El Día Mundial del Libro fue fijado por la Unesco en 1995. Se optó por el 23 de abril porque coincide que ese día de 1616 murieron tres grandes de la literatura universal: William Shakespeare, Garcilaso de la Vega y Miguel de Cervantes. Este último realmente murió el 22, pero su entierro tuvo lugar al día siguiente. En España, el primer Día del Libro se celebró el 7 de octubre de 1926 por iniciativa del escritor catalán Vicente Clavel André, y en 1930 se decidió trasladar la festividad al 23 de abril, Sant Jordi-San Jorge, patrón de Catalunya, Aragón e Inglaterra. Así, hasta que, hace 28 años, la agencia de la ONU para la educación, la ciencia y la cultura oficializó esta fecha en todo el mundo. Y nacieron nuevas tradiciones, como la lectura colectiva y continuada del Quijote, que en la Comunidad Foral organiza desde hace tiempo el Ateneo Navarro y que el pasado viernes, día 21, volvió a celebrarse en la Biblioteca de Navarra.

Sin duda, releer la obra inmortal de Cervantes siempre es motivo de celebración. Sin embargo, cada persona, ya más o menos iniciada en el mundo de las letras, siente un apego especial por un libro. Un vínculo que tiene mucho que ver con lo emocional, lo ético y lo estético que en muchas ocasiones se transforma en acompañante y en un lugar al que acudir en busca de aliento, inspiración, consuelo o simplemente disfrute. Existen, pues, muchos Quijotes dependiendo de a quién se le pregunte. Aquí lo hemos hechos con un escritor, una escritora, una editora, un editor, una bibliotecaria y un librero y dos libreras. Esto es lo que nos han contado. Y también los mensajes que les gustaría hacer llegar con motivo del Día de Libro 2023.

Fernando L. Chivite. 'Molloy’, de Samuel Beckett, una presencia constante

Fernando L. Chivite Javier Bergasa

El escritor pamplonés Fernando L. Chivite escoge Molloy, de Samuel Beckett. Se trata de “una especie de Quijote irlandés del siglo XX”. Una novela de 200 páginas publicada en 1951, “cuando tan triste estaba Europa”. El autor, “irlandés de pura cepa, prefirió escribir en francés para simplificar al máximo su estilo y evitar florituras”. “Molloy es un quijote sin caballo ni escudero que, no obstante, se arrastra por desolados descampados y cuyas aventuras, que ni siquiera merecerían ser llamadas así, resultan más bien escuálidas y absurdas”. Así, es “un libro maravilloso que no recomendaré”, dice Chivite, que cuenta que él lo leyó por primera vez en 1979, a los 20 años, “y desde entonces ha estado a mi lado como una presencia constante”.

“No habrá pasado un mes entero desde entonces sin que yo haya abierto alguna vez las páginas de este libro para leer algún fragmento al azar”, añade. Tiene tres ejemplares de tres editoriales distintas, “todos con la excelente traducción de Pere Gimferrer, aunque sé que hay alguna traducción al castellano más reciente”. Sin embargo, insiste en que no lo recomienda porque “no me gusta recomendar” y porque, “por lo general, lo que me gusta a mí no suele ser muy recomendable, o eso creo”. 

Eso sí, recuerda que Beckett recibió el Nobel de Literatura en 1969 por, y cita textualmente, “una escritura que, renovando las formas de la novela y el drama, adquiere su grandeza a partir de la indigencia moral del hombre moderno”. “No me digas que no suena muy tentador, por no decir irresistinble”, apostilla el escritor navarro, que selecciona un fragmento de Molloy para nuestras/os lectoras/es: “Porque en mí siempre ha habido, entre otros, dos payasos: el que solo aspira a quedarse donde está y el que imagina que un poco más lejos se encontraría mejor. De modo que, fuera cual fuese mi conducta, siempre hallaba razones que me asistían. Y cedía por turno ante cada uno de aquellos tristes compadres para hacerles comprender su error”.

Y para el 23 de abril, Fernando L. Chivite remite un mensaje “a los lectores de verdad”: “Elige bien lo que lees. Eso es fundamental. Se lee mucha porquería frustrante, pero hay obras realmente magníficas”.

