Mentiras, dobles caras, corrupción política, blanqueo de capitales, mafias... De todo esto hay en las dos novelas publicadas hasta la fecha por Jerónimo Andreu (Cádiz, 1981), En el vientre de la roca y El sueño del cíclope. Ambas se ubican en Gibraltar, un espacio de apenas 7 kilómetros cuadrados pleno de contradicciones. Y de crimen.

PREGUNTA: Viene con el Paco Camarasa bajo el brazo, un premio que conceden varios festivales, entre ellos Pamplona Negra. Nada mal. 

RESPUESTA: –Nada mal. Estoy muy contento sobre todo porque este tipo de cosas aumentan la difusión de la novela. Los premios pueden ser una ayuda en ese sentido, aunque para mí no son un acicate para escribi

P: Ha participado en una mesa redonda sobre novelas de espías. ¿Por qué optó por este subgénero?  

R: –Nunca he tenido la intención de ser un autor de género, no quiero escribir solo novelas negras. El género tiene códigos y elementos que me interesa explorar y me pareció era una buena forma de entrar en el mundo literario porque comercialmente funciona bien. Eso sí, sabía que no quería hacer una novela negra de policías. Me apetecía más asomarme más al espía porque me parece una figura que tiene una serie conflictos que me atraen más como ser humano y como escritor.

P: ¿Como cuáles? 

R: –La mentira, las dobles caras, la complejidad de las personalidades... Estos elementos no se abordan tanto en las novelas policíacas y sí en las de espías que he leído siempre. Por ejemplo, en las novelas de John le Carré, de Graham Greene... Además, como se me cruzó el tema de Gibraltar, que era tan británico y es un enclave para ambientar una intriga internacional, pensé que estaría bien unir esos dos intereses.

P: Ha compartido mesa con Charles Cumming, uno de los autores de historias de espionaje que más vende hoy en el mundo. ¿Qué le pareció cuando se lo comentaron?

R: –Me pareció muy atractivo porque me gusta mucho su trabajo. Él en sí mismo es un tipo fascinante, ya que en su día le reclutaron para ser espía y le he leído por placer y también para documentarme. En mi segunda novela –El sueño del cíclope–, mi personaje entra en un proceso de selección de personal para trabajar para el MI6 y los detalles que contienen las novelas de Cumming me han sido muy útiles. 

P: Ha vivido y trabajado en distintos países, pero para su debut en la literatura volvió cerquita de casa, concretamente a Gibraltar, un territorio poco reflejado en la literatura española. ¿Por qué eligió este pequeño espacio que apenas tiene 7 kilómetros cuadrados? 

R: –Igual que la gente del norte va o iba a Andorra a comprar las cosas más baratas o que no se encontraban en España, en mi caso yo de pequeño había ido varias veces a Gibraltar con mi familia. Entonces tenía una mirada muy inocente, pero años más tarde volví para hacer una serie de trabajos periodísticos y me di cuenta de que aquello tenía un enorme potencial literario. Viajar y vivir en otros países está muy bien porque llevas una mirada más atenta hacia las cosas y estás muy activo, y lo mismo me pasó a mí con Gibraltar, que aunque estaba al lado de mi casa, me suscitaba muchísima curiosidad. La primera vez que fui con esta actitud percibí que allí había una serie de elementos sin explotar literariamente. No me lo podía creer, y me pareció una buenísima oportunidad para combinar lo lejano y lo cercano. Escribir sobre Gibraltar me permitía adentrarme en un país extranjero y a la vez hacer casi un costumbrismo local.

P: ¿Cómo definiría Gibraltar? 

R: –Es un territorio desgarrado porque está entre dos mundos tanto cultural como políticamente hablando. Económicamente también es una rareza; está en una de las zonas más empobrecidas de España y, sin embargo, tiene uno de los PIB más altos de Europa. Es un sitio en el que los contrastes son muy llamativos.

P: A un lado y al otro de la verja. 

R: –Así es. Hay que tener en cuenta que durante muchos años eso fue prácticamente un telón de acero. Lo llamaban telón de ajo porque durante el franquismo no se podía entrar ni tampoco salir. Las familias estaban divididas y era casi como Berlín. Ahora las colas que se forman en la verja pueden ser un poco incómodas, pero no nos olvidemos que en aquellos años fueron un drama para muchas personas. Por ejemplo, mucha gente perdió su trabajo porque ya no podía entrar, y esa memoria ha quedado ahí y es parte de la desconfianza que existe entre los dos lados. Esa verja hoy es simbólica, pero, quién sabe, en cualquier momento podría volver a cerrarse. Este sentimiento se ha reavivado mucho con el Brexit, y cuando sacas estos temas allí suscitan cierta ansiedad.

P: También se detiene en las distintas localidades, en este caso del lado español, y se recrea en el paisaje. Se nota que es su casa.

R: – (Ríe) Sí, es mi casa, me gusta y me interesa cuidar mucho la ambientación. No tanto para ser riguroso en el sentido periodístico, que es casi más un vicio que una virtud que tenemos los periodistas que escribimos, como para ayudar al lector a trasladarse por los lugares que tienen peso en la trama. En este caso era importante contar que Gibraltar está embolsado en una zona industrial de gran pobreza y decadente, y también quería hablar de los pueblos que están en la montaña a contramano de todo y sirven de refugio para el tránsito de la droga. Me gusta explotar lo que te ofrece ese enclave.

