Empezó con Dúo Gala Junior siendo un niño. ¿De dónde le venía la afición a la música mexicana?

Entré en el 78, con 11 años. Mis padres tenían una sala de fiestas en Miranda, me he criado entre bambalinas. En aquellos tiempos, los artistas hacían vida con nosotros: comían, dormían… El Dúo Gala venía a tocar y yo salía a cantar con ellos. A Jesús, del Dúo Gala, se le ocurrió hacer un Dúo Gala Junior y fue un bombazo. Grabábamos en Discos Belter, ahí estaba Parchís, Burning, Manolo Escobar, Los Sírex… Girábamos por América y Europa. Siempre reivindiqué mis orígenes: los días 6 de julio salía al escenario con mi pañuelico, estuviésemos donde estuviésemos; una vez, en Televisión Española, en un programa en directo con Joaquín Prat y Mónica Randal, yo tenía que decir que era mexicano, pero cuando me lo preguntaron, contesté que era de Miranda de Arga, Navarra. En el año 83 hice el último concierto con ellos, actuábamos en Alicante con Mocedades y Bertín Osborne.

Después vino una época en la que se dedicó al fútbol, y en 1999 emprendió su carrera en solitario. 

Volví a cantar en el 99. Llevaba dieciséis años sin hacerlo y me propusieron hacer un disco para recaudar fondos de la escuela de fútbol de Miranda y Artajona. No tenía ni músicos, pero funcionó muy bien, me empezaron a llamar de sitios… No tenía ninguna ambición, seguía con mi trabajo. En 2015 cogí una experiencia y me empecé a dedicar a la música de manera profesional. La pandemia nos hizo polvo. Ahora estoy trabajando bien, pero todavía no he recuperado los números de antes de la pandemia.

Siempre me ha llamado la atención lo mucho que actúa. ¿Lleva alguna contabilidad? ¿Cuántas actuaciones puede hacer un año normal?

Sí, tengo todo apuntado en agendas. Ese es mi ordenador, no tengo otro. Sigo escribiendo las canciones con papel, boli y casete. Los diseños los hago yo a mano y luego se los llevo al diseñador gráfico para que plasme la idea. Tengo todos los conciertos que he hecho, todos, apuntados en agendas. Un año normal no suelo bajar de doscientos conciertos. Actúo en Navarra, Alicante, Soria, La Rioja, País Vasco… Con los años, tengo una parroquia que me sigue. Ahora estoy empezando a medir más los tiempos. Antes, había veces que me tenían que cortar la luz para que acabase, pero ahora quiero mirar un poco eso, no quiero pasarme. Además, el año pasado tuve un problema de salud, tuve que parar durante un tiempo, y me he propuesto no hacer más tripletes.

Con tripletes no se refiere a actuar tres días seguidos, sino a hacer tres conciertos en un mismo día.

Eso es. Mañana, tarde y noche. Ya no lo hago. He perdido actuaciones, pero lo prefiero así. Sobre todo, por el tema físico. Hay que llegar, montar, preparar, desmontar, estar con la gente, que es algo que me encanta… En un futuro, me gustaría limitarme a hacer uno solo al día.

Además de tocar tanto, tiene varios espectáculos diferentes.

Hago el show a la carta, hay distintas posibilidades. Tengo los monólogos con Peio Etxarri y Airoa Berrozpe, que es poesía ranchera para casas de cultura, teatros y demás. El espectáculo Cara B, donde hago versiones de canciones ochentenas mezcladas con rancheras, canciones norteñas y napar mex; un dúo mariachi con Jesús Tapiz, que este año cumplimos veinticinco años juntos; otro formato es con Los Charros, que llevo cinco músicos. Me adapto a lo que pide la gente. ¿Quieres reserva? Pues reserva. ¿Quieres crianza? Pues crianza. ¿Quieres vino de mesa? Pues también tengo. El mérito es seguir viviendo de la música después de tantos años. Tener una marca propia que la gente reconoce.

En Navarra hay mucha afición a la música mexicana y varias formaciones dedicadas a ella. Da la impresión de que se llevan muy bien, suelen colaborar unos con otros.

Sí. Lógicamente, no con todos tienes la misma afinidad, pero hay respeto y cordialidad con todos. Con algunos, sobre todo con los más veteranos, nos vamos a cenar, nos ayudamos en los conciertos… Hay muy buena relación. Yo he cantado con muchos de ellos. 

LOS DISCOS

Esa actividad frenética no se reduce solo a los conciertos, también graba muchos discos. Desde la pandemia ya ha publicado tres.

Cuando terminó la pandemia hice un disco de homenaje a Vicente Fernández. Después, trabajé con Garibaldi Band Taldea, que me acompañaron como banda durante dos años y publicamos un disco (En concierto). Acabada la gira de 2023, decidí seguir mi propio camino. Por eso el disco se titula así: Siguiendo mi camino. De Miranda de Arga al mundo… ¡cantando!

El nuevo disco es extenso, tiene varias partes y muchas colaboraciones. ¿Dónde se ha grabado?

Hemos grabado en cuatro estudios, pero la masterización, mezcla y demás, la hice en el estudio El Gringo, de Gussy, que ya forma parte del equipo; canta, graba, mete guitarras, armónica… Es un chico para todo. Procuro trabajar siempre con gente de Navarra: diseño, estudios, fabricación… todo está hecho aquí. Es una manera de alimentar el circuito musical navarro.

Hábleme de las cuatro partes en las que está dividido. 

El disco recoge todos los formatos que estoy trabajando: hay un capítulo que es Puro ranchero, otro que rinde tributo a mis veinticinco años con Jesús Tapiz, otro que es un homenaje a Los Secretos, y otro que es Ranche & Rock, donde hay canciones de los ochenta y rancheras. Se cierra con un bonus track muy canalla, la versión de los Sex Pistols que hizo la Mala Pékora, God save Chuchín. También incluye varios homenajes, a Diego Quevedo, que falleció hace pocos años, a Eskroto/Gavilán, con quien tuve amistad, y a los hermanos Anoz.

NUEVOS PLANES

Imagino que ya estará ideando nuevos proyectos.

Así es. Ya estoy trabajando en el próximo proyecto, que estará dedicado a José Alfredo Jiménez y serán canciones de la revolución. La música es mi motor, lo que me hace sentir vivo. Soy camaleónico, me adapto a todo. Soy feliz cantando para diez o para mil, encima de una caja de cervezas o en un teatro grande. 

Sí, se nota que está enamorado de su oficio.

Por supuesto. Esto es una enfermedad que me gusta muchísimo. Yo empiezo a vivir el concierto desde el día anterior, cuando elijo la ropa, el repertorio, preparo el equipo… No me importa hacer kilómetros para ir a tocar a donde sea. Y cuando no tengo que cantar, me voy a ver algún concierto de otro artista. Compro discos, revistas, libros de música… Esto es lo que me da la vida.

Por cierto, ya que dice lo de otros artistas, y aprovechando que en Navarra habrá dos grandes citas de música mexicana próximamente. ¿Usted es más de Luis Miguel o Los Tigres del Norte?

Yo soy más de Los Tigres del Norte. Luis Miguel me parece un grandísimo cantante, tiene una gran voz y reconozco sus méritos, pero, en un estilo más clásico, prefiero a José Alfredo, Vicente Fernández, Chavela Vargas o María Dolores Pradera. Mis ídolos en la ranchera han sido el Dúo Gala, me he criado con ellos. Tenían una sensibilidad… Es lo que he mamado.