Catorce años después de su anterior película, Paisito, Ana Díez (Tudela, 1954) presenta A quien cierra los ojos. Y lo hace, además, cerrando un círculo:la directora navarra ha grabado este largometraje en México, país donde cursó sus estudios cinematográficos y, posteriormente, rodó su primer largometraje, Elvira Luz Cruz, pena máxima (1985): “Fue muy emocionante volver a rodar en México”, celebra la realizadora, ganadora del Goya a la Mejor Dirección Novel en 1989 por Ander eta Yul, antes del preestreno del largometraje que tendrá lugar mañana, 9 de julio, en el centro Tabakalera de San Sebastián. En la cita le acompañará la protagonista de la película, la actriz mexicana Patricia Reyes Spíndola.  

Después después de rodar ‘Paisito’ en 2008, ahora retoma la dirección cinematográfica con ‘A quien cierra los ojos’. ¿Cómo ha sido el reencuentro con las cámaras?

–Bueno, las cámaras nunca se alejan, pero los proyectos cuesta levantarlos... Pero la pregunta tiene sentido porque el director de fotografía en Paisito me dijo: “es la última que vas a rodar en fotoquímico, a partir de ahora rodarás en digital”. Y es un salto brutal, en fotoquímico se decide qué toma se va a revelar, se intenta hacer pocas tomas porque cada una tiene un precio, el rollo se acaba... y el digital es “viva la vida” (risas). He rodado con digital, pero con conciencia de no repetir.  

¿Cuál es el punto de partida de ‘A quien cierra los ojos’?

–Después de Paisito hice otro documental en México en 2017 sobre la prevención de trata de personas en México. Intenté levantar otro proyecto y no fue posible y finalmente esta productora, Reflekto, me ofreció hacer esta película en México, en torno al tema de la educación. A quien cierra los ojos tiene un marco:es una investigación de Educadores Sin Fronteras que dice que con toda la violencia y desestructuración que hay en México, los miedos que veían reflejados en los escolares más pequeños eran por situaciones violentas en el entorno intrafamiliar y en la escuela. Y eso les hace unos adultos inmaduros y con mucha incapacidad de enfrentarse. Ese es el marco e hicimos una ficción. 

La historia transcurre en un colegio privado mexicano y, según afirma, siempre le ha interesado el sistema educativo. ¿Por qué?

–El sistema educativo es fundamental para la evolución de un país: supone el cómo prepara el futuro de sus ciudadanos y cómo educa a los niños para que tengan herramientas para interpretar la realidad, para transformarla, para enfrentarse a los distintos avatares... Y eso requiere una estrategia muy de fondo. En España, por ejemplo, con la educación no hay forma y cada uno tira para un lado. Concertados, privados, los modelos mixtos... no hay un pacto por la educación y no parece que sea lo mismo en Francia, donde los valores republicanos están muy establecidos y donde hay muchas películas sobre la educación, porque se preocupan por el tema. Eso lo echo en falta en México y en España, es una deuda pendiente. Es fundamental tener en cuenta a la infancia de un país para saber qué futuro quieres y para ver cómo la preparas y cómo la educas con valores. Me preocupa el tema, sí.

¿No se cuida suficiente a las nuevas generaciones en este camino y preparación para el futuro?                     

–Exactamente, se descuidan. Quitamos una asignatura, ponemos otra... Esos son los pegotes en España, ¿no? Ahora quito la filosofía, la vuelvo a poner, ahora quito la música... Vamos a ver, que se junten todos los partidos en el congreso o en comisiones de educación y ver cómo se les puede preparar. No, es que el mundo digital... Es que el mundo digital llevamos ya veinte años que ha cambiado todo, veamos que pasa, pero no hay forma. Y luego los colegios privados, que forman elites y realmente lo que hacen es prepararles a esas elites para que reproduzcan el mismo esquema anterior, para que se sientan ricos, para que vayan a universidades privadas a su vez... Es eso, se reproducen los esquemas de poder, es reproducir lo mismo y también las clases sociales en la educación.

¿Es esta escuela una metáfora del mundo actual, extrapolable a cualquier país y sociedad?

