Dar un paso más dentro de la tradición, sin perder la esencia ni la identidad, pero evolucionando al compás de la sociedad. Esa es la idea en la que se apoya el trabajo que los txistularis y compositores Aitor Urquiza e Iker Álvarez, burladés y bilbaíno, respectivamente, han plasmado en el disco Deiadar, primero de un dúo al que han llamado Harribitxi. La presentación del proyecto tendrá lugar este miércoles, 14 de diciembre, a las 19.00 horas en el Palacio del Condestable de Pamplona. La entrada es gratuita.

En la cita de mañana, el público podrá comprobar los frutos de la investigación llevada a cabo por estos dos músicos que en directo se presentan como auténticos hombres orquesta, ya que, además del txistu, tocan los tambores y tamboriles, el salterio, las panderetas, el caxixi, el cajón, los platillos, el shruti box indio, el glockenspiel, los bongos, la guitarra, la mandolina... Y es que la fusión del txistu con otras sonoridades es una de las señas de identidad de esta propuesta que apuesta “por lo artesanal”, por cuidar todos los detalles; desde la composición de los temas, eligiendo desde el instrumento o instrumentos que mejor acompaña a la flauta de tres agujeros vasca en cada uno de ellos, hasta el diseño y las ilustraciones del disco, obra de Inge Conde.

“Reivindicamos el txistu como nuestro, pero también defendemos que un instrumento está vivo cuando se crea nuevo repertorio para él. Si las tradiciones no evolucionan al igual que lo hace la sociedad, se convierten en museos andantes”

Aitor Urquiza - Txistulari. compositor, profesor

Ese mimo y atención a todas las fases creativas y de producción de este trabajo conforman la filosofía que da nombre al dúo, Harribitxi, literalmente piedra preciosa, tallada desde lo artesanal. “Además, también contiene la palabra bi”, de dos, cuenta el músico navarro, profesor de Txistu en el Conservatorio Profesional Pablo Sarasate de Pamplona y licenciado en el mismo instrumento y en composición por el Conservatorio Superior de Navarra. 

Buscando sonoridades. Una formación nada habitual

Precisamente, es en este último centro donde conoció a Iker Álvarez, que compagina la docencia musical en Secundaria y en diversas escuelas de música de Bizkaia. “Lo normal cuando acabas los estudios es trabajar como profesor o entrar en una orquesta o en una banda, poca gente suele adentrarse en otro tipo de proyectos”, apunta Aitor Urquiza, que, en su caso, él no solo suele dirigir el Alarde de Txistularis que anualmente se celebra en Pamplona con motivo de San Fermín, sino que también forma parte de Suakai y del colectivo Garaikideak de compositores de música contemporánea. Su experiencia en este tipo de iniciativas al margen de las tradicionales de acompañamiento a grupos de dantzas y otras similares hizo que Iker Álvarez, que también es guitarrista, le contactara “porque, según me comentó, en Bilbao no es muy habitual que se hagan este tipo de proyectos”. Y entre los dos se pusieron a pensar en hacer un dúo diferente. Esta formación de dos “no es nada habitual”. 

Lo usual “son las formadas por un txistu 1º, un txistu 2º, un silbote y la caja”, indica Urquiza, que junto con su compañero quiso “darle una vuelta” a los formatos convencionales. “El txistu es un instrumento melódico y creíamos que con dos solo no iba a salir gran cosa, así que vimos necesario introducir otros instrumentos”, agrega. Así, “fuimos buscando sonoridades” hasta dar con las que les interesaba para su primer trabajo. Sonoridades y más, ya que ambos tenían que poder tocar esos instrumentos con la mano que les deja libre el txistu y con las piernas. De esta investigación surgió un compendio de sonidos y melodías que han dado lu parte de la tradición para adquirir un tono más actual. Como curiosidad, en el caso del shruti, una especie de fuelle que se toca con las manos, Iker Álvarez “se inventó un pedal para poder tocarlo con el pie”. “En el futuro seguiremos explorando otras posibilidades; por ejemplo, queremos incorporar teclado”, pero eso ya será más adelante, de momento “vamos a rodar este primer disco”, grabado en el estudio Tío Pepe de Urduliz de una manera orgánica. “Quisimos que se pareciera lo más posible a la experiencia del directo”, señala el burladés. 

‘Deiadar’. Música tradicional de nueva creación

Deiadar, el título del álbum, se le ocurrió a Álvarez a partir de la idea de los montes bocineros, cinco cumbres de Bizkaia desde donde antaño se convocaban las Juntas Generales mediante señales sonoras y luminosas. Y es que, este es un proyecto que tiene muy claras sus raíces, el txistu, “lo nuestro”, y a partir de ahí se abre sin complejos a expresiones de otras latitudes culturales. “Reivindicamos el txistu como nuestro, pero también defendemos que un instrumento está vivo cuando se crea nuevo repertorio para él. Si las tradiciones no evolucionan al igual que lo hace la sociedad, se convierten en museos andantes”, afirma Urquiza, orgulloso, al igual que Álvarez, de los temas que han compuesto para el disco. Entre ellos hay una jota, un fandango o un arin-arin que el navarro ha creado inspirándose en la música clásica. También hay alguna melodía en la que resuenan las juderías de hace siglos.

“Nos nutrimos de músicas que la gente puede llegar a pensar que son de otros sitios, pero que resulta que pasaron por aquí, gracias al Camino de Santiago, por ejemplo”, comenta. Y de otras que muchas/os creen que siempre estuvieron aquí y que resulta que tiene otro origen, caso de las polkas de Valcarlos, que proceden de Centroeuropa, o el fandango de la Era de Estella, procedente del sur. “También hemos creado una tarantela, ritmo que viene de Italia y que se parece mucho a nuestros pasacalles”. Deiadar es, en ese sentido, “un punto de encuentro”, lo que, sin duda, resulta edificante en un momento de tanta polarización como el actual.

Al igual que sucede con el flamenco, al txistu y la música tradicional les sienta bien la fusión. Eso sí, siempre “sin perder la identidad, con criterio”. El que aportan los años de estudio y la experiencia acumulada por Aitor Urquiza e Iker Álvarez. Sin olvidar a sus colaboradores, “que han enriquecido nuestro trabajo con su talento”. Desde José Lastra, técnico, productor y músico (PILT, Zea Mays, Eñaut Elorrieta...), hasta el contrabajista Gabo Brown o la joyera Ilia Mitxelena, que hizo unos colgantes de plata basados en el logo de Harribitxia.

Y después de la presentación que tuvo lugar a finales de noviembre en Bilbao, el miércoles 14 le toca a Iruña, en un concierto “en el que habrá alguna sorpresa”.

  • Diseño gráfico. En la línea artesanal con la que han concebido la creación del dúo, la composición y la grabación de los temas en el estudio, el diseño gráfico ha tenido un peso especial en el proyecto, que se ha lanzado en formato físico y digital. La edición física –tanto la especial, de 280 unidades, como la especial limitada, de 20 unidades– ha sido diseñada por Inge Conde, que también es compositora, “por lo que nos ha entendido muy bien”. Conde ha empleado colores, imágenes, simbología y textos que “refuerzan los mensajes que hay detrás de los temas”. Así, la ilustradora ha creado diez cartas del tarot, una por obra, y el logo que representa al dúo: una persona con dos cabezas, cuatro brazos y cuatro piernas de los que salen múltiples instrumentos. Harribitxi.

Logotipo de Harribitxi, creación de Inge Conde- Cedida