El universo curioso de Carmen Salgado habita el Polvorín
La artista incita al asombro y al descubrimiento con la exposición ‘La levedad de lo imaginado’, visitable hasta el 19 de enero en la sala de la Ciudadela
El universo de Carmen Salgado Amado rebosa imaginación, anhelos de belleza poética, de transgresión, de horizonte y apertura desde lo diminuto y lo esencial. Respira vida, cultura andina y huele a mar. Y, con todo ello, incita a la curiosidad, al asombro y al descubrimiento.
Lo experimentará quien se acerque al Polvorín de la Ciudadela, una sala que la artista peruana afincada en Pamplona ha habitado hasta el 19 de enero con La levedad de lo imaginado.
Conexión desde lo pequeño y lo esencial
Una selección de pinturas y escenografías realizadas en los últimos cinco años lucen en esta exposición que nos permite adentrarnos en el peculiar universo de la artista y, a través de él, en el particular universo de cada uno y cada una de nosotras, de quien contempla unas obras que nacen de un proceso impulsado por una vitalidad y una fuerza interiores que se traducen en acción y expresión única, propia y singular, pero a la vez conectada con esa universalidad que nos asemeja a todos los seres.
Como la inquietud ante una cuestión global: el deterioro de la naturaleza, del planeta que habitamos. “¿Qué pasaría si la Tierra se cansa de estar herida por todo el daño que le estamos haciendo y nos expulsa de su ser?”. De esta pregunta que se ha hecho y de esta situación que se ha imaginado Carmen Salgado nacen las seis pinturas que presenta en el Polvorín.
“Yo puedo contar una historia, pero me gusta que quien contempla se apropie de ella”
Unas obras coloridas y de espíritu naïf realizadas en acrílico sobre lienzo en las que unos personajes imaginarios vagan por la estratosfera buscando un lugar donde vivir. Son escenas que reflejan cómo el cemento va ganando a la naturaleza, cómo se impone la aridez y se van perdiendo los bosques..., aunque se vislumbra esperanza. “Hay unas pequeñas plantitas porque he imaginado que estos humanos se llevan algunas semillas a ver si logran crear otro mundo en otro lado”, cuenta la artista.
Esas semillas, igual que los detalles, pequeños objetos y elementos que contienen las cajitas agrupadas a modo de instalaciones-relatos, simbolizan que “lo importante es lo esencial”. “Si de una semilla pequeñita puede crecer un gran árbol que nos da frutos, que nos da la vida, también pequeños objetos, fotos o elementos que guardamos pueden formar parte de una gran historia”, dice Carmen Salgado Amado, una creadora multidisciplinar, amante de “todas las técnicas relacionadas con la belleza del arte”.
Aquí, además de pintura presenta collage contenido en esas cajas que, a su vez, están relacionadas con los ambientes y las escenas de los cuadros.
La fascinación de Salgado por lo diminuto se recoge en los microcosmos, seis grupos de cajas objeto formando un cuadrado, cada conjunto formado por 25 cajas que funcionan separadas y unidas entre sí. Cada grupo forma un tema: el mar, la vida, el cosmos, la locura, lo frágil, el latido… unidos por una esfera roja que funciona como hilo conductor.
Anhelos de transgresión
Obsesiones, anhelos de transgresión, de salirse de lo establecido en “un sistema a veces demasiado estructurado y que nos lleva al estrés”, laten en estas instalaciones-relatos de cajas que invitan a ser contempladas de cerca y sin prisa.
“Algunas contienen frases, palabras en pequeñito, para que la gente se acerque a mirar, para que haya una interacción. Porque yo puedo contar una historia, pero ustedes que son los que observan se pueden apropiar de esa historia; me gusta que le den su propio significado. Mi trabajo es bastante personal pero también puede pertenecer a toda persona que lo observa”, asegura Salgado, una artista que mira con mucha curiosidad todo lo cotidiano, que es capaz de imaginar una historia y un escenario mientras observa el rábano que parte para una ensalada. “Voy así por la vida, con las semillas, con las flores, con el otoño, con la sonrisa de la gente...”, reconoce.
“Lo importante es lo esencial; de una semilla puede crecer un gran árbol que nos da la vida”
El mar, el anhelo de horizonte
El mar está muy presente en La levedad de lo imaginado. “Soy de la costa, nací en un puerto en Perú y toda mi infancia la he vivido en el mar. Todos los días de mi vida han sido en el mar, con mi padre, con mis hermanos... Y lo necesito. Aquí he aprendido a amar el bosque también, pero necesito el horizonte, necesito que no haya nada atrás”, cuenta la artista, que también ha mirado en otras de sus obras a la maternidad –Mi niña de fuego–, y a ese momento de caos que asiste en su proceso creativo, “cuando se me vienen todas las ideas a la vez, yo quiero hacer todo pero sé que no puedo hacerlo todo, y es como un laberinto en mi cerebro que tengo que ordenar para poder seguir creando”, dice esta artista que necesita escuchar música mientras crea: “Es imprescindible para mí”.
Carmen Salgado reconoce que a veces se olvida de que lleva tanto tiempo en Pamplona, y entonces saltan como un flash intenso su mirada y su espíritu andinos, que lleva “por herencia” en su interior. Esa cultura que “se basa en la cosmogonía, en la cosmovisión, en la comprensión del mundo a través de la comprensión del universo: el sol, la luna, las estrellas, los animales. Me siento muy identificada con eso. Por eso en mis pinturas hay personas con cabeza de animal, o me invento un animal que tiene piernas... esos personajes antropomorfos existen en la cultura andina. Esa parte yo la tengo, por herencia, y me sale de manera inconsciente en mi trabajo. Por eso a veces hay cosas que no sé explicar con las palabras, y las expreso a través del arte”, afirma.
La levedad de lo imaginado puede visitarse de martes a sábado de 11.30 a 13.30 y de 18.00 a 20.30 horas, y los domingos y festivos solo por las mañanas, de 11.30 a 13.30 horas.
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