Bangladesh, una bomba de tiempo a punto de estallarEn Buen Sitio Producciones
Para 2050, una de cada siete personas deBangladesh se verá forzada a desplazarse por los efectos del cambio climático. Pero, ya hoy, millones de personas han tenido que abandonar sus hogares para buscar un nuevo lugar en el mundo. De esta tragedia humana y medioambiental habla Black Water, el nuevo documental del cineasta navarroNatxo Leuza. Producido por En Buen Sitio Producciones, este trabajo se estrenará este jueves, 27 de marzo, en el festival CPH:DOX de Copenhague, donde también podrá verse el sábado 29. La película está nominada al Human Rights Award, un nuevo premio para cineastas que con su trabajo defienden los Derechos Humanos.
“Todo comenzó con una noticia que leí en un periódico y que de inmediato captó mi atención”, comparte Leuza, responsable de filmes como El Drogas, El que no veoOur Voices. Esa información señalaba que, para dentro de 25 años, entre 20 y 30 millones de personas tendrán que desplazarse debido únicamente a la subida del nivel del mar. “Y venía acompañada de un titular muy impactante: ‘Nos enfrentamos a la mayor migración masiva de la historia”.
Intrigado, Leuza siguió investigando y descubrió que el 17% del litoral sur del país, conocida como los pulmones de Bangladesh,“quedará sumergido”. Al director pamplonés le impresionó esa predicción y la idea de multitudes dejando lo rural para refugiarse en la gran Daca, la capital, “una megaciudad que está a punto de colapsar”. Todos estos elementos componían “un escenario único, apocalíptico, una bomba de tiempo a punto de estallar”, y le decidieron a hacer la película. “La idea siempre nace del mismo modo: a partir de una noticia, una foto o una observación inesperada; como una revelación sobre el mundo en el que vivo o sobre mí mismo, y crece hasta convertirse en una obra”, cuenta.
Una de las imágenes del documental.
Lluvias torrenciales
Ese punto de partida se ha convertido en un documental que narra “la lucha de tres personas que lo pierden todo y se ven obligadas a migrar a Daca”, capital de uno de los países más contaminados del mundo. Así que, más allá de la precariedad, la contaminación y la desigualdad, “su historia refleja la mayor migración masiva de la historia y la necesidad de actuar ante la crisis climática”.
La producción deBlack Water se realizó en dos fases. En el primer viaje, el equipo estuvo 10 días en el país para explorarlo, conocer a sus gentes y “elegir protagonistas y localizaciones”, y la segunda estancia se centró en la filmación, lo que les llevó cerca de un mes. El rodaje se llevó a cabo “en dos entornos completamente distintos”: una zona rural y la capital, Daca. En el primero, “los principales desafíos fueron las condiciones climáticas y los traslados”, con “obstáculos” como las mareas, “que obligaban a una planificación minuciosa”. “Un lugar podía amanecer completamente inundado y, horas después, convertirse en un lodazal”; de modo que “adaptarnos a estos cambios constantes y conseguir las tomas necesarias fue un reto importante”.
Y en Daca, “las dificultades fueron aun mayores, especialmente por las lluvias torrenciales”. “En poco tiempo caían grandes cantidades de agua, lo que dificultaba enormemente el rodaje de las tormentas. Jokin Pascual, productor y director de fotografía, estuvo constantemente ajustando el equipo. El calor y la humedad eran intensos, lo que provocaba condensación todo el tiempo. En dos ocasiones, a pesar de usar fundas para la lluvia, el visor se estropeó por rodar bajo el aguacero. La cortina de agua era tan espesa que resultaba imposible evitar que entrara”, indica Leuza.
A todo esto hay que sumarle el hecho de que Daca es la ciudad más densamente poblada del mundo, lo que acarreó “distancias interminables, tráfico caótico y una multitud constante”. Porque, aunque los bengalíes son “increíblemente amables y respetuosos”, la curiosidad que sentían hizo que “siempre hubiera muchos espectadores tanto detrás como delante de la cámara, lo que añadía una capa extra de complejidad a cada toma”.
