La plaza de los Fueros ha acogido esta mañana a las 13.30 horas a 13 grupos de danza de Iruñerria y el invitado de este año Cortes. Tras el esperado Chupinazo, el folklore y la tradición han vuelto a juntarse en el acto organizado por Nafarroako dantzarien Biltzarra, como cada año. En esta 47ª edición, han participado los grupos Ortzadar, Oberena, Muthiko, Txori Zuri, Amaiur, Ardantzeta, Basakaitz, Dantxaldi, Eluntze, Iruña Taldea, Larratz, Mikelats, Harizti y Cortes. 14 grupos que se han convertido en uno al son de Las Pamplonas y el paloteado de Cortes. Este año, por primera vez, el grupo de danzas Duguna no ha participado en este festival, ya que este año ha tenido el honor de lanzar el Chupinazo desde el balcón consistorial.

Momentos previos a la actuación, los característicos pasadizos de la plaza de los Fueros, se han llenado de un ambiente cargado de emociones. Desde allí, entre murmullos y susurros de ánimo, los dantzaris se preparaban para salir a la plaza. Se podía sentir el tenso nerviosismo mezclado con la alegría palpable por volver a celebrar. Fuera del callejón, en la plaza misma, la emoción ha sido evidente. Se escuchaban gritos y silbidos de los más impacientes, ansiosos por presenciar un año más la mejor manera de empezar una fiesta, bailando. El tiempo ha aguantado y no ha llovido, pero las chaquetas no faltaban en la cintura de los presentes, aún así, esto no ha impedido que el público lo diera todo.

Edurne, una joven dantzari de Oberena, ha compartido sus impresiones antes de la actuación. Aunque no sentía nervios antes de bailar, estos empezaban en el mismo momento en que daba inicio la danza. Para ella, el 6 de julio es un día incomparable, el mejor del año, debido al significado especial de bailar en Pamplona y estar rodeada de otros grupos. Ella lleva dos años participando y cada vez se siente más emocionada por ser parte de esta tradición.Hasta que le tocó bailar, Edurne no había asistido a este festival, aunque otros compañeros sí habían venido años atrás.

Con los primeros compases del clásico Agintariena, la plaza cargada de tradición, ha dado inicio a la jornada de folklore en estas fiestas de San Fermín. Este acto, siempre esperado y simbólico, ha estado este año en manos de Ortzadar Euskal Folklore Elkartea, que orgullosos ondeaban la bandera celebrando el medio siglo de vida del grupo. 

Las Pamplonas la coreografía emblemática de la ciudad homónima se bailó de modo mixto, dejando de lado la idea de los bailes únicamente de un solo género. El baile ha empezado con los y las dantzaris dispuestos en filas, para luego concluir en un corro y dar paso al siguiente baile. 

Dantzaris mientras sonaba la tradicional música de Cortes. Iban Aguinaga

Las danzas han sido acompañadas magistralmente por el conjunto musical de Ortzadar. Sus melodías hacían ondear los característicos faldines y pañuelos, infundiendo un espíritu festivo que resonaba en cada rincón de la plaza y motivaba a todos a unirse a la celebración con fervor y alegría.

Los danzaris han seguido con la tradicional danza del paloteado de Cortes, donde cuatro personajes se han adueñado del escenario: el Diablo Barrabás, la Pastora, el Ángel y el Mayoral con versos jocosos sobre la ciudad de Pamplona. La representación, propia de las fiestas de San Miguel, tal y como se celebra en Cortes, ha atraido la atención de todos los presentes, que observaban expectantes cada movimiento de la cortesía, esta vez en honor a las fiestas de San Fermín. Los dantzaris, junto a los danzantes invitados de Cortes han realizado dos trenzados, primero el simple y luego el doble. 

La jota ribera paloteada, ha mantenido un ritmo constante a medida que avanzaba, sin acelerarse tanto como en otras ocasiones. Sin embargo, el público y el ambiente pedían que la música se acelerara, como tradicionalmente lo hacen en la ribera. Los bailes han concluido con una gran ovación del público, que ha reconocido y celebrado el mérito y la dedicación de los danzaris, culminando así una jornada llena de color y tradición. Ortzadar especialmente ha recibido una gran ovación de parte de toda la plaza pero mas especialmente de la familia y amigos que se han acercado a verlos en este día tan especial para ellos.

Al concluir el acto oficial de los danzaris, la plaza se ha transformado en un hervidero de alegría y tradición. Se ha invitado al público a unirse a ellos en varios jauzis, bailes que, una vez más, llenaron el espacio de vida y han anaimado a los muchos ex danzaris que, años atrás, habían danzado en ese mismo lugar y ahora estaban con lagrimas en los ojos viendo a las nuevas generaciones. Familias enteras se reunieron, desde aquellos que lo vivían por primera vez, que afirmaban no saber el porque no habían venido antes, hasta quienes acudían con sus padres y ahora traen a sus propios hijos a este festival. 

Para culminar la jornada festiva, la Larrain dantza de mano de Iruñako Gaiteroak ha unido a cientos de personas en un baile multitudinario, sellando el evento con un vibrante cierre comunitario entre dantzaris y espectadores.