Con más de cuarenta años de carrera a sus espaldas, Ilegales es, por méritos propios, un clásico indiscutible del rock nacional. La banda liderada por Jorge Martínez hará escala el viernes en Zentral.

Este concierto forma parte de la celebración del 40 aniversario del grupo. ¿Le produce vértigo mirar hacia atrás?

Bueno, no da vértigo ni da nada. La vida es un deambular constante, somos la materia prima para aventuras y probablemente para bienes y para males. Estoy encantado de poder seguir tocando la guitarra eléctrica a alto volumen y a veces a altas horas de la noche. Y de que, en vez de detenerme la policía, como sucedía cuando era muy joven, me paguen por ello. Es fantástico.

En el disco con el que celebró este aniversario, La lucha por la vida, hay colaboradores del mundo del pop, del rock, del punk, del flamenco, del indie… Una mezcla muy heterogénea.

Elegimos unas canciones totalmente nuevas o al menos no muy sobadas, y fueron ellas las que eligieron a los invitados. Ilegales hacemos un rock de abanico amplio, lo contaminamos con otros estilos, por eso es un disco tan diferente y con artistas que no se pensaba que pudiesen quedar bien con Ilegales. Los invitados se han portado muy generosamente y han alcanzado cotas artísticas superiores a las previstas. Yo sabía que eran buenos, pero no tanto.

Siendo DIARIO DE NOTICIAS un periódico navarro, tengo que preguntarle por una presencia y por una ausencia. La presencia es la de Kutxi Romero.

Kutxi Romero es un genio escribiendo letras y colaboró en modificar parte del texto que canta. Es un tipo muy lúcido, me encanta cómo escribe. Espero verle pronto, a ver si coincidimos en algún sitio; tengo que darle muchos discos y me gustaría robarle el último de Marea, que es una joya perfecta.

La ausencia es la del Drogas, un artista coetáneo suyo y con quien imagino que habrá coincidido en muchas ocasiones.

Sí, probablemente teníamos que haberle llamado. Me gustan mucho lo que hace El Drogas; lo conozco desde hace muchos años, es un gran tipo y siempre hace cosas entre interesantes y muy interesantes. Pero este disco se hizo en condiciones extrañas: durante la pandemia, con restricciones, la gente tenía que grabar en estudios lejanos… Hubo muchas dificultades. De haberse dado las circunstancias adecuadas, hubiera sido un disco doble.

A pesar de ser un disco conmemorativo, salvo la que canta con Bunbury (Ángel exterminador), todas son canciones nuevas o muy recientes. No quiso recurrir a los viejos himnos.

Sí, es que esa fórmula de los himnos es muy exitosa, pero creo que no es una buena. No es una oferta muy generosa esa de coger canciones muy conocidas con los artistas más populares del momento. Ilegales teníamos que ofrecer algo diferente, algo que valiese la pena. Y creo que lo hemos conseguido. Probablemente, como he comentado antes, en otras circunstancias, hubiese sido un disco más extenso. Pero esta fórmula es novedosa, no es frecuente.

Si no ha recurrido a los himnos, no habrá sido por falta de ellos. Hace unos meses se reeditó su disco debut.

Sí, ha salido en cuatro ediciones diferentes con grabaciones de maquetas previas, directos de los años ochenta… Yo creo que nos lo merecíamos. Ha sido una edición muy costosa, pero cuarenta años no se cumplen todos los días.

¿Sería posible publicar hoy todas aquellas canciones?

Ahora hay muchos ofendidos profesionales y censores vocacionales. Ahora mismo a una canción como Heil, Hitler le saldrían censores por todas partes. Habrá que decir que los nazis eran unos señores muy malos que se saludaban diciendo “hola, don Pepito”. Uno se sorprende de la moñería. Una cosa es lanzar insultos y espumarajos por la boca, que es algo que resta credibilidad a cualquier discurso, y otra es cogérsela con papel de fumar, prohibirlo todo. Esto acaba con la libertad. Además, curiosamente, estas prohibiciones y estos ofendidos vienen de colectivos que habían estado anteriormente muy reprimidos. En vez de optar por una liberación, optan por volver a reprimir. Parece ser que los años de opresión les han enseñado a oprimir. Es como un síndrome de Estocolmo. Fíjate en la masacre que están armando los judíos en Palestina; no recuerdan la masacre del régimen nazi, es como si lo hubiesen olvidado. Pero es así, muchas veces los oprimidos acaban oprimiendo.

Los años pasan, pero usted no baja el ritmo de su actividad; acaba de publicar nueva canción, Todos los peligros me conocen, que no sé si es un single suelto o el anticipo de un disco por llegar.

Es un single suelto. Ahora las cosas van mucho más rápido, vuelven a ser como en los sesenta. Hay que tener un single cada mes y medio o dos meses, hay que tener una novedad para mantener escuchas y demás. Para nosotros es fácil, porque es nuestra manera de componer. Ilegales no tiene discos conceptuales; pueden tener en común un sonido, probablemente influidos por la época que estuviésemos viviendo. Hemos tenido problemas con gente de la crítica porque no podían clasificarnos, precisamente por esa variedad de estilos. Tenemos un par de canciones más en el disparadero y vamos a seguir así. Somos un grupo vivo, estamos funcionando de manera constante. Si no estamos en España, estamos en América. Y si no, que nos busquen en el estudio, que allí nos encontrarán.

Llega fuerte a Pamplona, lleno de proyectos y agotando entradas en varias localidades. ¿Qué nos vamos a encontrar en el concierto de Zentral?

Vamos a hacer un concierto muy fluido, muy rápido, con muchas canciones tocadas en su tempo, pero sin respirar. Es un sistema que exige estar en muy buena forma, pero lo estamos. Llegamos muy rodados y será fácil. Pamplona no es de los sitios en los que tenemos más público, pero bueno, vamos a ver qué sucede en esta ocasión.