Con cientos de personas agolpándose en un domingo con nubes amenazantes pero con un ambiente agradable y diversas carpas con libros expuestos, se ha celebrado el día del libro en Pamplona, en la avenida de Carlos III. Los pamploneses han podido disfrutar de una gran variedad de géneros literarios, tanto en castellano como en euskera que, de 10.00 de la mañana a 21.00 de la noche, han sido puestos en venta por 17 librerías de la capital foral. 

Sin embargo, la gran mayoría de los visitantes se ha concentrado durante la mañana y las primeras horas de la tarde, cuando aún no habían caído las primeras gotas de agua. A partir de las 14.00, ha comenzado a llover de forma intensa y ha dispersado, poco a poco, a la multitud que se había reunido alrededor de los puestos. Ahora bien, el buen ambiente que ha reinado durante la mañana fue suficiente para compensar el revés temporal. 

Así, el día ha empezado con buen pie, con aglomeraciones poco usuales en torno a los libros. “Me sorprende, y a la vez me alegra, que tanta gente se reúna para mirar y comprar libros”, ha relatado Helena Smarkutska, que ha decidido disfrutar de la mañana junto a su amiga Ainhoa Urarte, la cual ha podido comprar el libro que quería. “He venido aquí buscando un libro concreto y he tenido bastante suerte para encontrarlo, no creo que vaya a comprar ninguno más”.

Una mujer adquiere tres ejemplares de Gerbera en la carpa de Paris 365 Iñaki Porto

No obstante, muchos pamploneses no se han acercado en busca de una obra específica, sino que han ido a pasar el rato dentro de un buen ambiente dominguero. “Hoy hay muy buen ambiente. Mucha gente está echando un vistazo a los libros. Hoy es el mejor día junto a las Navidades, se podría decir”, ha explicado Daniel Rosino, trabajador en la librería Walden, situada en la calle Paulino Caballero. 

Mirar más que comprar

Aunque también ha destacado la principal actitud de los visitantes, “la gente viene más a mirar que a comprar”, ya que, al ser una cierta feria con muchos puestos, multitud de personas se pasaron no en busca de algo sino por mero interés, “si encuentran algo que les gusta lo compran, y si no, echan el rato”.

Cristina Armendariz, responsable de la sección de libros del Corte Inglés, ha compartido su opinión y ha expuesto que “tenemos mucha variedad literaria. No hay una obra que destaque y que la gente venga a por ella. Vienen a descubrir obras”. De la misma manera, Marían García, responsable del departamento del cliente en Eroski, ha expresado que “hay mucha gente pasándose por el puesto, pero no solo vienen a mirar sino que muchos también compran. Así que está yendo muy bien”.

Pasar la mañana con la familia

En el caso de Elena Ciordia, ha paseado por la avenida Carlos III junto a su marido y sus dos hijos pequeños “porque es una buena forma de que los niños empiecen a leer”. Por ende, han decidido comprarle a cada pequeño un libro con el que pudieran disfrutar.

Varias jóvenes contemplan libros. Iñaki Porto

Sin embargo, la familia no ha podido quedarse por mucho tiempo ya que “hay mucha gente y es complicado buscar huecos para mirar libros con tranquilidad. No estamos preocupados porque vaya a llover, pero sí que la gran cantidad de personas resulta agobiante”.

Este se ha convertido en el principal problema. Pues, a pesar de lo positivo que ha significado ver a tal cantidad de pamploneses interesados por la literatura, el tamaño de las carpas y el hecho de que estas estuvieran tan pegadas entre sí, sin ningún margen entre ellas, ha generado que costará mucho “encontrar un sitio. Una vez te metes dentro, tienes que defender el hueco como en un partido de baloncesto. Porque no se trata de que hay mucha gente, sino que hay demasiada”, ha señalado Ángel Remacha que, junto a su mujer Lidia, han pasado la mañana intentando disfrutar de los libros, en la medida de lo posible.

“Con tantas personas, no puedes hablar con comodidad con nadie, ni siquiera puedes pedirle consejo al librero sobre qué libro comprar. No puedes pedir recomendaciones. Cuesta estar mirando libros, aunque me he podido comprar uno al final”, ha sentenciado Remacha. 

Laida Lozano y Luis Fernández también han lamentado la disposición de las carpas, ya que tendió a la aglomeración, “al estar tan juntos los puestos, la gente no se puede esparcir y se generan aglomeraciones bastante incómodas”, ha puntualizado Lozano. Sin embargo, ambos han podido comprar dos libros y “hay muy buen ambiente a pesar de todo. Y aunque haya nubes, no estamos preocupados porque llueva, hemos venido a disfrutar de la mañana. Es un plan que hacemos todos los años”. 

Literatura en euskera

Al pertenecer cada puesto a una librería diferente, no solo ha permitido una gran variedad temática sino que cada una ha podido hacer su apuesta personal, y en el caso de Karrikiri, asociación ubicada en la calle Javier, fue la literatura en euskera. “La literatura en euskera se encuentra en su mejor momento, y por eso en nuestro puesto, el 90% de los libros están en euskera, porque muchas personas se están perdiendo grandes obras”, ha observado Jon Buganda, miembro de Karrikiri. 

"La literatura en euskera se encuentra en su mejor momento"

Jon Buganda - Miembro de Karrikiri

Hay muchos y muy buenos escritores en el idioma, como es Xamar”, el escritor navarro cuyo nombre real es Juan Carlos Etxegoien, “Eugenio Ibarzabal, Eider Rodríguez o Joseba Sarrionandia. Además, también están saliendo muy buenas traducciones al euskera de autoras como Irene Vallejo”.

En este sentido, Buganda ha explicado que “en euskera hay calidad literaria de sobra. Hay libros maravillosos. Además, ya no solo compran estos libros niños y niñas que aprenden el euskera en el colegio, sino que cada vez, hay más adultos que se acercan a mirar estas obras”.

Decenas de personas observan el catálogo mostrado por una librería. Iñaki Porto

Y, para aquellos lectores que quieren leer literatura euskalduna pero desconocen el idioma, también han ofrecido “breves diccionarios, pero muy bonitos para ir aprendiendo”.

Flores solidarias

Durante las últimas ediciones de la feria, junto a los libros, existía la opción de adquirir una rosa con la compra de una obra. Sin embargo, este año, la flor o, más concretamente, la gerbera, se ha podido obtener pero forma independiente y dentro de un marco de solidaridad junto al comedor solidario París 365, de la calle San Lorenzo.

De 10.00 a 13.15 de la tarde, momento en que se han agotado las 2.000 flores disponibles, los visitantes han podido adquirir una gerbera al precio simbólico de 50 céntimos en favor tanto de Paris 365 como de la Fundación Gizakia Herritar. “El dinero que hemos recaudado hoy va destinado a comprar libros para las personas que acuden a nuestro comedor”, ha relatado Myriam Gómez, coordinadora gerente de París 365. 

“Vamos a comprar libros nuevos y hablaremos con la gente que viene para ver qué libro les vendría mejor”. En general, no solo han recaudado 1.000 euros por la venta, sino que la cifra fue superior debido a los donativos.

En este sentido, sobre la venta total de las gerberas, “no nos esperábamos que se vendieran todas, pero ni durante todo el día ni en las tres horas que hemos estado aquí. Habíamos organizado una pequeña tabla con turnos para estar aquí hasta las 21.00, pero ni nos ha hecho falta”.

"No nos esperábamos que se vendieran todas"

Myriam Gómez - Coordinadora gerente de París 365