P: ¿De dónde sale Joseph Sánchez, un hombre absorto en sus demonios? 

R: –Todo nace desde el concepto inicial que quería reflejar en las novelas. Digamos que Joseph Sánchez es una representación carnal de Gibraltar, del desgarro, de estar entre dos culturas, de los contrastes. En la primera novela, En el vientre de la roca, el título habla de la roca que es Gibraltar, pero también de la roca que es Joseph. Es un tipo sólido que parece que no tiene fisuras, pero cuando estás en su vientre te das cuenta de que hay cosas muy complicadas ahí mismo. En la segunda hablo del cíclope en referencia al personaje de Polifemo. Este es un tío que está en una roca, aislado del mundo, luchando contra sus demonios... Quería que tuviera todas esas contradicciones que ves en el lugar. Es homosexual, está en su casa, pero se siente rodeado; no es capaz de abrirse al mundo porque teme ser juzgado; sabe lo que es, pero no lo reconoce... Me interesaba hablar de esta identidad tan fragmentada. 

P: Lleva distintas máscaras dependiendo de con quién está. 

R: –Exactamente, y el problema cuando llevas muchas máscaras es que se convierten en tu esencia y al final debajo de ellas no hay nada. Hay otra máscara y luego otra y otra...

"Intento diferenciar y que mis novelas no sean una prolongación del periodismo"

P: Al mismo tiempo hay momentos en que es tremendamente humano. 

R: –Sí, él quiere cuidar a determinada gente, pero, si te fijas, es gente a la que considera que ha hecho daño. Para él el amor y la culpa van juntos.

P: Joseph está rodeado de muchos personajes muy diferentes, algunos aparecen solo un instante, otros más, ¿cuánto trabajo le ha llevado crear todo este abanico de caracteres? 

R: –Una de las cosas que me llevó a la novela fue el deseo de arreglar ciertas carencias técnicas que tenía escribiendo. Siempre he tenido tendencia a escribir cosas con poca trama y quería probar y crear una historia que fuera todo acción, que discurriera y no se quedara estancada. Sin embargo, al final tienes algunos tics que no puedes contener. Uno de los míos es que tiendo a crear nuevos personajes todo el tiempo, y el reto era que todos sirvieran para algo, que tuvieran sentido sentido dentro del puzle.

P: ¿Qué me dice del llanito? ¿Se planteó en algún momento traducir esos párrafos? 

R: –La primera novela tiene mucha más presencia del llanito. De hecho la escribí en los tres idiomas, castellano, inglés y llanito. Luego la editora me dijo que le parecía muy exigente y prescindimos del inglés y redujimos el llanito y lo adaptamos privilegiando la parte del español. Y en esta segunda novela lo he reducido aun más, pero no lo he desnaturalizado, sino que he elegido expresiones que quedan muy claras. 

P: Corrupción en las altas esferas políticas, mafia irlandesa, moldava, narcotraficantes locales, crimen a gran y pequeña escala... No sé si le van a querer mucho en Gibraltar después de publicar estas novelas... 

R: –(Ríe) Bueno, tampoco hago las novelas para ser querido por la gente de allí. Son novelas, ficción, aunque algunos de los episodios se parecen mucho a cosas que han ocurrido. Gibraltar tiene unas características particulares en cuanto al funcionamiento de su economía que están muy ligadas a negocios dudosos. Yo quería sacar partido precisamente de eso, así que no iba a renunciar a contarlo, claro. Eso sí, no son novelas de investigación, porque hay gente que me llama para que dé conferencias sobre el narcotráfico en el Campo de Gibraltar y digo que no, porque por supuesto que me he documentado y como periodista he tratado algún suceso de estos, pero a partir de esa base he inventado.

P: ¿La presencia del MI5 y del MI6 en Gibraltar es tal como la describe?

R: –No sabría decirte cómo está exactamente ahora, pero que hay presencia histórica, sí, y que han tenido participación en muchos episodios que están documentados, también. Gibraltar es un lugar muy importante geoestratégicamente hablando. Ellos tienen allí puntos de escucha y conozco personas que han tratado con agentes.

P: ¿Dónde acaba el periodista y empieza el novelista, o las fronteras no están tan claras? 

R: –Yo intento diferenciar. Para muchos periodistas, la literatura es una forma de sacar todo eso que se les ha quedado en el tintero y no han podido publicar por falta de pruebas. Para mí, no. Yo soy un escritor que está pegado a la realidad, pero intento que mis novelas no sean una prolongación del periodismo. Y al revés, porque tampoco quiero que mis textos periodísticos sean excesivamente literarios. No me gustan las novelas en las que se nota demasiado que el autor es periodista ni me gustan los artículos que se detienen mucho más en la forma que en el fondo.

P: ¿Y qué viene después de estas novelas? 

R: –No sé, cuando empecé a escribir las novelas de Joseph me planteé que fueran tres. Como he comentado, quería que el personaje fuera una especie de alegoría de Gibraltar y para sacar muchos de los temas que suceden allí no me valía una sola novela. También necesitaba abordar con más profundidad el tratamiento psicológico del personaje y tres libros me parecían lo adecuado. Pero ahora mismo estoy escribiendo algo al margen de Joseph, así que nos vamos a dar un tiempo él y yo y luego ya veremos.