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El Instituto Gerónimo de Uztariz celebra 40 años de aventura historiográfica

Con motivo del aniversario, el Palacio del Condestable acoge este sábado 23 de noviembre por la mañana una charla y una mesa redonda

El Instituto Gerónimo de Uztariz celebra 40 años de aventura historiográficaJavier Bergasa

En una época de efervescencia cultural y de movilización, de demanda de cambios sociales, surgió en Navarra el Instituto de Historia Económica y Social Gerónimo de Uztariz, que cumple ahora 40 años de aventura historiográfica.

Un aniversario que celebra este sábado 23 de noviembre con una jornada especial en el Palacio del Condestable. 

A las diez de la mañana, el historiador navarro Emilio Majuelo Gil, uno de los fundadores del IGU y presidente del mismo entre los años 1991 y 1994, impartirá la charla titulada A 40 años de una aventura historiográfica: el IGU, centrada en los inicios del Instituto, las motivaciones que impulsaron su nacimiento y el contexto en el que empezó su andadura. 

Y seguidamente, a partir de las doce del mediodía, se celebrará una mesa redonda con expresidentes y expresidentas de la asociación, entre ellos José Miguel Lana, Nerea Pérez Ibarrola, José Miguel Gastón, Xabier Dronda y la actual presidenta del Instituto, Gemma Piérola.

Huecos en la historia contemporánea

La evidencia palpable de que la historia contemporánea referente a Navarra tenía “unos huecos tremendos”, motivó a principios de la década de los 80 la creación del Insituto Gerónimo de Uztariz. “Sobre todo había huecos en los tres últimos siglos, XVIII, XIX y XX. Porque la cuestión de historia medieval, incluso de historia antigua, romanización..., se había trabajado en la Universidad de Navarra, incluso en otras universidades españolas. Pero toda la historia contemporánea no estaba tratada, y las cosas que se decían y que se escribían, a nuestro entender, eran demasiado tradicionales, en el sentido político y también en el sentido de que la historia se escribía exclusivamente apegada a datos políticos sueltos, personajes..., sobre todo el tema del carlismo. No había tradición de investigación en Navarra desde una perspectiva socioeconómica, también porque no había ni universidad pública, y desde el franquismo se hacían otras cosas y con otros criterios”, cuenta Emilio Majuelo (Tudela, 1953). 

De i a d, José Miguel Lana, Emilio Majuelo, José Miguel Gastón, Julián Casanova y Joseba de la Torre, reunidos en el congreso organizado por el IGU en 2009 con motivo de su 25º aniversario.

Así, el Instituto Gerónimo de Uztariz nació con la motivación de investigar historia económica y social contemporánea de Navarra, y, por supuesto, divulgarla.

Lo ha hecho –y sigue haciéndolo– a través de la organización de cursos, seminarios, ciclos de conferencias, exposiciones, proyección de documentales, acciones en centros educativos y dirigidas al público general que han recorrido casas de cultura de todo el territorio, con la intención de llegar a toda la comunidad navarra. Sin olvidar la edición de una revista anual –en formato físico y desde hace dos años también en formato electrónico– que vio la luz en enero de 1987 en forma de boletín y al año siguiente ya se conformó como revista, editada por Pamiela, y va ya por el número 38. 

El contexto: efervescencia cultural y movilización social

El caldo de cultivo de esta aventura historiográfica fue la gran efervescencia cultural y de movilización de todo tipo que se venía respirando en Navarra desde el año 75, incluso antes. 

“En ese humus ya empezó gente a hacer sus investigaciones o sus tesis en otras universidades, y empezamos a coincidir aquí en los archivos, y hablábamos... Empezaba a haber experiencias interesantes como el nacimiento de IPES, el Instituto de Promoción de Estudios Sociales, buena parte de los que iniciamos el Instituto Gerónimo de Uztariz estábamos también por allí; era el momento del renacimiento después de la dictadura de que volviera a la legalidad y se pusiera en funcionamiento Eusko Ikaskuntza, la Sociedad de Estudios Vascos, que enseguida organizó unos actos culturales impresionantes, muchas veces con polémica por los sectores políticamente más tradicionalistas y conservadores”, cuenta Majuelo, recordando “la Primera Semana Cultural de las Merindades” y “otros hitos que se fueron hilando hace 40 años” como “el inicio de la actividad editorial de Pamiela, y, al año o año y medio siguiente, el nacimiento de Txalaparta, después de un proyecto de historia popular sobre la represión”.

“En el congreso de 1985 nos dimos cuenta del hambre y la sed que había de Historia en Navarra”

Emilio Majuelo Gil . Cofundador y expresidente del IGU

Con estas pinceladas convivían historiadoras e historiadores navarros inquietos que empezaron a estrechar contactos con universidades de Zaragoza, Barcelona, Madrid..., a mirar y valorar otras historiografías y a reafirmarse en el convencimiento de que querían trabajar en una propia y contemporánea para Navarra.

“Así surgió el Instituto, a finales de 1984. Nos asociamos algo más de una veintena de historiadores e historiadoras, relativamente jóvenes, de entre 30 y 34 años la inmensa mayoría, excepto el gran José Mari Jimeno Jurío y Mari Cruz Mina”, recuerda Emilio Majuelo, que junto con Ángel García Sanz Marcotegui (primer presidente del IGU e impulsor de la revista del Instituto), Ángel Pascual, Alejandro Arizcun, Silvia Fernández Viguera, Joseba de la Torre, José Vicente Iriarte, Mikel Sorauren o Miguel Ángel Zabalza, entre otros, conformaban el núcleo navarro en los inicios del IGU. 

