Asegura José Mercé (Jerez de la Frontera, 1955) que su último álbum, El Oripandó, es su trabajo más transgresor hasta la fecha. Y va más allá: “No quiero ser presuntuoso, pero no es un disco al uso. Es una obra, sin lugar a dudas”. Y es que esta última colección de ocho canciones se asemeja a ser una biografía cantada del cantaor vivo que más discos ha logrado vender. Tinieblas y mucha luz –Oripandó en calé significa “sol” y “nuevo día”– se dan cita en este álbum, arropadas por flamenco y vestidas de pinceladas de rock, pop e incluso rap. Y en directo, todo crece: “Me conformo con que la gente disfrute la mitad de lo que disfruto yo”, manifiesta el de Jerez.

Si El Oripandó es una autobiografía cantada, ¿cuál sería su resumen?

–Hemos estado dos años y algo Antonio Orozco y yo trabajando, preguntando a toda mi familia y al final hemos conseguido que ese Oripandó sea un disco muy calentito. Oripandó en calé es “el sol” y “nuevo día” y estamos muy contentos con lo que hemos conseguido. Luego en el escenario el directo es una maravilla, la gente lo está acogiendo muy bien.

“No quiero ser presuntuoso, pero ‘El Oripandó’ no es un disco al uso: es una obra, sin lugar a dudas”

Como apunta, Antonio Orozco ha sido un pilar importante del disco, asumiendo la labor de producción del mismo, Pero, ¿cuál fue la chispa que dio luz a este Oripandó?

–Tenía este proyecto y al estar grabando el programa de La Voz con Antonio Orozco, surgió así. Vi que Antonio era la persona clave e idónea que podía sacar eso de mí, se lo dije y en principio él no me hizo mucho caso porque pensaba que estaba de broma. Pero al día siguiente ya me preguntó si era verdad y vio que era en serio. Y bendita fue la hora que surgió este trabajo, porque no quiero ser presuntuoso pero creo que no es un disco al uso. Es una obra, sin lugar a dudas.

¿Y a qué le canta José Mercé en El Oripandó?

–Por ejemplo, hay un tema muy especial, Jamás desaparece lo que nunca parte, que está dedicado a mi hijo Curro. Mi hijo se me fue hace 28 años y es algo que tenía dentro de mí y que quería sacar para fuera. Y me cuesta la vida hacerlo pero a la vez me hace muy feliz hacerle ese tributo a mi hijo. Mi hijo no se ha ido nunca, por eso se llama así la canción. Está con nosotros todos los días, en mi casa se habla de Curro... Era algo que tenía ganas de sacar para afuera y afortunadamente lo hemos podido hacer.

Y cuando uno se desnuda emocionalmente de esta manera, ¿quién protege a José Mercé del propio José Mercé?

–Buf, mira a mí me protege mi hijo. Todo lo bueno que me está pasando en esta vida, creo que es él quien me lleva y me hace hacer las cosas. No hay otro. Cada vez que salgo a hacer un concierto o saco un nuevo trabajo, siempre estoy pensando en él y encomendado a él.

¿Estamos también ante su trabajo más arriesgado hasta la fecha?

–Es mi trabajo más vanguardista, más transgresor, más nuevo... Es el trabajo que más he arriesgado de todos lo que he hecho, pero creo que lo tiene todo. Tiene unos colores musicales maravillosos toda la obra y en el directo, la gente se mete en este trabajo y la verdad que las lágrimas afloran.

Esos colores musicales dan lugar a una paleta de sonidos que, a lo largo de las canciones, se abre y se acerca al pop, al rock, al rap… Al fin y al cabo, ¿en el flamenco cabe todo?

–Creo que sí. El flamenco es de las músicas más importantes que tenemos a nivel mundial. Caben todos los géneros, lo importante es no perder nunca la base y la raíz y saber quién eres, de dónde vienes y cómo hay que hacer las cosas. Siempre digo que El Oripandó es un trabajo que hay que escucharlo mucho y que al final todo viene del flamenco.

“El flamenco es una música de raíz que es eterna. A veces más arriba, otras más abajo, pero no tiene modas”

Un flamenco que está vivo y que se reinventa constantemente.

–Por supuesto. El flamenco tiene que ser abierto, como todas las músicas. Siempre digo que lo que valga se quedará y lo que no, nos olvidaremos de ello. Pero en este caso no creo, este trabajo va a perdurar. En cuanto lo veáis allá en Baluarte, vais a ver lo que es. Merece la pena verlo.

¿Cómo es el espectáculo con el que defiende en directo este Oripandó?

–Llevo una banda con piano, batería, bajo, guitarra eléctrica, guitarra flamenca, tres coristas... Hay audiovisuales y luces... Es un espectáculo que merece la pena verlo. Se lo digo a toda mi gente de Pamplona que no se lo pierdan. Yo estoy tan feliz en el escenario con este Oripandó que me conformo con que la gente disfrute la mitad de lo que yo disfruto.

Como ha dicho, El Oripandó significa en calé sol, nuevo día. ¿Cuál es el motor de esa luz?

–Al final estoy contando mi vida. Empezamos con una taranta y las tinieblas y con la fatiga de lo que es la minita; luego hacemos el tema de mi hijo, después nos vamos a un martinete, que es el cante más primitivo de todos... También hay un tema pop, luego una bulería rock... Y me siento ahora como si estuviese empezando otra vez, estoy con muchísimas ganas.

Es un título que recuerda a también a Del amanecer, aquel disco que publicó en 1998 junto al guitarrista Vicente Amigo.

–Sí, claro, date cuenta que desde Del amanecer pasando por Aire (2000), que es el disco más vendido de la historia del flamenco, ¿cuántos palos me dieron “los flamencólicos”, como les llamo yo? Pero gracias a esos discos entró mucha gente en el canasto del flamenco, gente más joven y menos joven, y gente que no había escuchado nunca el flamenco. El flamenco es una música de raíz que es eterna, unas veces estaremos más para arriba y otras más para abajo, pero el flamenco no tiene modas.