Margarita Leoz. ‘Años luz’, de James Salter, la respiración de la escritura

Margarita Leoz. Oskar Montero

La escritora Margarita Leoz regresa frecuentemente a Años luz, de James Salter, una “novela plena y lírica” que “ilumina y ensancha el horizonte de quien la lee”. Cuenta la historia de un matrimonio y sus dos hijas, “nos habla del amor y de su pérdida, del paso del tiempo y de las grietas que imprime la vida en unos personajes verdaderos”, dice la autora, que también relee a Salter “porque impulsa y propulsa y propia escritura cuando me atasco en un mal párrafo”. En ese sentido, el escritor estadounidense “me devuelve la respiración de la escritura cuando siento que la he perdido”.

Para este día 23, Leoz defiende que el Día del Libro “es todos los días” y nos regala un párrafo de su libro de cabecera: “No hay una vida completa. Hay solo fragmentos. Hemos nacido para no tener nada, para que todo se nos escurra entre los dedos. Y, sin embargo, esta pérdida, este diluvio de encuentros, luchas, sueños... [...] Hay que ser resuelto, ciego. Porque cualquier cosa que hagamos, incluso lo que no hagamos, nos impide hacer la cosa opuesta. [...] La vida, por tanto, consiste en elecciones, cada cual definitiva y de poca trascendencia, como tirar piedras al mar. Hemos tenido hijos, pensó; nunca podremos no tener hijos. Hemos sido mesurados, jamás sabremos lo que es derrochar nuestra vida”.  

María Oset. El ‘Quijote’, una obra siempre viva

María Oset. Cedida

Sabe que igual peca de “poco original”, pero para la editora María Oset, responsable de Eunate, esa obra imprescindible es el Quijote de Miguel de Cervantes, autor que ocupó una asignatura completa en sus estudios universitarios. Entonces leyó la obra protagonizada por el caballero de la triste figura para realizar “un trabajo centrado únicamente en sus voces narradoras” y desde entonces ha vuelto a ella en numerosas ocasiones. “Está viva, siempre te dice cosas nuevas”, comenta. Y añade: “Me maravilla su capacidad de seguir siendo rompedora hoy y pone en valor lo que hizo Cervante en 1605. A saber: “Una sátira de una tradición literaria y, con ello, de su sistema social; ficción dentro de la ficción; dos personajes y sus diálogos como una manera de representar visiones contrapuestas del mundo, y un retrato de la locura, con muchas capas, que bien podría trasladarse actualmente a la realidad paralela, por ejemplo, de las redes sociales”. 

Oset tiene memorizada la famosa y satírica frase “la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera que mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura”. Y “disfruta y aprende de “sentencias a modo de refranes que regala Cervantes”. Como por ejemplo: “Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidad a muchas amargas dificultades”; o “sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro sino hace más que otro”. También “la pluma es la lengua del alma; cuales fueren los conceptos que en ella engendraron, tales serán sus escritos”. Frase perfecta para celebrar un Día del Libro para el que la editora pide “más libros, más libres”. “Entendiendo la libertad desde el punto de vista personal, los libros son un refugio, un monumento a la imaginación, un ticket para viajar y un camino hacia la empatía y la reflexión. Desde una mirada más social o colectiva, los libros son una sociedad hablándose a sí misma”, afirma. De modo que “escuchar, mirar, leer nos hace mejores”.

Aritz Otazu. ‘Las cartas de Amaiur’, la voz de los sin voz

Aritz Otazu. Redaccion NdG

“Cuando las lees estás escuchando a los protagonistas, la voz de los sin voz y retrotraerte a esa época es verdaderamente emocionante, te hace pensar y mucho”. Así habla el editor Aritz Otazu, al frente de Mintzoa, de Las cartas de Amaiur en 1521-22. La correspondencia personal del alcaide de Amaiur y capitán navarro Jaime Vélaz de Medrano. Le pasa lo mismo con “cualquier libro relacionado con la historia de Navarra, este reino milenario”. “Ver libros antiguos, sobre todo de los siglos XVI-XVII, que es mi especialidad, me llena, gozo con ellos. Generalmente, porque siempre encuentras frases, palabras, descripciones que desconoces, pasajes históricos, y eso es un auténtico placer”. Después de años sumergido en este mundo, le sigue sorprendiendo “cuánto hay por descubrir: personajes, historias...”, y eso que en esta sociedad “cada vez es más difícil que algo te sorprenda para bien”. 

