Llega a Pamplona con más de veinte años de carrera y siendo uno de los pioneros del rap en España. ¿Cómo ha visto la evolución?

–Bien. Lo que me gusta es que se trata de un género que no se queda estático. Siempre se está intentando ir a más, siempre se intenta aprovechar lo que se tiene alrededor. Ahora, con la tecnología y las redes sociales, se lucha por llevarlo a otro lugar. Obviamente, dentro de esa evolución me identifico más con unas cosas que con otras. Lo que me gusta es que se va ramificando, siempre aparecen caminos nuevos. También hay que diferenciar algunas cosas: yo vengo del hip hop y del rap, pero hoy en día la música urbana engloba muchas cosas y a veces se nos mete a todos en el mismo saco. Yo hago rap y no tengo tanto que ver con alguien que haga reguetón, aunque todos estemos dentro del género urbano. Me identifico con la gente que tiene un mensaje más trabajado y que juega más con las palabras, eso es lo que yo busco y por lo que me intereso. Pero hay músicas para todos los gustos y estados de ánimo, cada uno puede elegir lo que quiera.  

Usted se distinguió desde el principio por escribir letras más intimistas que lo que se estilaba en el género.

–Sí. Hace más de veinte años que salió una canción como Basado en hechos reales, que hablaba de mis luces y mis sombras de una manera muy honesta y muy vulnerable. Incluso en aquella época, poner un estribillo en el que alguien cantaba hacía que mucha gente se echase las manos a la cabeza. Siempre que escuchaba una canción, fuese de rap o de cualquier otro estilo, que mostrara esa visión personal, que hablara de esos momentos que no eran tan típicos, me sentía atraído porque me identificaba. Fui por ahí, mostrando una parte más profunda y existencialista, porque estaba en mí. Me identificaba con otros artistas, pero sacaba mi propia esencia; me miraba a mí mismo y no podía forzar otra cosa. Estoy muy orgulloso de haberlo hecho y de haber inspirado a otros artistas a hacerlo dentro del género, pero es algo que uno no planea. De esa manera, mucha gente se identificó con mis textos, porque encontraron partes muy humanas que iban más allá del rap y del hip hop, e incluso de la música o del arte. Era simplemente un ser humano hablando con otro ser humano. Es lo que buscamos los artistas, comunicarnos.

En unos tiempos tan polarizados, usted ha tocado temas sociales y políticos, pero no se ha radicalizado.

–He intentando no caer en eso. En esta época que vivimos, que es muy de extremos, el que se radicaliza llama más la atención a coro plazo, pero luego su mensaje no tiene tanto recorrido. Yo, en mi vida personal, he intentado ser una persona de términos medios. Ahora mismo, el político más votado no es el que más habla de su programa, sino el que más repercusión mediática consigue. Con los artistas pasa lo mismo, se busca el beef, la polémica… Nunca me ha interesado la parte radical, porque no creo que los radicalismos sean buenos, lo único que consiguen es alimentar reacciones más radicales. Hay mucha gente a la que no le gusta la moderación porque piensa que significa no mojarse, pero yo creo que significa reflexión. Igual eso ha jugado en mi contra, no me lo planteo.

Tampoco ha hecho ascos a colaborar con artistas que le gustaban, aunque fuesen de otros géneros. En el rap había prejuicios con eso.

–Siempre he colaborado con artistas que me gustaban y que yo creía que tenían algo que decir, artística y personalmente. Es una cuestión de curiosidad propia que luego muestras a los demás. Sería una pena quedarte con la espinita clavada. Lo que no he hecho nunca es colaborar con alguien porque lo va a petar (risas). Ahora se estila mucho colaborar simplemente buscando la repercusión, pero yo huyo de eso.  

Las letras siempre han sido parte primordial del rap, y más en su caso. Terminar escribiendo libros de poesía parece seguir la evolución natural de las cosas. 

–Sí. Con la palabra hago terapia, ordeno la cabeza, que es difícil, porque tengo déficit de atención. La palabra me ayuda a darme cuenta de que no estoy tan solo. El poder de la palabra es inmenso, para bien y para mal. Creo en la palabra como un arma muy poderosa e intento hacer el mejor uso que puedo de ella. Veo que puedo construir un puzzle infinito con las palabras, cosa que me parece divertidísima. Y en ello estoy.

"Tú trabajas en la sombra y pasas por momentos de duda, le das vueltas a todo y no sabes si lo que haces es una genialidad o una basura"

En su caso, ¿qué diferencias existen entre letra de canción y poema?

–Normalmente, cuando me pongo con el chip de la poesía, ya miro a otros lugares y busco otro tipo de sensaciones. Pero te voy a dar una primicia: el próximo single que voy a sacar se basa en un poema que escribí y ha acabado siendo canción sobre un instrumental que tenía. El rap es como estar con los amigos en un bar, con el ruido y las copas. Y la poesía es como cuando te metes en el baño del bar, estás solo, te miras en el espejo y ves las cosas de otra manera.  

Ahora hay muchos artistas que escriben libros de poesía, pero no todos cuentan con la bendición de alguien como Luis García Montero, con todo el peso que tiene en la cultura española.

–Esa es una de las cosas que me hacen sentir orgulloso. Que alguien como él hable bien de mí y apoye mis propuestas… Tú trabajas en la sombra y pasas por momentos de duda, le das vueltas a todo y no sabes si lo que haces es una genialidad o una basura. Que alguien como Luis hable bien de ti hace que todas esas dudas valgan la pena. No tiene nada que ver con la fama ni con el dinero, sino con algo que va más allá.

Su último disco, 'Almanauta', es de 2018. Desde entonces ha estrenado varios singles colaboraciones. ¿Qué va a ofrecer en su concierto de Pamplona? 

–Pues un poco todo: la parte más clásica y los temas nuevos. Haré un repaso por mi camino hasta junio de 2023. Desde lo último, que ha salido este mismo año, hasta canciones que forman parte de mi juventud y de la de mucha gente. Es un show dinámico y cercano en el que intento conectar con el público, que seamos todos uno. Es un concierto de rap y como tal voy a hacer los temas de rap más emblemáticos y también los nuevos. Y alguna sorpresa, por supuesto.