Con más de 25 años de trayectoria a sus espaldas y el éxito que les precede tanto estatalmente como en Latinoamérica, Café Quijano vuelve a Pamplona mañana para presentar su nuevo disco, Manhattan, que verá la luz el próximo 25 de febrero como una continuación a su exitoso álbum de 2001 La taberna del Buda.

¿Qué podría decirnos sobre el repertorio que tienen preparado para el concierto del sábado en Baluarte?

-Es uno de los más completos que tenemos desde que empezamos. Hay dos partes muy bien diferenciadas: una con boleros, donde damos un repaso a la época de los tres álbumes de Orígenes: el bolero y hacemos una síntesis de esos tres volúmenes; y luego ya pasamos a la parte de todo el pop-rock que hemos hecho durante todos estos años; ahí tenemos las canciones más conocidas, desde el primer disco hasta las nuevas.

Acostumbran a conseguir el ‘sold out’ en sus conciertos. ¿Qué esperan de este sábado?

-Este sábado está la cosa más complicada, porque con esta historia que estamos viviendo, la gente tiene bastante miedo y se retrae bastante a la hora de comprar entradas; está claro que algo de mella está haciendo en la asistencia a todas las programaciones culturales, y lo que esperamos es que vaya el mayor número de gente, que se lo pasen bien y que cuando salgan digan que han disfrutado mucho.

¿Cómo definiría la esencia o el sonido del grupo?

-El nuestro dicen que es un sonido muy particular y peculiar. El disco que acabamos de grabar viene siendo una continuación de ese sonido que iniciamos a primeros del nuevo milenio con la canción La Lola y el disco La taberna del Buda. Ese sonido es muy identificativo nuestro. Yo creo que lo que más lo define es, hagas el género que hagas, la combinación de voces de los tres hermanos. Eso es quizás lo más representativo de nuestro sonido. La voz es el instrumento principal, y es el que hace que seamos más rápidamente identificables. Pero también es una comunión de cosas, porque la voz es como la guinda final, lo que resalta por encima de todos los instrumentos; no deja de ser una mezcla de cosas, de sonidos muy típicos: una forma de componer. Las armonías, los sonidos de las guitarras, de las percusiones... Todo eso tiene una personalidad, muy nuestra, y es lo que, unido a todo el tema de los arreglos vocales, hace que ese sonido sea muy característico nuestro. Es una mezcla de todo.

¿Después de tantos años, qué les viene a la cabeza al echar la vista atrás?

-No parece que hayan pasado tantos. Cuando nos paramos a pensar parece mentira que hayan pasado tantos y tan rápido. A nosotros nos parece que fue ayer cuando hacíamos La Lola, cuando grabábamos La taberna del Buda... Lo que nos viene a la cabeza es el tópico de “qué rápido pasa esta vida y qué rápido pasa el tiempo”.

¿Qué queda de los Café Quijano de los inicios?

-Básicamente todo: tenemos la esencia absolutamente intacta. Lo que tenemos a mayores es un poco más de experiencia, de evolución inherente al paso del tiempo. Supongo que hemos aprendido algo más, que hemos ido mejorando poco a poco. No creas que hemos cambiado mucho. El estilo sigue siendo muy personal, muy nuestro, muy identificativo. Sí es cierto que yo creo que sonamos mejor, hemos aprendido a tocar más, porque al final a base de ensayar se aprende a tocar y son muchos años. Son unas cuantas cosas, esa evolución y la experiencia, las que hacen que el resultado al final sea mejor.

¿Qué pueden decir sobre el nuevo disco que vam a sacar ahora, ‘Manhattan’?

-Es una continuación de La taberna del Buda del 2001. El año pasado, cuando íbamos a sacarlo, se cumplía el 20º aniversario, y queríamos que fuera una continuidad, no perder la esencia de ese sonido, esas historias contadas y esa forma de cantarlas y sus fraseos. Queremos que esto sea una segunda parte de esa Taberna.

¿Qué diferencia el disco nuevo de ‘La taberna del Buda’?

-Ahora estamos mucho más hechos, más experimentados. El sonido no es el mismo que hace veinte años. Pero, en esencia, sigue la misma manera de componer, contando esas historias que parecen largometrajes. Hemos buscado no perder el concepto, la forma de cantar y de componer de ese primer disco. Traer esa esencia, pero a 20 años después. Tocamos canciones que nos parece que pudiéramos estar tocando hace 20 años en ese mismo disco; tienen la misma energía, el mismo concepto, el mismo tipo de progresiones armónicas... La forma y la esencia son las mismas. También somos mucho más conscientes de las cosas, porque las vemos con más claridad, disfrutamos más y somos más conscientes de lo que representó también aquel disco: fue un poco la reafirmación de que podíamos seguir haciendo canciones interesantes y no quedarnos solo en La Lola.

¿Por qué han decidido volver a Los Ángeles para grabar este nuevo disco?

-Como queríamos mantener la esencia de aquel disco, qué mejor manera que ir a las fuentes donde se generó y se creó, y de donde sacamos todos los sonidos. Era una manera de recuperar todo aquello 20 años después. Una manera de recrearlo desde la raíz; yendo a grabarlo con los mismos músicos era recrearlo desde el origen.

¿Lo que han publicado hasta ahora, qué acogida ha tenido entre el público?

-La verdad es que bastante bien. Apenas hemos hecho promoción porque el disco no sale hasta febrero, pero hasta ahora muy bien, estamos muy contentos y la respuesta de la gente es de aplauso por esta vuelta al sonido de siempre. Yo creo que es la mejor respuesta que hemos tenido a los discos de los últimos años. Una respuesta muy positiva con la que estamos muy contentos.

¿Qué es el éxito de verdad para Café Quijano como grupo?

-Los premios nos encantan, igual que a todo el mundo. Que te reconozcan es un premio extraordinario, pero al final es tan efímero en el momento en el que te lo dan, que al día siguiente ya pasó la euforia, y vuelves a levantarte y a enfrentarte al día a día de tu mundo, de tu trabajo, que es la música, y el mejor premio es poder llevar más de 20 años y seguir contando que nos dedicamos a esto. Eso sí es el premio de verdad, aunque suene a tópico. La posibilidad de estar ahí todavía en el ajo, de poder seguir yendo a teatros, auditorios, y poder seguir llenándolos... No creas que es tan fácil después de 20 años. Hay que aguantar el tipo, que es lo difícil.

Viendo el éxito que consiguieron con los boleros, ¿se plantean volver a hacer algo similar?

-No lo descartamos. De hecho, hasta en este disco más rockero hay un bolero, y en todos hemos incluido uno. Otra cosa es que volvamos a inmiscuirnos de lleno en el género, que probablemente lo hagamos. Nos apetece ir alternando una cosa con otra. El pop-rock y el bolero son los dos géneros que hemos cultivado. Llevamos dos discos de pop con este último, y probablemente sigamos por esta línea, pero no descartamos volver al bolero en absoluto.

¿Qué espera Café Quijano del futuro?

-El poder seguir haciendo entrevistas, porque significa que seguiremos ahí. El poder seguir dando conciertos, porque es nuestra vida, y el tener la posibilidad de no bajar del escenario: cuanto más allá, mejor. Eso es lo que esperamos, poder seguir y no bajar de aquí para nada.

¿Tienen planes de futuro?

-Seguir como estamos. Empezar la promoción del disco, seguir con la gira y según vayan surgiendo las cosas las iremos haciendo. Tampoco somos de planear en exceso, vamos moviéndonos a medida que se desarrollan los acontecimientos. Vamos viendo.