pérez Jiménez, conocido artísticamente como Ullate y fallecido en 2018, recupera para esta colectiva una pintura del artista del año 1996, Gato, una estampa realizada en pastel sobre papel que contiene en sí misma la esencia del misterio y la belleza del mundo animal.

Anhelos de libertad

Para varias de las artistas participantes, la mirada es desde y hacia el anhelo de libertad, simbolizado por aves o alas que se expanden creando sugerentes formas. Es el caso de Alexandra Gapihan y su obra relizada en grafito, carboncillo y medios mixtos sobre papel Principito de los Arces con Alas; una evocadora reflexión sobre la libertad del niño, que se representa aquí "encajado pero también con sus alas que se expanden", como una mariposa que busca la libertad entre los límites naturales de la vida. También eligen las aves Leire Urbeltz en sus coloridas pinturas Temporeras y Bienaventurados sean los gansos y la artista bilbaína Cova Orgaz, quien trabaja la escultura a base de cartón y presenta en este caso tres piezas, tres bellas crías de pingüino que sugieren el descubrimiento en esos primeros pasos tras la venida al mundo.

Ainhoa Sánchez suma a esta colectiva su pasión por las aves con dos obras, Árbol pajarero (gres, óxido y grafito) y Colibrí (modelado en porcelana), que simbolizan la importancia vital que tiene la naturaleza en el trabajo de la artista navarra. "Es para mí indispensable para poder crear. Es de donde me nutro para explayarme y transmitir todo lo que siento", afirma la creadora de estas piezas concebidas a partir del interés por el contraste entre luz y sombra y por el valor del "detalle, lo mínimo y lo esencial".

El contraste entre luz y sombra también es clave en la serie Maasai del fotógrafo Mikel Muruzabal, de la que presenta cuatro obras en impresión digital sobre aluminio que revelan símbolos con un gran significado para la tribu Maasai de Kenia y Tanzania.

El origen de la vida

El origen de la vida es la idea de la que parte la obra creada por Celia Eslava expresamente para esta cita expositiva; un huevo abierto realizado en porcelana, madera y arena con el que la artista expresa su sentir en torno al término Animalario como "concepto que cuida, protege y estudia los animales". La pieza evoca el lugar donde se ha producido la vida y lo que queda después, y evoca ese "continuum" que es siempre la vida, el abrirse camino en ella, evolucionar, adaptarse a los cambios, moverse, renacer. "Yo trabajo mucho desde las tripas y esta es la sensación que tengo con todo lo que estamos viviendo. Que se puede continuar, y renacer", dice Celia Eslava.

También es visceral la pintura de Cristina Cidriain, que participa con tres obras: las sugerentes Caldo primigenio y Tábano -ambas de 2015 y en técnica mixta sobre lienzo- y la más figurativa Kaos -un perro pintado al óleo sobre tabla roble creado en esta pandemia-. Para esta artista, la "palabra mágica" al pensar en el mundo animal es "bichos". "Porque a diferencia del animal, que es un ser vivo ya catalogado, metido en un archivador y sometido a nombre, apellidos y especialidad, el bicho, o los bichos, representan para mí el caos, la indefinición, la fantasía, todo lo que tú quieras imaginar; es ese lugar fronterizo en el que no sabes muy bien dónde te mueves, que no tiene nombre, no existe pero yo quiero que exista y existe. Para mí es un verdadero elogio llamar a algo bicho, porque es algo fronterizo, que está en los bordes, más libre, en el sentido de que no está catalogado", reflexiona la artista.

El zorro o el artista en tránsito

El misterio y la belleza que transmite un animal salvaje en su plácido descanso y en su rutina cuando no es observado ni interferido por la presencia humana; el misterio y la belleza de la fauna y flora, ante las cuales el ser humano empequeñece -o simplemente ocupa el lugar que le corresponde-, laten en las evocadoras pinturas al óleo de María Azcona No podéis pasar (2016), Bagheeras dos, Atento y Plácida -las tres de 2021-.

Y la transición y búsqueda del artista están representadas en la sala en las seis piezas que componen la poderosa instalación de Iker Serrano titulada Zorro peregrino (2014). Una secuencia del movimiento del zorro, desde la posición en la que mira al espectador y el inicio del camino hasta el comienzo de su enérgica carrera. "El zorro hace de vehículo para el artista, para mostrar cómo se puede llegar a construir dentro de ese espacio tan ecléctico y con un lenguaje propio que es el lienzo", explica Iker Serrano, para quien la búsqueda del creador "al final no deja de ser ese afán del artista por reflexionar sobre el propio medio y sobre sí mismo".

En este sentido, apunta, "cuando el artista se introduce en ese espacio en blanco, el lienzo, donde no tiene referencia, está buscando una senda por donde tirar", igual que el zorro en esta instalación. "Me interesa lo animal porque ahí no hay esa construcción mental que hacemos los seres humanos; el animal se mueve por puro instinto, sin embargo nosotros nos movemos por argumentario, por la reflexión", dice, añadiendo que apuesta por el zorro porque es un animal que está entre dos mundos, no es ni el perro que está supeditado al ser humano, ni el lobo que te come".