En febrero del año que viene la tienda de confección y ropa de hogar Belzunegui cumplirá 125 años, pero tras el mostrador no estará nadie de la familia, ya que José Luis Belzunegui Apezteguía, tercera generación, se jubilará el próximo 31 de diciembre poniendo fin a una saga familiar que comenzó su aitetxi y continuó su padre Alberto. El negocio continuará, pero gestionado por dos hermanas de Elizondo ajenas a la familia. 

Durante todo este tiempo, la tienda, una tienda ‘de toda la vida’, ha sido uno de los latidos comerciales y sentimentales de Elizondo. Fundada el año 1901 por Tomás Belzunegui Mendive, el pequeño comercio familiar ha sobrevivido a guerras, crisis, cambios de época y a dos inundaciones (la histórica inundación de 1913 y la del 2014) en la capital baztandarra, convirtiéndose en un lugar donde varias generaciones del valle han comprado, conversado y creado recuerdos.

Inicios

Era el año 1901 cuando Tomás Belzunegui abrió el negocio, lo hizo en la casa Vergarenea y en un primer momento no solo vendía telas y tejidos, sino que también ofrecía muebles y más adelante confección. Posteriormente, el año 1912, el negocio se trasladaba a un local de la calle Jaime Urrutia nº 15, con entrada también por la calle Santiago (actual carnicería Barritua12) y al poco de abrir la nueva tienda sufrió la terrible inundación del 2 de junio de 1913. “Se quedaron arruinados, y tardaron mucho en levantar cabeza” comenta José Luis y añade que en la tienda antigua "había una marca en la columna que marcaba hasta donde llegó el agua".

Poco a poco fueron saliendo adelante y curiosamente los años buenos de la tienda “vinieron después de la Guerra Civil, cuando empezó la II Guerra Mundial, ahí levantaron cabeza, porque los franceses venían y compraban lo que había, y aquí lo difícil debía ser conseguir genero, no venderlo, estaba todo vendido”. 

El abuelo murió en 1931, dejando 14 hijos, de los 16 que tuvo de familia, y entre ellos Alberto Belzunegui Meaca, el padre de José Luis, “era chaval, tenía 19 años y una caterva de hermanos pequeños. Se hizo entonces cargo de la tienda hasta que murió con 88 años, en aquellos tiempos se seguía trabajando igual” cuenta José Luis.

Entre las anécdotas o curiosidades de la tienda comenta que su padre le solía contar que "la hija de Valle Inclán era clienta, porque solían veranear en la casa Jarola de Elbete" y recuerda también "que Dolores Redondo nos nombra en su novela El Guardián Invisible, porque compraban la ropa en Belzunegui, no hizo mucha ilusión".

Última etapa

Y llegó la hora de la tercera generación familiar, y tras acabar la mili el año 1982, con 21 años, José Luis Belzunegui junto a su hermana Begoña, que trabajó con él como socia 30 años y ya jubilada, se hicieron cargo del negocio y el año 1999 el local cambió de ubicación a su lugar actual en la calle Jaime Urrutia, nº 44.

“Se me han pasado casi 44 años trabajando en la tienda sin darme cuenta, no era consciente hasta ahora. Es un trabajo agradable por el tipo de clientela que es, gente estupenda, me queda un recuerdo buenísimo” asegura con emoción y añade que “la relación con el cliente es de amistad, no he tenido un problema con un cliente nunca”.

José Luis Belzunegui Apezteguía en el escaparate de la tienda. Ondikol

"La relación con el cliente es de amistad, no he tenido un problema con un cliente nunca”

También ha tenido momentos difíciles, como la crisis de 2007, “una época de bajón” y la inundación del 4 de julio de 2014 que “nos hizo un destrozo tremendo, pero ya teníamos seguros, era distinto a la inundación de 1913, estábamos cubiertos”.

Comenta sobre la importancia de las tiendas en los pueblos, “creo que nos beneficia estar lejos de Pamplona o San Sebastián, en Elizondo el comercio tiene vida, y se nota mucho el turismo también”.

Dos cosas le hubieran hecho ilusión, “aguantar hasta febrero para cumplir los 125 años familiares, pero como entra gente nueva hemos hecho un año natural por el papeleo” y también “no haber cogido nunca la baja, pero este año he cogido la baja por primera vez en mi vida, estuve 20 días de baja, ya no puedo decir que nunca la he cogido” comenta con un carcajada.

Ahora tras la jubilación a final de año, le gustaría mucho viajar, “tengo los hijos fuera, me gustaría visitarles de vez en cuando sin prisas, antes siempre iba con prisa porque había que venir a la tienda, y ahora será sin pensar en calendarios”. 

Su hijo Alberto Belzunegui Moreno, 28 años, reside en Alemania, es trombonista de orquesta y compagina dando clases en un conservatorio, y su hija, Paula Belzunegui Moreno, 29 años, vive en Suiza y es pianista del grupo Helix Trío que el próximo 6 de diciembre, Día de la Constitución, actuará invitada en el Congreso de los Diputados. 

Nueva etapa

A partir del año que viene, dos hermanas de Elizondo cogerán la riendas de establecimiento, algo que al último de la saga le alegra mucho, “seguirán con el mismo nombre y espero que les vaya muy bien. Al menos que no se cierre, es bueno para todos, para el pueblo que haya tiendas es bueno, que haya vida, un pueblo sin tiendas se queda muerto” y con una sonrisa asegura que “vendrán con nuevas ideas y seguramente la tienda mejorará”.