No hace ni diez días desde que Carlos Bardají regresó de su 61ª misión humanitaria en Senegal y ya ha hecho de nuevo las maletas para volver este viernes al país africano. “En el puente foral tenemos una nueva expedición y yo siempre viajo unas semanas antes para poner a punto todo y reclutar a pacientes a los que operar”, relataba este jueves Bardají, de 71 años, poco después de que se diese a conocer que ha sido distinguido como la Persona Voluntaria de Navarra 2025, un premio que considera “un orgullo” pero que matiza que “es un reconocimiento colectivo para todos los equipos con los que he trabajado”.
El galardón se lo entregarán en una ceremonia el próximo 27 de noviembre y al día siguiente pondrá rumbo a la región de Vélingara, al este de Senegal, junto a un equipo de 17 sanitarios voluntarios para operar a niños y niñas con malformaciones congénitas, tumores o secuelas por quemaduras o accidentes.
“En esta próxima misión humanitaria vamos a superar las 2.000 intervenciones. En Senegal la sanidad es de pago y una operación de una hernia puede costar en Dakar, la capital, unos 500 euros, pero el salario medio de las familias es de unos 75 euros al mes. Entonces los padres no pueden permitirse la operación que necesitan sus hijos”, relata el cirujano.
Inicios en el Sáhara
Su trayectoria en el mundo de la cooperación se remonta a principios de los 2000, cuando viajó a los campamentos saharauis de Tinduf para operar a menores refugiados y posteriormente participó en su primera expedición a Gambia para intervenir a niños con paladar hendido.
“Después de aquello decidí con un amigo, que ya falleció, organizar una expedición a Senegal, un país democrático y estable, y así fue como nació la ONG Hope & Progress”, comenta Bardají, que con la de diciembre serán ya 62 misiones humanitarias las que este cirujano pediátrico ha liderado en el país africano. Según explica, la ONG realiza tres expediciones al año, “a las que yo sumo otras tres a título individual para realizar todo el trabajo previo para que cuando lleguemos con el equipo nos dediquemos a operar”.
Y es que más allá de las intervenciones, las misiones humanitarias que realizan tienen detrás un ingente trabajo logístico para que todo salga bien. “Primero hay que hacer una labor previa de contacto con las autoridades y, tras presentarles el proyecto, tenemos que hacer un montón de papeleo para que el ministro de Sanidad de la región a la que vamos nos conceda una carta de misión, que es la autorización que necesitamos. El siguiente paso es buscar los vuelos y después hago un viaje en solitario para buscar pacientes a los que operar, porque allí no hay listas de espera”, relata Bardají.
16 operaciones diarias
Todo ello para tener a punto todo para la semana de la expedición, en la que operan entre 14 y 16 niños al día. “Llevamos dos quirófanos volantes que nos permiten realizar dos intervenciones a la vez, por eso siempre llevo dos equipos completos: con anestesistas, cirujanos, enfermeras y auxiliares, todos ellos voluntarios. Operamos de 8.00 a 19.00 horas sin descanso. Todos llevamos preparado un bocadillo pero cada uno se lo come cuando puede”, detalla el cirujano, que destaca la gratitud de las familias tras las operaciones: “Las miradas de agradecimiento de las madres lo dicen todo y muchos abuelos, que saben inglés o francés, vienen a darnos las gracias, porque mejoramos la calidad de vida de sus niños”.