“Cada libro genera una investigación y eso me entusiasma”, agrega Otazu, que comparte un extracto de una carta que Sancho de Yesa, tesorero de Navarra, envió al señor de Xabier, hermano Francisco de Javier, una vez que este último y Jaime Vélaz de Medrano, capital y alcaide de Amaiur, están ya dentro del castillo y el ejército español va a comenzar el bombardeo a la fortaleza: “Noble y muy magnífico señor. Yo he visto la carta que vuestra merced me escribe y la otra [carta] para el señor de Saint-André. Yo, señor, veo que es tan grande la virtud que en el corazón de vuestra merced cabe cuanto fue algún tiempo en Escipión el romano. Y pues, señor, en esto os habéis puesto, creed y sed cierto que el señor Jaime Vélaz y vuestra merced, y todos esos señores caballeros de nuestra nación y linaje, ganaréis tanta honra cuanto jamás nación ganó. Y pues la fortaleza es buena y el aparejo de ella también...”

Para el Día del Libro, Otazu desea que la gente disfrute de la jornada, “que compre algún libro, y si es de una editorial navarra, de un escritor, ilustrador... navarra/o, mucho mejor”. Y es que “con las nuevas plataformas editoriales, con las gigantescas campañas de comunicación que realizan de sus productos, estamos sufriendo bastante y la calidad de nuestra gente es inmensa”. “Hay que arrimar el hombro y hacer territorio”, concluye.

Maider Díaz y Raquel Anocibar. ‘Los libros de Terramar’ y ‘Cuentos por teléfono’, diversión y evasión

Maider Díaz Ameave y Raquel Anocibar, libreras de Chundarata. Unai Beroiz

Maider Díaz Ameave y Raquel Anocibar, socias de la librería Chundarata, han releído recientemente Los libros de Terramar y Cuentos por teléfono. El primer libro Anocibar lo escoge “por la desconexión de la vida real”, por la posibilidad que ofrece de “volver al momento en que disfrutabas de meterte en la fantasía, de encontrarte con dragones y olvidarte de las preocupaciones del mundo real”. Y Díaz elige el volumen de Gianni Rodari porque “es tan divertido y fácil de leer, disparatado y comprometido a la vez... Es un placer leer sus historias”. 

De este último, destaca el siguiente fragmento: “Una vez un mago inventó un aparato para hacer cometas. Se parecía un poco a una máquina de cortar sopa, pero no era igual y servía para fabricar cometas”. Y su compañera propone este fragmento de Terramar: “Más de un mago de gran poder se ha pasado la vida buscando el nombre de una sola cosa , un nombre único y oculto. Y las listas no están  concluidas todavía , ni lo estarán antes del fin del mundo. Escuchadme, y comprenderéis por qué. Mas la magia, la magia verdadera, es obrada solo por aquellos seres que hablan la lengua de Terramar o el Habla Antigua de la que ha nacido. Es la lengua que hablan los dragones , y la que habla el hacedor de las islas del mundo, y la lengua de nuestras trovas y cantares, de nuestros sortilegios, encantamientos e invocaciones”.

En cuanto al 23 de abril, en la que Chundarata y otras 16 librerías sacan los libros a la calle, concretamente al paseo Carlos III de Pamplona, les gustaría que la lluvia respetara la cita, “que la gente se anime a comprar libros y que todos encuentren su Quijote o, aunque sea, un buen libro”.

