Arturo Pérez-Reverte presentó ayer en Madrid su novela Misión en París, con la que recupera a uno de sus personajes más icónicos, coincidiendo con en el 30 aniversario de su primera aparición y 14 años después de la última entrega: “Escribiendo Alatriste me reconcilio con España”, recalcó.

El escritor asegura que los españoles del siglo XVII eran “tristes, puteados, engañados, manipulados”. “Antes y ahora. Siempre en nuestra historia. Pero cuando aparece una dana, una epidemia, una pandemia, unos fuegos, ese español se levanta, se levanta con su manguera, o su jeringuilla, o su pala, para el barro, y va para allá. Porque eso es lo bueno que tenemos. Entonces, fíjate. Que los héroes están ahí, ¿no? Están en el barro, en la calle, todos los médicos, todos los bomberos, y siempre hay eso. Eso es lo que a uno le reconcilia con España. Y Alatriste es eso”, reflexionó.

Rechazada por los extremos

Asimismo, señaló que la novela, que verá la luz este miércoles 3 de septiembre, ha sido acogida “todavía ahora con rechazo por dos extremos muy interesantes: la extrema izquierda y la extrema derecha”.

La historia de Alatriste está enmarcada en el Siglo de Oro español, una época de la que, según asegura Reverte, “el franquismo se apropia”. “Se apropia de los mitos historicos españoles, los tercios, Flandes... utiliza la parte real luminosa, pero oculta la parte oscura”, precisa. Asimismo, afirma que “cuando llega la democracia, esta comete el error de arrinconarlo en vez de limpiarlo”.

“La derecha ha heredado la palabra España que la izquierda por su estupidez negó”, dice el autor, quien subraya que él “no tiene ese complejo” y que su personaje pretende ayudar a que los españoles “entiendan” de donde vienen.

También admite que ha sentido mucha presión por parte de sus lectores. “Algunos lectores me han insultado públicamente por no publicar más Alatriste”, relata y se defiende explicando que aunque este personaje “resultaba demasiado solvente”, sentía que “tenía otras historias que contar”.

Aun así, asegura que se refiere a él “como un amigo”. “Veo su figura en la barra del bar conmigo, tomándose una copa. No es alguien a quien odio. No quiero matarlo”, afirma, añadiendo que “si tiene tiempo”, su personaje “volverá”.

Por otro lado, preguntado por los ataques a periodistas en Gaza, el novelista quiso mantenerse al margen. “Si respondo a eso titularéis por ahí y no quiero eso”, contestó. Aun así, manifestó que “como antiguo periodista” le causa “ira”.

El autor confesó estar “más orgulloso” de sus personajes femeninos que de los masculinos. Asegura que “el héroe del siglo XXI es la mujer, el hombre ya ha sido exprimido y ahora es la mujer la que nos da sorpresas narrativas y sociales”.