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Música

Crítica del concierto de Mikel Erentxun en Baluarte: un repertorio que perdura

Uno de los grandes aciertos de esta gira reside en mutar la piel de las canciones

Crítica del concierto de Mikel Erentxun en Baluarte: un repertorio que perduraIñaki Porto

Le faltó poco a Mikel Erentxun para llenar Baluarte el viernes pasado. No era la mejor fecha, todo hay que decirlo, con media Pamplona celebrando cenas de cuadrilla y empresa. Sin embargo, pocos minutos antes de que comenzara la actuación, la sala principal lucía un ambiente espléndido. A las 20:04 se apagaron las luces y comenzó a sonar la sintonía de la gira, Girl of the North Country, en las voces de dos grandes influencias del donostiarra, Bob Dylan y Johnny Cash. Curiosamente, es la misma canción con la que Duncan Dhu abrió su concierto en aquel mismo escenario, en 2013. En aquella ocasión le acompañaba su hermano de música y vida, Diego Vasallo, que en esta gira ha preferido quedarse en tierra (aunque ha dado su bendición a la misma).

Abrieron la velada con Capricornio, el que fue segundo single de su álbum Piedras. Mikel había dicho que no quería hacer del concierto un mero ejercicio de karaoke, y aunque hay que reconocer que no apostó por un repertorio demasiado obvio, la sombra de Duncan Dhu es tan sumamente alargada que casi todas las canciones fueron coreadas por el público. Siguieron con algunas de esas joyas ocultas que pueblan su discografía, como la guitarrera El día que fue, del excelso Autobiografía, o No dejaría (de quererte), de El duelo, el último trabajo de la banda. Sin prisa pero sin pausa, los clásicos fueron asomando la cabeza. Unos lo hacían con bastante fidelidad a sus versiones originales, caso de Rozando la entendida o Una calle de París, mientras que otros emergían revividos en nuevas sonoridades, como Entre salitre y sudor (entre el country y el rock), o A tu lado (marcada a fuego por el órgano de Mikel Azpiroz).

Uno de los grandes aciertos de esta gira reside en mutar la piel de las canciones, de tal forma que los más fieles las puedan degustar sin caer en la nostalgia estéril, al mismo tiempo que se preserva el alma de las mismas, su esencia más profunda, de tal forma que los aficionados ocasionales puedan distinguirlas, disfrutarlas y cantarlas. Eso, y también dejar abierta la puerta a las sorpresas, como esa inesperada versión de El río del silencio, que Mikel interpretó en solitario, o la de Desnuda, en la que la guitarra de Rubén Caballero suplió las hermosas cuerdas de la original.

CONCIERTO DE MIKEL ERENTXUN

Fecha: 21/12/2025 Lugar: Baluarte Incidencias: Muy buena entrada, sin llegar al lleno. Concierto perteneciente a la gira conmemorativa por el 40º aniversario de Duncan Dhu, con repertorio íntegro del grupo. Hora y cincuenta minutos de actuación. Mikel Erentxun (voz y guitarra), Rubén Caballero (guitarra), Fernando Nerina (bajo), Mikel Azpiroz (teclados), e Igor Telletxea (batería).

Antes de los bises, el inconfundible sonido de las gaitas escocesas inundó Baluarte. Había llegado el momento de regresar a los orígenes, cuando un trío de rockabilly acústico y letras evocadoras sacudió los cimientos de la escena musical española. Y en formato trío salieron, más de cuarenta años después, para despachar con acústica, bajo y batería Casablanca, el primer éxito (todavía underground) del grupo, incluido en su debut discográfico, el epé Por tierras escocesas. Lo que vino después fue, primero, una rareza, la “navideña” Amarga, y después, las cuatro canciones que catapultaron al estrellato a Duncan Dhu. A saber: Esos ojos negros, embellecida con arreglos de seda y terciopelo; Jardín de rosas, cantada a pleno pulmón por el respetable; Cien gaviotas, la canción que en su momento obró el milagro de convertir a tres adolescentes en super estrellas; y En algún lugar, la madre de todos los himnos, con su introducción henchida de épica y su demoledor estribillo. No había más que decir. Con los Beatles sonando por los altavoces, la banda se despedía desde el escenario. Mikel, exultante, bajó al patio de butacas para estrechar la mano de sus incondicionales. Se le veía feliz, satisfecho y emocionado, y no le faltan los motivos. Asegura que esta va a ser su última gran gira. Viendo su estado de forma y lo bien que perdura su repertorio, uno no puede evitar recordar aquella vieja película: Nunca digas nunca jamás.