La palabra, y en especial la poesía, se han reivindicado este jueves 10 de octubre como poderosas respuestas frente a la guerra y la barbarie en los Encuentros de Pamplona 2024, en una jornada en la que se ha hablado de decrecimiento económico, de la filosofía de la vida simple y consciente como vía para combatir el capitalismo que desde hace demasiado tiempo todo lo invade y lo engulle.
La guerra en Ucrania también ha ocupado un lugar destacado en el eje literario de los Encuentros de la mano del novelista, poeta, ensayista y traductor ucraniano Yuri Andrujovich, quien ha apelado al papel de los escritores y las escritoras como testigos y relatores de testimonios de la guerra, como vía para reflexionar y canalizar hacia una transformación personal las vivencias que conllevan las agresiones tan crudas como la que afecta a su país.
Crítica a la ecología mercantil
“Es perverso utilizar la ecología para destruir la ecología”. Así de clara y contundente se ha expresado la economista y profesora en la Universidad de la Sorbona Hélène Tordjman en el encuentro que ha mantenido por la mañana con los medios de comunicación, horas antes de protagonizar la conferencia en formato entrevista junto con la bióloga y escritora de la naturaleza Mónica Fernández-Aceytuno Por una crítica de la ecología mercantil, en la Sala de Cámara de Baluarte.
Una sesión en la que han puesto de manifiesto que la alternativa a un ecologismo responsable no puede ser la apuesta por otro tipo de ecologismo más preocupado por salvaguardar el modelo de producción industrial, verdadero responsable de las erosiones medioambientales.
Alertarnos de esta peligrosa y perversa paradoja se ha convertido en la lucha de Hélène Tordjman, una excepción entre los economistas de nuestro tiempo que ha escrito “un libro valiente y necesario”, en palabras de Fernández-Aceytuno: La croissance verte contre la nature (El crecimiento verde contra la naturaleza).
“La invasión de la economía sobre la naturaleza ha llegado a un punto crítico”
“Hace veinte años me di cuenta de que el mercado estaba penetrando en la naturaleza. El capital estaba comenzando a englobarlo todo, metiéndose en lugares donde no había entrado antes: en la genética, en las razas animales, en las variedades vegetales, en los microorganismos, en los servicios ecosistémicos... Y lo peor, la paradoja total, es que todo esto se hace en nombre de la ecología, de la protección de la naturaleza, que precisamente ha sido destruida mediante los mercados”.
Tordjman pone de relieve esta paradoja adelantándose “a algo que todos nos vamos a encontrar”, dice Fernández-Aceytuno. El crecimiento verde contra la naturaleza quiere abrirnos los ojos sobre la mentira de esas “soluciones disfrazadas de verde, disfrazadas de ecologismo”, que el sistema nos vende “y que en el fondo es el mismo lobo de siempre contra la naturaleza”.
Una técnica que nos controla
“La invasión de la economía sobre la naturaleza ha llegado a un punto crítico, y Hélène ha tenido la valentía de decirlo en voz alta”, destaca Mónica Fernández-Aceytuno a propósito de este libro que lamentablemente no se ha traducido aún al español ni al inglés.
Tordjman no solo critica duramente los mercados, sino también la técnica en la que se basa el capitalismo industrial. “Una técnica que se autocrea, se autoengendra, y acaba controlando nuestras vidas”, afirma esta economista que se declara “en guerra, porque el mundo está en guerra contra la naturaleza”.
Muy crítica con “la connivencia que hay entre la economía y los poderes políticos” en esta perversa agresión, ella apela a “poner palabras a las cosas, descubrir y denunciar esto que llaman crecimiento verde, esto que dicen que va a ser un cambio a mejor”, así como a “pensar lo que se hace”.
“Es perverso lo que hace el capitalismo, utilizar la ecología para destruir la ecología”
En este sentido, la economista propone llevar a cabo “una revolución filosófica y antropológica” sin la que “no vamos a ninguna parte”. Se concreta en cambiar “la visión reduccionista que tenemos de la naturaleza”, que concebimos “como una reserva de recursos, una colección de trocitos de algo”, y pasar a considerarla “como un todo vivo”. “Solo así podremos aportar soluciones integrales, al todo. Y respetar ese todo”, defiende.
La agresión contra la naturaleza la vivió en primera persona Mónica Fernández-Aceytuno cuando en la aldea gallega que habita hace 30 años “apareció una empresa aliada con el poder político y la técnica, disfrazada de verde, dispuesta a destrozar un monte que es del patrimonio natural español”. Sintió “una conmoción interna ante la fuerza de ese embate” frente al que la escritora y bióloga reivindica “la poesía y la palabra”, que ve como la única esperanza, “donde nace el verdadero arte” y desde donde se puede empezar a “tomar conciencia de lo que está sucediendo”.
La parálisis que causa la guerra
Referente de las letras en Ucrania, Yuri Andrujovich ha llegado a Pamplona para compartir este jueves con el público asistente a la Sala de Cámara de Baluarte las claves de su obra y trayectoria literarias, inevitablemente ligadas a la guerra que desde febrero de 2022 sufre su país.
Una barbarie que ha causado “una escisión” en su persona y en la mayoría de los escritores y las escritoras de Ucrania. Andrujovich, cuyos libros publica en España la editorial Acantilado, ha asegurado esta mañana en Pamplona que el inicio de la guerra supuso “un gran choque para todo el mundo” en Ucrania, y para los escritoras y las escritoras en concreto, “una parálisis”.
“Poco después del inicio de la guerra hubo en Ucrania un florecimiento de la poesía”
“La mayoría pensamos que las palabras eran demasiado débiles, que no podían parar la guerra ni romper esa potencia tan fuerte del agresor, así que la mayoría de las personas escritoras se centraron en hacer cosas concretas, como reportar, escribir en redes sociales..., documentar de alguna manera el conflicto”. Floreció entonces más que nunca en Ucrania la poesía.
“Surgieron muchísimos poemas en muy diferentes medios de comunicación, y creo que es normal porque se dice que el alma humana reacciona en primer lugar a la catástrofe en forma de poesía”, ha dicho este novelista, poeta, ensayista y traductor que vive en Ivano-Frankivsk –su ciudad natal–, un lugar que está “bastante alejado del frente de guerra”, lo que le ha permitido erigirse como “observador y guardar una calma” que es necesaria para poder acabar su futuro libro.
No sabe si será una novela o un conjunto de relatos, pero sí que “va a tratar sobre esta guerra, sobre sus raíces, quizá, y sobre un tiempo diferente, una época distinta donde el propio narrador y yo mismo éramos adolescentes”, ha adelantado Yuri Andrujovich, para quien “existe una posibilidad de que el escritor sea testigo, sea testimonio, de que sienta, de que cree y cuente historias, y la mejor manera de hacerlo es darle a la literatura la mayor calidad literaria posible, para responder de esta manera a esta enorme agresión que estamos enfrentando”.