Chill Mafia, el colectivo navarro que llegó en 2020 para romper los esquemas del panorama musical de Euskal Herria, volvió a hacer historia este pasado viernes con su concierto de despedida en el BEC de Bilbao. Los pilares sobre los que surgió y creció la banda también fueron las claves de esta noche única: canciones, fiesta y amigos.
El emblemático recinto abría las puertas para los seguidores de la chillma con Señora y Puñales, que pusieron a bailar la sala CUBEC! desde el minuto uno con la envolvente energía de sus DJ sets. Después llegaba el turno de disfrutar del directo de una de las artistas del momento, Metrika, que hizo vibrar a los asistentes con su mezcla de trap, electrónica y malianteo, y en el que Euskoprincess se subió al escenario para cantar juntas la ya convertida en himno Totaína.
Con algo de retraso con el objetivo de que entrase a tiempo todo el público, las luces se apagaban para dar comienzo al concierto que marca el punto y final de todo un movimiento. Chill Mafia salían al escenario con algunos de los temás más nuevos del repertorio (La del perro, Puta Ripagaña y Txintxo) arrancando así las más de dos horas en las que la diversión y la emoción fueron las absolutas protagonistas. Como ya adelantaban en el anuncio del evento, la cuadrilla más canalla de Iruña no entendía esta despedida de otra manera que no fuese rodeada de los amigos que los han acompañado en todos estos años, y los primeros en subirse a las tablas del BEC fueron Arepas para compartir Hey Babylon. Tras un tramo en el que hubo lugar tanto para algunos de los principales hits de la banda como para canciones de la faceta de Ben Yart en solitario, los próximos amigos en salir fueron Mirua para cantar juntos su colaboración Basakabi. Tampoco podían faltar otros habituales del grupo como Nerve Agent, y hubo momentos más íntimos, como la jota con la que Flako Fonki, de la mano de Amets Aranguren y Olaia Inziarte, sorprendía logrando el silencio y la atención de todo el recinto. Todo ello, por supuesto, abrazados por un entregadísimo público que no quería perderse este inolvidable adiós.
La segunda parte del recital emprendía con uno de esos temas para los seguidores más tempranos, KOLAKAO, y la implacable colaboración con Hofe, BARKHATU. Continuaron sin descanso con canciones de todas sus épocas y llegó el gran fiestón con Euskoprincess, La Txama, Nueve Desconocidos y la vuelta de Hofe al escenario. Flako y Kiliki anunciaban que llegaba el final y, con la elección impecable de setlist (en el que también colaboró TOC) que generó saltos y lágrimas de emoción a partes iguales, los de Pamplona - Iruña se despedían definitivamente de esta etapa colectiva haciendo vibrar a cada espectador, y con ojos brillantes y abrazos que dejaban claro que la banda termina, pero no la amistad. El homenaje a las raíces que ha supuesto desde el principio su trayectoria no podía acabar con otro tema que no fuese 3104, que sonaba en directo por última vez con la Chill Mafia y sus secuaces encima del escenario. Un final diez para una banda inolvidable.
Fin de fiesta
Volviendo al mood de dulce despedida, la gran ovación dio pasó a la fiesta que prometían y cumplieron sin fisuras: Soundclash (Bichos Raros VS Tronis VS Katza VS Puñales VS Señora), Brava y Bichos Raros B2BS pusieron la mejor banda sonora a las más de cuatro horas de fiesta con la que se celebró la carrera de uno de los proyectos más esperanzadores e interesantes de los últimos años, que continuará dando grandes frutos con las carreras en solitario de algunos de sus inquietos miembros.
El concierto del viernes marcaba el fin de una etapa y el culto a una de las bandas más determinantes del nuevo rumbo del panorama musical de nuestro tiempo, además de una nueva muestra de que las cosas se pueden hacer de otra manera; sin más necesidad que la autenticidad y el talento. Agur eta ohore.