Crítica del concierto de Tarque en Zentral: 'Ha vuelto para hacernos arder'

Con las entradas agotadas con varias semanas de antelación, llegaba Carlos Tarque a Pamplona. Es curioso su caso: empezó con M Clan, hace ya más de treinta años, practicando un hard rock muy ortodoxo, aunque, curiosamente, alcanzó el éxito masivo cuando abrieron el abanico estilístico; parece que en solitario está realizando el camino inverso, pues, conforme más va endureciendo su propuesta, más abrumadora es la respuesta de su público, que está llenando todas las salas por las que pasa.

En Pamplona, la noche ofreció todo lo que prometía, ni más ni menos. Sonido crudo y descarnado, potente cono un puñetazo en la boca del estómago. Un muro de electricidad. Una base rítmica seca y machacona a cargo de Coki Jiménez e Iván González Chapo (batería y bajo, respectivamente). Carlos Raya extrayendo magia con su guitarra, como lleva haciendo muchos años al lado de artistas de la talla de Quique González, Antonio Vega o Fito. Y Carlos Tarque rugiendo y pavoneándose sobre las tablas, ejerciendo como ese extraordinario frontman que siempre ha sido. Repasaron los dos discos en solitario del valenciano y apenas hicieron guiños al cancionero de M Clan. Ni falta que hizo. Lo que ahora mismo tienen entre manos es lo suficientemente poderoso como para no necesitar echar mano de viejos éxitos, por gloriosos y conocidos que estos sean.

Sí que incluyeron en el repertorio de la noche dos versiones ajenas: el mítico Helter Skelter, de los Beatles; para muchos, esta fue la canción con la que los de Liverpool pusieron la primera piedra del edificio del rock duro, y eso fue lo que hizo la Asociación del Riff: explayarse con ella, disfrutar de su densidad, regodearse en cada una de sus aristas. La otra pieza que recrearon fue Jealous guy, del Imagine de John Lennon; esta canción ha sido versionada por multitud de artistas, entre ellos, The Black Crowes o The Faces, ambos grupos de cabecera de Tarque, por lo que quizás la conexión venga de ahí. También sonó Maldigo, que en realidad es una versión de la banda Cactus, pero esta ya forma parte de su cancionero, pues la han adaptado al castellano y está incluida de su segundo álbum.

Al margen de eso, un buen compendio a sus dos discos como solista, Tarque y Vol. 2, que están llenos de trallazos. Se centraron, lógicamente, en ese recién publicado Vol. 2, que interpretaron casi en su totalidad. Destacaron Bombas en son de paz, con la que abrieron, el blues pesado y arrastrado de Mar de whisky y Piel de toro, con su fuerte carga de crítica social. En los bises, dos únicas propinas: He vuelto para veros arder, el que fue primer adelanto de su último álbum, y una declaración de intenciones, Aquí es donde nace el rock’n’roll, en cuyo medley central incluyeron el estribillo de Blanco y negro, de Barricada, para satisfacción de la sala, que se puso a corearla de inmediato. Lo decíamos al principio: la noche ofreció todo lo que prometía, y eso, en el caso de Carlos Tarque, es mucho. Ha vuelto para hacernos arder.