Pablo y Patxo Abarzuza. J.L. Borges y John Irving

Pablo Abarzuza, responsable de Elkar Comedias. Iban Aguinaga

“Son muchas las lecturas que nos marcan, y diferentes según la época de nuestra vida, pero si me tengo que quedar con una, supongo que será la obra de Jorge Luis Borges”, afirma Pablo Abarzuza, responsable de la librería Elkar Comedias. Sus cuentos “consiguen que recupere el placer por la lectura”, continúa el librero, al que también le pasa que en ocasiones le apetece menos leer. En ese caso, el antídoto es Borges, insiste. “A pesar de la apariencia de obra intelectual y compleja, si te dejas llevar por sus textos, Borges consigue que su lectura te atrape y te deje con ganas de más. No debemos olvidar que, como menciona el escritor argentino Santiago Llach, Borges se divertía escribiendo, y así hay que entrar a su obra, como un divertimento”, añade. Como recomendación, cualquiera de sus cuentos. Y como mensaje para la fiesta de hoy, una frase del autor argentino: “ Si un libro es tedioso para ustedes, déjenlo (...) Yo les aconsejaría que leyeran mucho, que no se dejaran asustar por la reputación de los autores, que sigan buscando una felicidad personal, un goce personal. Es el único modo de leer”.

Patxo Abarzuza, hermano del anterior y librero de referencia durante décadas en Pamplona, opta por “huir de mitos” y el Quijote “es el paradigma de los mitos para mí”. En su caso, y aunque le resulta muy difícil escoger solo un autor, si se tuviera que quedar con uno, sería John Irving, “por su hiperrealismo”. “Es una pena que no traduzcan ni editen sus últimas obras”, dice.

Clara Flamarique Goñi. Gustavo Duch, ideas provocadoras que despiertan sensibilidades

Clara Flamarique. Javier Bergasa

Clara Flamarique, jefa del Negociado de Proyectos Bibliotecarios del Servicio de Bibliotecas de Navarra, elige a un autor como su particular Quijote. Se trata de Gustavo Duch, coordinador de la revista Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y Culturas, que colabora estrechamente con movimientos campesinos como La Vía Campesina o Plataforma Rural. Es autor de libros como Lo que hay que tragar, Alimentos bajo sospecha, Sin lavarse las manos, Mucha gente pequeña, Huertos de libertad o Cuentos del progreso: conversaciones con el pastor.

“Gustavo Duch no escribe novelas. sus textos literarios son historias mínimas, relatos, cuentos, aforismos, poemas, frases o pequeños diálogos; reflexiones que, a la vez que expresan ideas muchas veces provocadoras, tocan y despiertan sensibilidades, especialmente las que tienen relación con las crisis (ecológica, ambiental, climática, alimentaria, migratoria…) de la humanidad”. Al menos es lo que le ocurre a Flamarique, “que cada una de sus pequeñas historias me conmueve porque expresa con extraordinaria delicadeza y de manera muy certera sentimientos que comparto”.

Del conjunto de su obra, la bibliotecaria destaca dos. El primero corresponde a Huertos de libertad y dice así: “La luna sabe lo que los economistas ignoran; no se puede crecer indefinidamente”. Y el segundo es de Cuentos del progreso. Conversaciones con el pastor: “Durante el desayuno, ahora en el bar del pueblo, señalando discretamente con la mirada una mesa adyacente, me dijo: ‘Es el vecino ecologista, que tiene todo de paneles solares en su casa. El otro día me riñó porque gasté petróleo en la motosierra’. Conociéndole, por no faltarle al respeto, seguro que no le explicó que en su casa tienen estufa de leña que consigue cuidando el bosque. Indefinidamente”.

Por último, y con motivo del Día del Libro 2023, Clara Flamarique recuerda que, “como afirmaba hace ya muchos años Daniel Pennac, ‘el verbo leer no soporta el imperativo”. A la vez, recuerda lo que dice Irene Vallejo, y es que “las historias que contamos y leemos nos ayudan a ‘sobrevivir al caos, ordenar el mundo, comprender las pasiones que nos mueven’. No es poca cosa, ¿no?

VÍDEO: Cómo se imprime un libro paso a paso

VÍDEO: Cómo se imprime un libro paso a paso Ultzama Digital

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Dia de Sant Jordi en Barcelona EFE