pamplona - Ha escrito junto a Leticia Dolera los guiones de Vida perfecta, la serie que el ayer se estrenó bajo demanda en Movistar+. También participa en ella como actor. Es un hombre que no para, a pesar de que dice que se encuentra en un momento de crisis vital, quizá por estar a punto de entrar en el año que viene en la década de los 40. Tiene programa de radio, está en El intermedio, está escribiendo la tercera parte de Tadeo Jones y tiene en la cabeza mil y un proyectos. Va de acá para allá y cuando no puede más se larga a Galicia, donde viven los suyos y donde encuentra refugio.

¿Cómo entra usted en la Vida perfecta de Leticia Dolera?

-Ella presentó un piloto en Movistar+ y le dijeron que no. Durante un año trabajó en una biblia sobre esta serie, esta vez se la aceptaron y contó conmigo porque sabía que era guionista y teníamos mucha confianza. Nos metimos con el proyecto y ahora todos podéis tener una Vida perfecta.

¿Un proyecto ideado para mujeres o nos estamos equivocando?

-Nos estamos equivocando. Son tres mujeres las protagonistas, es el faro por el que nos hemos guiado. Pero yo he puesto todo de mí. Toda mi sensibilidad masculina y femenina está puesta a favor de este proyecto. Es una serie que quiere entretener, que quiere emocionar, hacer reír y llegar a partir el alma y el corazón. Esto lo quieren hombres y mujeres. No es un exclusivo de un género o de otro.

Pero hay un género más cercano a las emociones y siempre es el femenino, parece que los hombres se esconden de ellas.

-Pienso que no. Creo que hay muchos falsos clichés. Que tres mujeres sean las protagonistas no quiere decir que sea solo una serie de mujeres. Hay que desprenderse de una vez de todos los prejuicios que hay sobre este tema. Los hombres también nos emocionamos, lloramos y reímos.

Además de guionista es actor. ¿Cómo es usted en Vida perfecta?

-Un personaje secundario. Soy el orientador laboral, trabajo con Gary, la pareja de María (Leticia Dolera), tiene discapacidad intelectual? La verdad es que no sé cómo definir mi personaje sin lanzar un spoiler, pero me da la sensación de que es el que más en paz está en la trama. Vida perfecta habla de vida en crisis, de gente que no está donde quiere estar. Nos pasa a todos en la serie y en la vida real.

¿Una Vida perfecta de personas imperfectas?

-Pienso que la clave está en aceptar la vida que tienes, no la que quieres tener?

¿Eliminamos los sueños? A veces la vida perfecta solo responde a un sueño.

-No. Los sueños no hay que eliminarlos, pero pelear por lograrlos no te garantiza una vida perfecta. Nos ponemos muchas metas, muchos sueños, muchos objetivos? Y si no conseguimos lo que nos proponemos nos sentimos mal, si los conseguimos y no nos sentimos tan felices como pensábamos, también nos sentimos mal.

Vamos, que nunca estamos contentos con nada.

-Pero es por culpa de una sociedad que está basada en conseguir el éxito al precio que sea. Vivimos siempre en el mundo de los sueños, pensando en conseguir cosas a veces imposibles y no somos capaces de ver lo que tienes alrededor. No sabemos convivir con el dolor, solo esperamos convivir con el placer y la felicidad. Eso no es la vida real.

Tener un poco de espacio hedonista tampoco tiene que ser tan malo, ¿o cree que sí?

-No digo que no, pero la vida perfecta es esa soga que nos ponen o esa bola de preso al tobillo y nos hace sufrir. Mi generación se ha criado con una serie de frases que le han marcado: persigue tus metas, persigue tus sueños. Ten una familia. Ten un futuro. Ten un trabajo. Ten un piso. Ten un coche. Se guapo. Se exitoso? Si no cumples todos estos mensajes y los completas con una pareja y con unos hijos, estás condenado a ser infeliz. Esto es lo que dice la sociedad.

¿Usted no está donde quiere estar? ¿Tiene definida cuál sería su vida perfecta?

-Es que yo estoy como los personajes de mi serie, estoy en crisis. El año que viene voy a cumplir 40 años?

¿Y ese cumpleaños que tiene a la vista es su motivo de crisis?

-Pues sí, estoy súper perdido. No sé cuál es mi vida perfecta.

Supongo que la crisis vital no tiene nada que ver con el trabajo, usted no para.

-Todo el mundo quiere más de lo que tiene. Si triunfo en la comedia quiero triunfar en el drama, si triunfo en estas dos cosas quiero que me respeten como cómico.

Quizá a lo que esté diciendo se le llame ambición y no infelicidad.

-Es cierto. Si haces televisión quieres hacer cine, lo que quiero decir es siempre estamos donde no queremos estar. En el aspecto laboral, estoy bastante satisfecho, tengo suerte. Me identifico mucho con el personaje de Esther (Aixa Villagrán). Cuando lo he escrito en los guiones, he puesto todos mis miedos en ella.

Dice que laboralmente podría tener más, pero, ¿de dónde sacaría tiempo?

-Es lo que me dice la gente y tiene razón. Es cierto que estoy a muchas cosas, pero es por el miedo que tenía a no llegar donde quería. Así que diversifiqué mogollón. Comencé a hacer cosas muy distintas. Además, yo me entusiasmo enseguida. Las cosas nuevas me flipan.

¿Cree que él éxito condiciona mucho nuestra felicidad o el estar bien con nosotros mismos disfrutando de lo que tenemos?

-Pues parece que sí. Siempre nos han dicho eso de que el la sigue la consigue. Tú ganas x y puedes vivir con ello, pero si ganas más puede parecer más exitoso. No sé, al final nos agarramos a esos mensajes que nos han lanzado desde pequeños: Si tienes un sueño y te esfuerzas, al final lo consigues. Es mucha presión. ¿Qué te parece?

Un ideario muy americano.

-Encima, no es verdad. Es mentira, tienes que tener un montón de cosas extras: suerte, talento, contactos... Hay un montón de circunstancias que no dependen de ti. ¿Qué provoca esto? Mucha infelicidad.

Quizá más que en la sociedad del éxito estamos viviendo en la del postureo.

-Pienso que está la sociedad del postureo y la más crítica y honesta.

¿Sigue siendo Galicia su refugio?

-Siempre. Allí está mi familia, mi gente es mi apoyo fundamental, sin ellos no sería nada. Al margen de mi amor por Galicia, mi defensa de la cocina gallega, mi pasión por sus paisajes, es mi gente la que me lleva a Galicia una y otra vez, son mi ancla.