“Fue una iniciativa de gente intelectualmente joven que quisimos afrontar un reto que no se había acometido hasta ahora. Y formamos una asociación. No estábamos trabajando en la universidad, ni de lejos, pero con becas o investigando por nuestra cuenta, y lo primero que hicimos fue organizar, en diciembre de 1985, un congreso de historia navarra de los siglos XVIII, XIX y XX. Fue la presentación en sociedad del IGU

La Historia, fuente de conocimiento y reflexión

En aquel primer congreso, los impulsores del Instituto se dieron cuenta “del hambre y la sed que había de Historia en Navarra”.

“Hubo un montón de gente que participó con ponencias, comunicaciones, etc, que venían de fuera, no solo navarros, y muchísimo público. Fue un gran reclamo, una novedad que venía muy a cuento al signo de los tiempos en la historiografía europea occidental, que era el impulso de la historia social, de la historia económica y desde parámetros de todo tipo, marxistas, estructuralistas... Y ahí entramos. Veíamos la historia como un objeto de trabajo, una fuente de conocimiento y sobre todo de reflexión sobre el pasado y también sobre el presente”, asegura el historiador Emilio Majuelo.

Y el presente en el que el IGU inició su andadura tenía muchas cuestiones que podían ser objeto de análisis. “De los 70 a los 80 fue una cosa impresionante, desde todo el tema de la desindustrialización, la transformación del país, de ser un país fundamentado en la industria y en la inmigración que venía a los centros industriales aquí, a de repente plantarse la población activa en más del 22% de paro, y a tener todos los días de la semana noticias de cierra esta empresa, cierra esta otra... había un runrún muy potente de demanda social de cambios, y entonces la Historia, para muchos podía servir para entender mejor lo que pasaba”.

"Para poder investigar hace falta tiempo, una capacidad de reflexión que se tiene con el sosiego, la tranquilidad, la discusión tranquila"

Emilio Majuelo Gil . Cofundador y expresidente del IGU

Portada del número 21 de la revista que desde 1987 (aquel primer año en forma de boletín) edita anualmente con Pamiela el Instituto Gerónimo de Uztariz.

De aquel primer congreso de finales de 1985 salieron dos importantes grupos de investigación que atrajeron a gente joven que quería especializarse en Historia Contemporánea. “Además, al no haber todavía universidad pública, las instituciones culturales en Navarra dieron una vía financiera, que era escasísima pero para nosotros suficiente, para que estos grupos investigaran. Eran unas catorce personas en total, muchas de ellas leyeron sus tesis doctorales y con el tiempo han tenido brillantes carreras académicas y son profesores titulares, catedráticos de universidad, etcétera”, destaca Majuelo.

Con el nacimiento de la UPNA, en 1987, el Gobierno de Navarra derivó hacia la universidad los presupuestos destinados a investigación, lo que desde el punto de vista de Emilio Majuelo “fue una pena, por no decir un error, porque en la universidad se investiga pero no se investiga por equipos de una manera coherente, lo habitual es que cada uno investigue sus temas, a su manera... En el Instituto había mucha más coherencia en los proyectos de investigación, por lo menos en aquella época, en los 90. Y ese protagonismo inicial que tuvo fue disminuyendo en ese aspecto”, apunta. 

El reto hoy: abstraerse del producir con prisa 

La aceleración con la que se vive, la prisa por hacer, por producir y resultar productivo y productiva, y no tanto por conocer y pensar en profundidad, hace que sean tiempos complicados y retadores para el ejercicio de la investigación y divulgación históricas. 

“Es un problema que acucia a todos los centros educativos desde todos los niveles, y sobre todo a los centros de investigación. Hay demasiada prisa, se exigen curriculums repletos de actividades que se tienen que hacer, lo que te obliga y obliga a la gente que investiga a hacer un montón de cosas menos a la más importante, que yo he defendido siempre: el sosiego”, reflexiona Emilio Majuelo, asegurando que “para poder investigar hace falta tiempo, una capacidad de reflexión que se tiene con el sosiego, la tranquilidad, la discusión tranquila, y no este tipo de modelo de universidad que existe al otro lado del Atlántico, en Norteamérica y Sudamérica, y es que usted tiene que ir cada año a tres congresos, publicar dos artículos, y así se va... haciendo un curriculum que aumenta de grosor, de peso, pero esto devora a la mente de la persona inquieta”, lamenta Majuelo.

"La transformación de Navarra de los 70 a los 89 fue impresionante, y la Historia podía servir para entender mejor lo que pasaba”

Emilio Majuelo Gil . Cofundador y expresidente del IGU

El historiador navarro, Doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Zaragoza y Profesor Honorario de la UPNA, del departamento de Ciencias Humanas y de la Educación (área de Historia Contemporánea), apunta que precisamente “esa es la diferencia que veía del Instituto con cualquier centro universitario: no tenemos medios pero sin medios nos podemos sentar y podemos hablar, podemos reflexionar, discutir... de hecho el IGU lleva haciendo anualmente desde hace décadas seminarios internos, y eso no es tan habitual en centros universitarios por esa exigencia de tener papel impreso y lograr puntuaciones... me parece un tanto esquizofrénico”, dice, remarcando que “claro, eso tiene un precio".

"Si no entras en esa dinámica, tu carrera académica probablemente vaya más despacio. Ahí cada uno tiene que optar. Yo lo tuve muy claro desde el principio, hacer las cosas que te gustan, que te interesan, sin prisa y no para verte en el espejo sino para hacer una aportación y que ahí quede”.

El IGU sigue alentando a nuevos investigadores y nuevas investigadoras a compartir sus aportaciones, y de hecho ha convocado para febrero de 2025 unas Jornadas de Historiadores Noveles que continuarán enriqueciendo la comprensión del pasado y del presente con nuevas perspectivas y nuevos enfoques.