"Aventureros del nuevo mundo" es el último libro del catedrático de la Universidad de Navarra Javier Navascués y en él relata la historia de 30 personajes que "llevaron una vida apasionante e incluso de extremos" y que reflejan, como afirma el autor en una entrevista con EFE, que en la conquista de América lo sucedido "no fue tan negro como muchos cuentan, ni tan blanco como otros creen".

-¿De dónde surgió la idea de escribir este libro?

    La mayoría de los debates en la opinión pública sobre la historia de la colonización española en América se han centrado en los aspectos de la "conquista inmediata". O sea, del presunto genocidio, donde nada más eran los españoles o de la conquista de México por parte de Hernán Cortes como si no hubiera pasado nada o la conquista de Francisco Pizarro. La mayoría de los argumentos que se dan tienen que ver con cosas que sucedieron en los primeros 30 o 40 años de presencia española en América, cuando en realidad estuvieron 300 años. Me ha interesado hablar más de los destinos singulares de personas que estuvieron presentes durante todo ese periodo.

¿Por qué esa opinión está tan arraigada en la sociedad?

    Supongo que es por un cúmulo de factores. Hay cuestiones en los dos lados: en el que se piensa que la conquista española fue un progreso de la civilización sin ningún tipo de matices y en el que se considera que fue un genocidio. Es más fácil juzgar lo que pasó en un periodo pequeño de tiempo que durante 300 años. A veces es ignorancia, falta de información o falta de interés, en no querer buscar o ir más allá.

En el libro se muestran personajes de todo tipo: políticos, campesinos, exploradores, visionarios, rebeldes, ...., algunos más terrenales e inmediatos y que buscaron dinero y sexo, otros trataron de evangelizar y muchos se mezclaron con los indígenas. ¿por qué el interés por mostrar la cara y la cruz de estos aventureros?

    De entre mis personajes, la mayoría ya están ahí, algunos van otros vuelven: se genera una sociedad nueva. Unos van de España a América y otros directamente nacen ahí. Mi interés nace de la sencilla razón de que, cuando uno estudia historia y vive sin simplificar la realidad, se da cuenta de que no todo está compuesto de blancos y negros sino que, como todos nosotros, no existe la gente mala "malísima" o la buena "buenísima". Así fueron los españoles, los indígenas y todas los que vivieron allá, una mezcla de cosas.

¿Cuánto tiempo le ha llevado esta novela?

    Si me hablas de la redacción, te diría que 1 año y poco. Pero claro, se puede decir que todo lo que sale de ahí es un trabajo de casi toda mi vida. Yo soy especialista en literatura hispanoamericana y me he dedicado a leer textos, no solo propiamente ficticios sino también historio-gráficos, porque ha sido necesario siempre. Muchas de las cosas son fruto de las lecturas de toda mi vida y otras, como sucede con proyectos de este estilo, surgen en el momento.

¿Cuál fue el punto de inflexión en el que decide explicar a la sociedad la frase de "no todo fue tan negro como lo cuentan ni tan blanco como creen"?

 Con el debate tan enconado que hay hoy en día, yo creo que el mundo académico universitario también tiene que dar la palabra y tratar de difundir, de mostrar que la realidad histórica, como la contemporánea, no es sencilla. Lo cual no quiere decir que uno utilice la equidistancia para no posicionarse necesariamente, pero sí para presentar que la realidad no es líquida, que no se termina de entender a golpe de eslogan. El debate sobre la historia de América cierra muchas complicidades que no están en los historiadores pero sí entre lo que se conoce como el sentido amplio de la opinión pública.

En la novela aparecen las figuras de dos mujeres conquistadoras: María Estrada e Inés Suárez. ¿Por qué ha querido destacar sus labores?

No me considero un original en destacar el papel de las mujeres en la historia. He querido mostrar que eran 30 destinos distintos de personas, 30 historias de personajes que llevaron una vida apasionante, incluso de extremos. La conquista y la colonización no sólo fue obra de varones, blancos, ni sólo de nacidos en España, sino que también fue de hombres nacidos en América, de mujeres, de personas de todas las etnias. Hubo conflictos que conocen los historiadores pero no la opinión pública en los que participaron mulatos, mestizos, negros y mujeres indígenas y que ocuparon puestos que pueden resultar sorprendentes.En el caso de María Estrada e Inés Suárez, formaron parte de las tropas de Hernán Cortes y de Pedro de Valdivia en las conquistas de México y Chile respectivamente; acabaron recibiendo un premio, que era el que recibían muchos conquistadores, una encomienda. Eran lugartenientes de las Cortes de Valdivia, ellas mandaban sobre esas tierras y los indígenas que les eran encomendados, tenían sus latifundios y explotaban propiedades, tal y como hacían los hombres.Las leyes no permitían que las mujeres fueran encomendadas. Sin embargo se les permitió porque habían estado cerca de los varones, porque era la realidad inmediata y los líderes actuaban con lo que en ese momento era más práctico. A veces las leyes se cumplían y otras no. Hay muchos matices que uno entiende cuando empieza a leer.