–Efectivamente. Creo que es una metáfora social, yo he pretendido que haya muchas capas en la película. Es compleja en cuanto a personajes, son muchos y todos tienen un tipo de violencia muy muy recóndita que les hace enfrentarse de una manera. En México hay educación pública y también educación privada, como en la película, que es una escuela privada de medio pelo, pero hay cientos de escuelas así en México. Allí educación pública es para la gente con recursos mínimos y cualquiera que se precie, lleva a su hijo a una escuela privada aunque sea a una chiquitita como la de la película, porque te crees que así tu hijo se va a poder integrar mejor y va a tener acceso más directo al poder. Es un poco también como puede pasar en España, que no voy a nombrar a cierta institución, pero dices voy a ir a aquí porque son esto, luego también iré a una universidad privada... Lo sabemos y es que encima en España tenemos la religión. Educación y religión, ¿qué tendrá que ver no?

Y ya, si miramos a Navarra... 

–Pues sí, sin nombres lo he dicho ya (risas).                                                

De cara al espectador, ¿qué preguntas cree que plantea ‘A quien cierra los ojos’, o en torno a qué reflexiones le gustaría que se indagase?

–¿Qué hacemos? ¿Qué podemos hacer para que esto cambie y para que no hagamos niños soldados? Hay que tener capacidad para que puedan expresar lo que les está pasando y poder enfrentarse a este mundo también. Con que se quedase con eso... Y en si esta educación es la que queremos para que nuestros futuros reproduzcan lo mismo que ahora, o si queremos que cambie. ¿O queremos tener perritos y nada más? El otro día la actriz protagonista, Patricia Reyes Spíndola, decía en una entrevista que a sus perros les aplicaba el método montessori y que era bilingüe. Me hizo gracia porque esto son las nuevas generaciones:hay una parte que ha decidido que la reproducción social no va con ellos (risas). Pero me gustaría plantear las preguntas de qué queremos para el futuro, porque depende de nosotros, e indagar, potenciar... 

Y, personalmente, tras rodar este proyecto, ¿ha encontrado alguna respuesta?

–No, una hace películas para hacer preguntas(risas). Me gusta que haya debates y también me gusta el cine que me puede hacer pensar. No es mía la frase, pero a alguien le leí que decía que le gustaba más el cine que le hacía preguntas que el que le daba respuestas y a mí me pasa igual. Preguntarme: ¿te identificas con alguno de los personajes, has sufrido este tipo de violencia, qué herramientas has tenido para enfrentarte a este tipo de violencias...?  

El colegio y reflexión que vemos en pantalla difiere mucho de otras escuelas como, por ejemplo, la de ‘Élite’, exitosa serie de Netflix. ¿Cómo ve la irrupción de las plataformas de ‘streaming’ como Netflix, Amazon Prime o HBO, que han revolucionado la industria audiovisual? 

–Este lenguaje de las series y plataformas ha cambiado el consumo y eso es importante para hacer cine. Ahora el consumo es privado y en casa, un atracón de comida rápida, como yo digo. Nunca antes se había consumido tanta historia de audiovisual. Se podía ir al cine, se podía ver algo en televisión... pero consumir tanta ficción, nunca. Y con este tipo de atracones, lo que se quiere es que sean tramas con personajes muy bien definidos, con el mal o el bien muy identificados, sin grises... El cine requiere otras costumbres que se están yendo y que pueden volver, como el teatro ha muerto y cada vez vuelve, pero ahora mismo la generación que va de 15 hasta 50 años consume series que son con narrativas mucho más rápidas en cuanto a la profundidad de las preguntas que te hacen. Y en esta película, por ejemplo, no hay ningún personaje bueno o malo, hay personajes con problemas y todos tienen un lado que dices “vaya”.

Tras presentar la película el pasado lunes en Madrid, este viernes recala en San Sebastián y el próximo 11 de julio realizará un preestreno en Barcelona. Pero, ¿y para cuándo una proyección en Pamplona?                  

–Sí, pero es que ahora estaban Sanfermines y dijimos: “bueno, igual no es el momento...” (risas). Pero en otoño creo que sí que haremos proyecciones.

“Los colegios privados forman a élites y reproducen los esquemas de poder, con clases sociales en la educación”

“Netflix, HBO y Amazon han cambiado el consumo y ahora las narrativas son más rápidas en la profundidad de las preguntas que te hacen”