La luna fue perfecta hasta el siglo XVII, pero gracias a Galileo y a cuadros como el de la Inmaculada Concepción de Rubens desde ese siglo no sólo la ciencia demostró que era impura, con montañas y valles, sino también el arte. Dos disciplinas llenas de sinergias que ahora une el Museo del Prado en el itinerario Reflejos del Cosmos.

Hasta el próximo 16 de octubre la pinacoteca nacional propone un nuevo acercamiento a su colección permanente a través de un nuevo itinerario realizado por Montserrat Villar, doctora en Astrofísica del CSIC. Se trata, según matizó Miguel Falomir, director del Museo del Prado, de una exposición que marca el “inicio de presentar nuevas formas” de ver el arte que contiene la pinacoteca nacional, una nueva vía de organizar exposiciones que estará protagonizada por profesionales de “otras ramas del saber” y que ayudarán a ver los cuadros con “otros ojos”. En concreto, esta exposición está dividida en cuatro secciones que ayudarán al visitante a entender cómo, en palabras de Villar, “nuestra percepción del cosmos nos ha fascinado siempre” y cómo su interpretación ha estado marcada por la “política o la religión”.