El año pasado publicó ‘Arga’ y ahora está de vuelta con ‘Azul’. No ha perdido el tiempo…
–No me quedé demasiado vacío al terminar lo de Arga. Cogí un poco de aire y el año pasado, por estas fechas, cuando empezó el frío, me metí en casa y me puse a tope con estas canciones.
El disco aborda un montón de temas. ¿Hay algo que lo unifique conceptualmente?
–Creo que sí que hay algo que lo unifica y el título va en esa línea de “azul” como estado de ánimo. Este disco tiene un un rollo mucho más sereno que Arga. Como ha pasado tan poco tiempo, no he podido evitar contraponerlo todo el rato con el anterior. Arga era un disco súper colorido y su portada también iba por ahí; era más alegre, más movido. Este disco tiene un discurso más homogéneo. No tenía título hasta el final, pero me fui dando cuenta de que en realidad sí que estaba como bastante homogeneizado en torno a ese discurso, a escribir desde un lugar más tranquilo, como diciendo: “Está todo bien, pero tampoco para tanto”. Este disco es azul.
¿Qué significado le da al color azul?
–Al principio pensaba llamarle The Blue, porque en inglés es como un sinónimo de tristeza. También está la referencia del blues, de toda la discografía de Blue Note, con el jazz... Era como si estuviese haciendo mi versión de eso, mi versión del Kind of blue. Estaba todo el rato jugando con esas historias, con todo lo que simboliza el azul, esa tristeza, esa serenidad, ese equilibrio. Luego pensé que no tenía sentido poner un título en inglés si no digo nada en inglés. Y se quedó en Azul. Se lo comenté a algún colega y me dijo que molaba. A nivel sonido, Arga tenía temas bailables, era un poco más funky, y este ya se apoya en otras armonías más jazzeras. Está más reposadito.
Eso que ha dicho de que todo está bien pero tampoco es para tanto me ha recordado a una frase del disco: “No tengo sueños, tengo sueño”.
–Es curioso, porque mi vida no ha cambiado prácticamente nada desde el anterior disco, pero supongo que todo lo que fue novedad y me hizo vivirlo de esa manera hace tres años, ahora ya... está bien, pero tampoco es para echar cohetes, ¿no? Este disco es más introspectivo. Es que tampoco me tiene que estar pasando nada especial para seguir haciendo cosas bonitas. Supongo que vas creciendo. Al principio parece que si no te están pasando miles de cosas por día, el día no está guapo, y ahora, prácticamente con que no pase nada malo, el día es brutal. No news, good news (risas). No tengo sueños, tengo sueño.
Oyendo lo que dice, me viene a la mente una palabra que en la música puede estar muy denostada y manoseada: madurez.
–Todo va madurando con el tiempo. Hay un rapero que ya no ejerce, Elsso Rodríguez, de Bilbao, que dice en una canción que está paseando a su abuela en la silla de ruedas y que algunos lo llaman madurez, pero para él es lo que hay. No sé si he madurado. Sí que estoy más tranquilo. Ahora me interesa esto, igual el siguiente disco estoy desatado y voy por otro sitio y parece que he “desmadurado”. Son fases. También la música que escucho ahora es más tranquila. Si ahora me pongo a producir electrónica, seguramente me saldrá la vena de montarme en el ritmo de otra manera.
¿Esa serenidad se puede confundir con tristeza?
–Yo creo que más que tristeza hay introspección, porque para nada veo que sea un disco triste, sino un disco sereno. Yo lo veo más así, porque no estoy triste. Me va todo relativamente bien; en la música considero que me están yendo las cosas guay, y en la vida también. Es simplemente que a lo mejor las mismas cosas ya no te ponen tan contento como antes. No necesito estar riéndome todo el rato, ni estar sonriendo, ni que parezca que me lo estoy pasando bien. Si no estás dándolo todo de fiesta, ya parece que estás mal.
El rap es un género evidentemente urbano. ¿Cómo se lleva hacerlo en la huerta, de la que habla en una de las canciones?
–La verdad es que se lleva bien. Casi todo lo que vivimos hoy en día es urbano, porque casi todo surge en las ciudades. El rock también es urbano. Incluso la música clásica, yo creo que es lo más urbanita que puede haber. Lo de urbano es una etiqueta que se acuñó hace años y es un gran cajón desastre. Con internet da igual que estés al lado de la huerta o que estés en Iruña o en Madrid, el mundo está en las redes. Y aunque esté en la huerta, sigo conectado.
El disco ha salido en vinilo. ¿Dónde se puede comprar?
–O bien en los conciertos, o bien en mi Bandcamp.
Hablemos de los conciertos. En algunas canciones habla de que le piden bajar el caché, de que vale lo que da… ¿Cómo están las cosas? ¿Se racanea mucho con los artistas?
–En general, se regatea. Es algo que con otras cosas no pasa, con el pan o con el café no se regatea. Esta pequeña gira que vamos a hacer ahora está planteada para dar tres o cuatro presentaciones de aquí a final de año en Iruña, que para mí es como la más especial, en Donosti, que ya se ha anunciado… Una vez que pase eso, esperaremos a ver qué va surgiendo el año que viene. Ya hay alguna fecha cerrada. Me apetece mucho presentar el disco, estoy con ganas. Estoy viviendo un buen momento con la banda. Ya he hecho el disco, está la banda lista para tocarlo y vamos a hacer un concierto bonito, de una duración larga. Esto ya funciona alquilando la sala y vendiendo las entradas, que es en lo que estamos ahora, en pegar carteles, en hacer promo, en aparecer en sitios y contarlo. Queremos darle un empujón. Digo nosotros, porque aunque esté hoy aquí yo solo, hay un equipo de gente conmigo: la gente que toca, la gente que diseña, la gente que me está ayudando con todo esto más a nivel oficina…
En Pamplona habrá artista invitado.
–Sí, tocará primero Monsieur Lecrêpe, con quien he grabado una canción en el disco, y también Lawera (Claudia Rodríguez), que también participará en el concierto. Es una reivindicación del tocar en salas. Parece que ahora todo son festivales, y a mí los conciertos de sala, a nivel sonido, a nivel contacto con el público, me parecen mucho más bonitos. Llevamos una banda de cinco, más Claudia y más el técnico. Conmigo somos ocho. Es complicado, ahora se mueven más pequeños formatos, gente sola, un DJ… Pero he hecho un disco muy enfocado en tocarlo con la banda. Estamos preparando un concierto largo, bonito y con muchas apariciones de gente que tenemos en la órbita, que otras veces no puede ocurrir.