a figura de Rafael García Serrano (Pamplona, 1917 - Madrid, 1988) no está exenta de polémica y controversia -ni lo estará-: el falangista pamplonés, quien tuvo un papel relevante durante la dictadura franquista, es autor de una obra que abarca géneros tan variados como novela, poesía, ensayo, libros de viaje, artículos periodísticos... Y que, además, de alguna manera tienen una influencia del séptimo arte.

Así lo recoge el nuevo libro editado por la Filmoteca de Navarra, escrito por el historiador de arte Francisco Javier Zubiaur Carreño y que, apunta, hace el ejercicio de no juzgarlo por su ideología sino de revisar su trayectoria profesional, desarrollada al calor del régimen y en la que compaginó su labor en prensa y propaganda, con trabajos literarios e incursiones en el mundo del cine, llegando a participar en 22 guiones y dirigiendo el filme Los ojos perdidos, que adaptaba su propia novela.

Si bien es conocido por su actividad en la prensa y propaganda de la época -llegó a dirigir el diario Arriba España-, Rafael García Serrano sobresale también por su trabajo literario, publicando treinta y seis libros, marcados por su ideología entre los que destacan obras como Plaza del Castillo, La fiel infantería y La gran esperanza. "Su figura está cuestionada por su ideología, pero es uno de los mejores escritores que ha nacido aquí en Navarra", opina Alberto Cañada, responsable de la Filmoteca de Navarra.

De ahí que Zubiaur Carreño, autor de la monografía, consideró un "reto" el enfrentarse a esta trayectoria literaria. Un reto que terminó por convertirse en sorpresa: "Sus novelas tienen una estructura soterrada de carácter fílmico", como si el pamplonés observase a sus personajes desde "una cámara oculta de Vertov o los Lumière". De hecho, estos protagonistas ficticios en ocasiones llegan a manifestar sus intereses cinéfilos, hasta el punto de que el libro cuenta con un capítulo dedicado a todas estas referencias al cine que se encuentran en su obra literaria.

A ojos de Zubiaur Carreño, fue Rafael García Serrano "un cineasta maldito". Y se explica: en 1966 el navarro escribió y dirigió la adaptación cinematográfica de su novela Los ojos perdidos, donde narraba una historia de amor entre Margarita y Luis, quienes se conocen mientras éste se halla de paso hacia el frente del Norte: "La película no fue aceptada socialmente porque rememoraba la Guerra Civil en un momento que precisamente se intentaba olvidarla", opina Zubiaur Carreño.

Este minoritario éxito de la que era su ópera prima le empujó quizá a centrarse de nuevo en la literatura, si bien es cierto que siguió trabajando en otras tareas relacionadas con el mundo del cine como la adaptación de diálogos y escribiendo películas con otros profesionales. Por ejemplo, junto a Rafael J. Salvia firmó títulos como A la Legión le gustan las mujeres... y a las mujeres la Legión (1976). Como guionista ganó ganó dos veces el concurso convocado por el Sindicato Nacional del Espectáculo por sus guiones deTercio viejo (1943) y La paz dura quince días (1957).

Su legado cinematográfico reúne 22 largometrajes de ficción y 9 documentales comercializados, además de ser autor de 12 guiones televisivos: "La televisión tiene el gran poder de introducirse en las casas", decía sobre un medio en el que comenzó a trabajar en 1962, cuando aceptó colaborar como guionista para Televisión Española. Dirigió y escribió el documental Navarra y colaboró en episodios de Cuentos y leyendas o Escritores de hoy.

Más allá de sus mencionados trabajos como guionista y dialoguista, García Serrano en 1960 fue nombrado director de la revista Primer Plano, autoproclamada como "primera revista española de cinematografía" -si bien cuando salió en España ya existía Radio Cinema- y cuyo objetivo era, según reivindicaban, "relanzar el cine español". El 28 de junio de 1963 abandonó la dirección de la revista, que cerró definitivamente poco tiempo después.

Según apunta Zubiaur Carreño, tanto su obra literaria como cinematográfica posee un "realismo social de carácter memorialístico" y concluye que el objetivo del libro precisamente era responder a una pregunta: "¿Qué significó para él el cine?". Y a modo de respuesta, parafrasea unas palabras del navarro: "El cine ofrece la libertad de la novela y la comunicación del teatro". Porque, concluye, él quiso "proyectar su visión de la lectura y su sensibilidad al gran público a través del cine". Con motivo de la edición de esta monografía, esta tarde, a las 19.30 horas, se proyectará la película Los ojos perdidos, en una sesión que presentará el propio Zubiaur Carreño.