Y, frente a todos estos retos, “la mayor alegría fue que, tras acabar la película, nuestra protagonista, Lokkhi, se reunió con su familia, pudieron comprar un terreno y construir una hogar en un lugar seguro”. Así, “el río nunca más volverá a llevarse su casa”.
TRÁILER DE 'BLACK WATER' AQUÍ
En corto
- La película. ‘Black Water’.
- Producción. En Buen Sitio.
- Ficha técnica. Guión, dirección y montaje, Natxo Leuza; producción, Jokin Pascual y Lucía Benito; productora ejecutiva, Lucía Benito; dirección de fotografía, Jokin Pascual; ayudante de dirección, Polin Bayezid Islam; dirección de producción, Marga Gutiérrez; jefa de producción, Lucía Ezker; música, Mikel Salas; diseño de sonido, Iosu González Noisestudio; textos poéticos, Andrés Izu; etalonaje, El Colorado.
Desde la producción
Jokin Pascual: “Estamos recibiendo cantidad de invitaciones de festivales”
El director de fotografía y productor de Black Water comenta que, tras la selección en el CPH, “estamos recibiendo cantidad de invitaciones de festivales”. Aun sin fecha de estreno en el Estado, “nos gustaría optar a un par de secciones en Donosti y/o en la Seminci, por ejemplo”, dice. Ahora, el filme “está en manos de Cats & Docs, que lo moverá a nivel internacional”.
Una mujer fuerte e inteligente
Para dar con las/os protagonistas, el equipo contó con el apoyo de BRAC, “una de las instituciones más importantes de Bangladesh”. “Vi un video de Lokkhi explicando lo difícil que era vivir a orillas del río; les pedimos que nos ayudaran a hacer un casting en el sur del país, y fue ahí cuando me la presentaron”, comenta el director. Y sigue: “Me cautivó em cuestión de minutos. Es una mujer fuerte e inteligente, siempre con varios trabajos para sacar a su familia adelante, y en su casa quedaba claro que ella era quien mandaba”. A diferencia de muchos de sus vecinos, ella “comprendía perfectamente qué era el cambio climático y cómo la estaba afectando”. Natxo Leuza está “muy contento” de haberla encontrado. “Es una mujer increíble y, además, tenía una presencia innata ante la cámara; sabía cuándo hablar y cuándo callar. Incluso aleccionaba a su marido y a otras personas que compartían plano con ella”, continúa.
En cuanto a Shakila, el cineasta dio con ella a tráves de las redes sociales. “Es una joven activista comprometida con la lucha contra el cambio climático y tiene la misma historia de desplazamiento forzado”. Cuando apenas sumaba 12 años, un ciclón destruyó su hogar y su familia se trasladó a Daca. Esta experiencia “la marcó profundamente” y, desde entonces, lucha “fervientemente” contra la crisis climática. “Me parecía importante dar voz a la juventud, que será quien herede un planeta ya deteriorado”, opina.
Por último, a Roy lo localizaron en Daca y “de casualidad”. Buscaban en el puerto de Sadarghat, “donde hay variosprofetas con su megáfono lanzando mensajes de todo tipo”, y le vieron gracias al conductor que les llevaba. “Era muy gracioso, se enfrentaba mucho a la gente, discutía con cualquiera que le mirara mal”, y se comprometió mucho con la grabación del documental.
Para 2050, Bangladesh perderá el 17% de su territorio bajo el mar.
El montaje
Tras la filmación, Natxo Leuza se puso con el montaje. “Me creo, y me digo a mí mismo, que soy la única persona que puede montar mis películas”, señala. Le cuesta mucho delegar ese trabajo porque, al igual que la escritura y el rodaje, esta es una fase fundamental “porque ahí, afinando el ritmo, el tono y el significado, es donde mi visión personal cobra pleno sentido”. “Si no lo hiciera, no consideraría las películas cien por cien mías”. Es en el montaje donde “cada decisión refuerza la intención original y donde la película se convierte, finalmente, en algo completamente mío”, insiste.
Black Water es su segundo largometraje, y, a través de él, “queremos despertar la conciencia del público y fomentar una profunda reflexión sobre las consecuencias de nuestras acciones en el medio ambiente y en el futuro del planeta”, termina.