La mala noticia es que Carlos Chaouen, uno de los mejores escritores de canciones de las últimas décadas, deja la actividad musical. La buena, que, antes de hacerlo, se despedirá de su público de Pamplona. Será el jueves 27 de abril en la Rockollection.

La primera pregunta es obvia. ¿Por qué ahora esta despedida, el tiempo dirá si temporal o definitiva?

–Realmente llevo algunos años pensando en parar un poco, y se dieron las circunstancias apropiadas en este momento que además coincide con el 25 aniversario del primer disco. Necesito hacer otras cosas que también me interesan. Siempre he hecho música, así que eso no cambiará, pero el tiempo dirá si vuelvo o no a los escenarios o en qué modo. De momento sé que hago bien con parar, cerrar un ciclo. Ya veremos qué pasa en el futuro, ahora simplemente no me importa.

Muchos tenemos el convencimiento de que su música no ha alcanzado todo el reconocimiento que merecía. ¿Ha sido ese uno de los motivos que han pesado para este abandono?

–Nunca he sabido cuál es el reconocimiento que alguien ‘merece’. En cualquier caso, gracias. Por otra parte, los artistas que yo más admiro no son famosos y ni de lejos tienen el reconocimiento que merecen. La cuestión es quién ha de dar ese merecimiento; el público en general no sabe nada de lo que escucha y lo peor es que cada vez más artistas tampoco tienen ni idea de lo que hacen. No es ese un motivo relevante en mi decisión.

No sé si será una falsa impresión mía, pero creo que, en ocasiones, ha huido de una mayor popularidad. Recuerdo que cuando Ana Torroja grabó su versión de ‘No me canso’, usted se lamentaba de la sobreexposición que tuvo esa canción.

–La verdad era que nunca me interesó la popularidad o ser artista. Todo eso es vacío y hace más daño que otra cosa. A mí me gusta tocar la guitarra y hacer poesía o canciones, simplemente.

Al hilo de esa experiencia, ¿se plantea componer para otros artistas, aunque sea desde un segundo plano?

–Realmente nunca lo he hecho, exceptuando una letra que hice para un disco de Diego el Cigala. Tengo muchísimas canciones, más que escribir para otros, sería que otros pudieran cantar canciones ya escritas. Creo que uno tiene que escribir desde su piel.

Su último disco, ‘Refugio’, ya llegó después de seis años sin canciones nuevas. ¿Se ha ido entumeciendo el proceso de componer? ¿Ha ido perdiendo el interés?

–También en esos años me centré más en otras cosas como la psicología, la filosofía, la meditación… Más que el proceso de componer, el freno era el proceso de hacer discos, grabar y todo lo que lo rodea. No perdí interés por la música, pero sí por los viajes, la carretera, la noche, la rueda interminable… Por otro lado, si tuviera un mecenas, fácilmente podría hacer un disco cada año o año y medio, pero en las condiciones actuales, cada vez es más jodido, porque, después de tanto esfuerzo a tantos niveles, el ‘mercado’ ahora va por otro lado. Quizá en algún futuro grabaré las canciones que recuerde a guitarra y voz, al menos para que no se pierdan.

No ha querido despedirse con el típico gran concierto con invitados, sino con una gira por los pequeños lugares, en muchos de los cuales ya ha actuado con anterioridad. ¿Quería volver a los orígenes?

–Quería despedirme como empecé, sin artificios, haciendo lo que siempre hice, sin trampa ni cartón, e intentando ir a cualquier lugar. Excepto en Barcelona y Madrid, estoy tocando en salas de aforo medio de cien personas, esa es la realidad. Muchos me han dicho que mejor hubiera sido un concierto grande con muchos ‘amigos’, que así hasta ganaría más dinero. Claro, pero no sería lo mismo ni estaría despidiéndome realmente de la gente ni de los lugares, sino que estaría dándome un autohomenaje a costa de la gente. No me parece muy ético.

"Nunca me interesó la popularidad o ser artista. Todo eso es vacío y hace más daño que otra cosa. A mí me gusta tocar la guitarra y hacer poesía o canciones, simplemente"

De esos inicios, recuerdo que Quique González siempre dice que usted era el mejor de toda aquella generación. Son muchos los artistas que le dedican alabanzas. Supongo que eso le llenará de orgullo.

–Es un orgullo, pero el halago debilita. He tenido mucha suerte en ese sentido y he podido compartir en reciprocidad con gente que yo admiro mucho como el mismo Quique, Kutxi, el Cigala, Celtas Cortos, Alfa, Iñaki Uoho, Ismael Serrano, Aurora Beltrán y un largo etcétera. También he de decir que, de los que me alaban, algunos lo dicen de verdad, otros hablan de oídas y otros, realmente, ni me conocen. Algunos que se llenan la boca con Chaouen, luego demuestran otra cosa con su conducta. Allá ellos.

Este parón que va a iniciar invita a hacer balance. ¿Qué ha sido lo mejor de todos estos años de actividad musical?

–Para mí, todo, porque todo me ha llevado a vivir casi un sueño. Siempre viví de hacer música y compartirla con los demás. Lo mejor de todo es conocer a las personas que conocí, artistas y no artistas, y algo que ahora estoy recogiendo mucho en esta gira: la gratitud, el calor, el apoyo, la compañía y el refugio que para muchas personas son y han sido las canciones. Se establecen relaciones que parecen de mil vidas.

A toro pasado, ¿haría alguna cosa de manera diferente? ¿Se arrepiente de algo?

–Podría haber hecho muchas cosas de manera diferente pero los motivos o principios por los que hice las cosas son innegociables para mí. No me importan tanto los resultados o consecuencias externas, sino mi tranquilidad interna.

En estos años ha visitado varias veces Pamplona y ha vivido noches muy especiales aquí: Tótem, Caballo Blanco, Civivox, Planetario…

–No es cualquier lugar, he tenido muchas experiencias mágicas por esas tierras. Espero que este viaje sea igual de bonito.

Siendo como es esta una gira de despedida, y no habiendo disco nuevo que presentar, ¿qué podemos esperar de su actuación en la Rockollection? ¿Un repaso a lo más significativo de su discografía?

–Efectivamente, hago un repaso por estos 25 años de la manera más desnuda posible, así como las canciones nacen. No sé si será lo más significativo, pero es lo que más me apetece tocar ahora, aunque siempre hay peticiones especiales… que intento recordar (risas).